Venezuela es un país asfixiado por más de una década de crisis aguda, resultado además de una descomposición sistemática y sostenida de veinticinco años del sector productivo que comenzó con los famosos: “¡EXPRÓPIESE!” que muchos aplaudieron y con los cuales inició la debacle productiva y económica del país.
Pero la cosa no se quedó ahí, desde tiempo de Chávez luego vino el secuestro de los poderes y pérdida del Estado de Derecho, el deterioro de los servicios por falta de inversión, la asfixia a los empresarios, la falta de políticas económicas que han conllevado a la devaluación total de la moneda con el desfalco que supuso las famosas transiciones a las tres reconversiones monetarias y por ende la pérdida del poder adquisitivo del venezolano.
¿Qué podemos decir de todos los proyectos inconclusos y cuyos recursos se perdieron desde épocas del difunto intergaláctico hasta el gobierno de su heredero? ¡El mayor desfalco a las arcas de la nación!
Si a eso agregamos la falta de seguridad social en la que un tratamiento o recibir atención médica es un calvario que muchas veces termina en la muerte por falta de insumos desde antes de 2012, aunado con la persecución a todo el que se oponga al gobierno, la presión y aniquilación de los medios de comunicación, entendemos que nada de lo que vivimos depende de sanciones o es motivado porque Chevron cesará operaciones en las próximas semanas en el país. Es mentira, porque, aunque el gobierno ha recibido, por citar una cifra reciente, más de 3.100 millones de dólares desde 2022 de la petrolera norteamericana, los problemas que son resultado de las malas políticas de la revolución en nada han mejorado e insinuar siquiera que la culpa es de “las sanciones” sólo puede obedecer a voceros del régimen causante de la crisis o de sus aliados, no importa del color del que se disfracen.
Hoy cuando vemos a dirigentes políticos "opositores" pensar en seguir manteniendo el status quo, y abogar por elecciones tras el robo del 28J y además manifestarse, criticar con vehemencia y valor el corte de dinero que en nada ayudó al venezolano es patético y una muestra de su traición.
En un insulto a la inteligencia y a la memoria histórica del país querer quitar la responsabilidad de la crisis de más de dos décadas a los responsables, a la causa de todos nuestros problemas, porque mientras sean un Estado forajido y además usurpen el poder, serán blanco de medidas para ahogarlos. ¿Funcionan? No, creo que no, pero el problema no son las sanciones, es la permanencia en el poder de la revolución.
El pueblo paga los platos rotos de un régimen que tras veinticinco años lo único que ha traído es pobreza y atraso y una generación política vergonzosa que lo apoya y cohabita sin importar nada. La culpa no es de las sanciones, son lo mínimo que hacen algunos de manera torpe para presionar, las esquirlas que recibimos son consecuencia de esas presiones que se dan porque ellos existen
Sin las sanciones igual seguimos en la pobreza y necesidad.
@fmpinilla