La revocación de la licencia de OFAC a Chevron, que se dio a conocer el 4 de marzo de 2025, responde a una serie de factores clave en el contexto de la situación política y económica de Venezuela. La Licencia General 41A emitida por la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) reemplaza en su totalidad la Licencia General Nº 41, que había sido otorgada en noviembre de 2022. Esta nueva licencia autoriza la liquidación de ciertas transacciones relacionadas con las empresas conjuntas de Chevron en Venezuela, pero impone restricciones significativas.
La Licencia 41A no autoriza, entre otras cosas, el pago de impuestos o regalías al gobierno de Venezuela, el pago de dividendos a Pdvsa o entidades relacionadas con ella, ni la venta de petróleo o productos petrolíferos a países fuera de Estados Unidos. Además, prohíbe cualquier transacción que involucre a entidades venezolanas controladas por Rusia.
Este cambio refleja la postura del gobierno de Estados Unidos, que bajo la administración de Donald Trump había planteado su intención de finalizar las licencias otorgadas bajo la administración de Joe Biden a Chevron, tras acusaciones de que el régimen de Nicolás Maduro no había avanzado en reformas electorales ni en el retorno de migrantes. La revocación de esta licencia es un paso en el contexto de la presión internacional contra el régimen de Maduro, que continúa siendo considerado ilegítimo tras su golpe de Estado en 2024 y la instauración de una dictadura de facto en Venezuela.
El golpe de Estado
El 28 de julio de 2024, Nicolás Maduro perpetró un golpe de Estado al desconocer los resultados electorales que otorgaban la victoria al presidente electo Edmundo González Urrutia con más de 70% de los votos. Este golpe no solo violó la voluntad popular, sino que además se ejecutó mediante una operación de represión violenta que dejó decenas de muertos, más de 2.000 arrestos arbitrarios y la militarización de las calles bajo órdenes directas de Maduro.
El golpe de Estado se consolidó con la participación activa de todos los poderes públicos, lo que despojó a Venezuela de su condición republicana y la convirtió en una dictadura de facto. El ministro de la Defensa, Vladimir Padrino López, desconoció la Constitución al expresar su apoyo incondicional a Maduro el 20 de agosto, violando el artículo 328 que establece la neutralidad política de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana.
El 22 de agosto, el Tribunal Supremo de Justicia certificó actas electorales falsas, avalando así un proceso fraudulento que contravino los artículos 5, 63 y 138 de la Constitución, los cuales garantizan la soberanía popular, el derecho al sufragio libre y la nulidad de toda autoridad usurpada. Esta certificación convirtió al TSJ en cómplice directo del golpe de Estado.
El fiscal general, Tarek William Saab, ha sido pieza clave en la represión, ordenando arrestos sin debido proceso, violando los artículos 44, 46 y 49 de la Constitución, así como tratados internacionales como la Convención Americana sobre Derechos Humanos. Saab ha usado el Ministerio Público como un brazo de persecución política en contra de los disidentes, que son sometidos a torturas y tratos crueles.
Finalmente, la Asamblea Nacional, subordinada al régimen, ha actuado como cómplice al avalar la proclamación fraudulenta de Maduro el 22 de agosto, violando el artículo 138 de la Constitución que establece la nulidad de las autoridades usurpadas.
La instauración de este régimen dictatorial no solo ha destruido la institucionalidad democrática de Venezuela, sino que ha instaurado un estado de terror que anula las libertades fundamentales del pueblo venezolano. En este contexto, los países del mundo tienen el deber moral y legal de no ser cómplices de los crímenes del régimen de Maduro. Comprar petróleo venezolano o establecer acuerdos con su gobierno ilegítimo implica convertirse en parte de una maquinaria criminal que ha instaurado un régimen de terror contra su propia población.
Estados Unidos ha comenzado a tomar decisiones correctas al no renovar la licencia de Chevron, basándose en tres argumentos fundamentales:
- Desconocimiento de los resultados electorales: Maduro no reconoció los resultados de las elecciones del 28 de julio, lo que viola la voluntad popular y constituye la base del golpe de Estado.
- Falta de reciprocidad: La administración Trump ha señalado que Maduro no ha cumplido con los compromisos humanitarios, incluyendo la repatriación de ciudadanos deportados, lo que refleja su falta de voluntad para cooperar con acuerdos internacionales.
