
En contextos autoritarios como Venezuela, la represión va más allá de detenciones o censura. Deja heridas profundas, menos visibles, que afectan el tejido social. Estas marcas incluyen la desconfianza, el miedo paralizante, el silencio impuesto y la desmovilización.
El sociólogo Carlos Figueroa Ibarra acuñó "sociedades traumatizadas" para describir esta realidad. Sus aportes son vitales para entender los efectos de dictaduras y conflictos internos en América Latina. Venezuela encuentra en sus ideas herramientas esenciales para la sanación colectiva.
El objetivo es que activistas, defensores de derechos humanos y comunidades hallen caminos para resistir. Permite que puedan sanar y reconstituirse colectivamente ante las adversidades. Figueroa invita a mirar más allá, reconociendo el impacto en confianza y esperanza.
Venezuela, la urgencia de sanar sin condiciones ideales
Muchas sociedades, incluyendo Venezuela, siguen gobernadas por quienes perpetraron abusos. Figueroa propone: no esperar condiciones ideales para comenzar a sanar. La espera solo prolonga el sufrimiento colectivo y retrasa la recuperación.
El trauma no se cura únicamente con una sentencia judicial. La sanación comienza cuando una sociedad se reconoce como sujetos colectivos de memoria, dignidad y futuro. Es un proceso interno que demanda una visión compartida hacia adelante.
Mientras más se prolongue el silencio impuesto, más profundo será el daño a la sociedad. Romper con este silencio se convierte en un acto fundamental de resistencia y recuperación. Es imperativo activar la voz colectiva para reconstruir.
Más allá de la represión visible
Figueroa nos llama a reconocer que la represión también deja marcas indelebles en la confianza. Afecta profundamente el afecto entre las personas y mina la esperanza de un futuro mejor. Estas son heridas que no se ven, pero se sienten cada día.
Sin embargo, es posible revertir esos efectos negativos si se trabaja desde lo colectivo, lo político y lo humano. La lucha no es solo contra el autoritarismo, sino por recuperar capacidades internas. Es un proceso activo de reconstrucción social.
En una Venezuela fragmentada, los aportes de Figueroa son clave. No solo es confrontar el régimen, sino reforzar la capacidad de confiar, de organizarse. Es vital la habilidad de imaginar un futuro diferente.
El poder de la organización colectiva
Por eso, organizarse y cuidarse colectivamente es una forma de sanar, sin exponerse innecesariamente. Esta aproximación fortalece los lazos sociales rotos por la desconfianza. Permite construir redes de apoyo mutuo esenciales para la resiliencia y la reconstrucción.
La capacidad de organización permite a las comunidades transformar el miedo en acción y el silencio en voz. Es la base para construir un futuro distinto, lejos de la fragmentación y el dolor actuales. Este es el camino hacia la reconstitución.
Las recomendaciones de Carlos Figueroa Ibarra, recogidas por Laboratorio de Paz, instan a la acción. Nos invitan a abrazar la sanación colectiva urgente, sin esperar justicia perfecta o democracia. Es crucial iniciar hoy, desde lo colectivo, para revertir las marcas del trauma y avanzar hacia la sanación de Venezuela, reconstruyendo su futuro.