- Ilegitimidad constitucional: Aunque este argumento no se menciona públicamente con frecuencia, es la razón más profunda y contundente. Nicolás Maduro no tiene respaldo constitucional para ejercer la presidencia, ya que su mandato se basa en una usurpación del poder tras un golpe de Estado. Según los artículos 138 y 333 de la Constitución venezolana, toda autoridad usurpada es nula y carece de validez jurídica. Cualquier acuerdo firmado por Maduro es ilegal y carece de efecto vinculante para la comunidad internacional.
Edmundo González, aunque denunció el golpe de Estado el 10 de enero, no ha explicado adecuadamente la magnitud de esta ruptura del orden constitucional. Es fundamental que la oposición venezolana y la comunidad internacional comprendan que el golpe de Estado tiene implicaciones legales que inhabilitan a Maduro para firmar acuerdos o representar al Estado venezolano. Cualquier negociación o acuerdo con el régimen de Maduro carece de validez jurídica y convierte a los países involucrados en cómplices de una dictadura que ha cometido crímenes de lesa humanidad.
Operaciones de Chevron en Venezuela y explotación de pozos petroleros
Venezuela posee las mayores reservas petroleras del mundo, con 300.878 millones de barriles (Pdvsa, 2015), concentradas principalmente en la Faja Petrolífera del Orinoco (crudo extrapesado) y otras cuencas como Maracaibo (crudo ligero y pesado). Chevron, como socio estratégico de Pdvsa, desempeña un rol clave en la explotación de pozos en regiones estratégicas, aunque opera bajo limitaciones impuestas por las sanciones, deterioro de infraestructura y crisis económica. Este reporte analiza las operaciones actuales de Chevron, los requisitos para explotar pozos petroleros, el potencial total de pozos en Venezuela (divididos por tipo de crudo) y el impacto económico y laboral de un escenario ideal de pleno empleo frente a la realidad actual (marzo de 2025).
Análisis
- Rol de Chevron en Venezuela
Chevron no solo posee pozos en Venezuela, sino que desempeña un papel activo como operador y socio estratégico en la extracción y producción de petróleo, especialmente en la Faja Petrolífera del Orinoco, una de las mayores reservas de crudo pesado y extrapesado del mundo. A través de empresas mixtas con Pdvsa, Chevron participa en:
- Petroindependencia (34% de participación) y Petropiar (30%), en la Faja del Orinoco, explotando crudo extrapesado.
- Petroboscán y LL-652, en Zulia, con crudo más ligero pero pozos afectados por deterioro.
No actúa como comprador externo, sino que invierte en perforación, mantenimiento y producción, recibiendo parte del crudo extraído, que ha usado para saldar deudas de Pdvsa o exportar (hasta 200.000 barriles diarios tras la licencia OFAC de 2022).
- Cantidad y relevancia de pozos (Marzo 2025)
Chevron opera un número limitado pero estratégico de pozos:
- En la Faja, Petropiar tiene entre 100-150 pozos activos en sus mejores momentos, aunque no todos están operativos por falta de mantenimiento y sanciones.
- En Zulia (Petroboscán), maneja unas pocas docenas de pozos.
- Total estimado: unos pocos cientos de pozos bajo su control o en asociación, modesto frente a las decenas de miles potenciales en la Faja.
Aunque no son "muchos" en cantidad absoluta comparados con el potencial venezolano o sus operaciones en Estados Unidos, su importancia radica en la alta productividad y el valor estratégico del crudo pesado.
- ¿Qué es un pozo petrolero y requisitos para explotarlo?
Un pozo petrolero es una perforación para extraer hidrocarburos de yacimientos subterráneos, como el crudo extrapesado (8-10° API) de la Faja o el más ligero de Zulia. Su explotación requiere:
- Exploración: Estudios sísmicos y geológicos.
- Perforación: Torres de perforación, tubos de acero (casing).
- Extracción: Bombas (ej., "caballitos"), inyección de gas/vapor, separadores, tanques.
- Procesamiento (Faja): Diluyentes (nafta), mejoradores, energía (vapor).
- Mantenimiento: Personal técnico, repuestos (escasos por sanciones), inversión constante.
- Logística: Oleoductos, camiones, puertos, buques.
- Regulaciones: Licencias con Pdvsa y OFAC, medidas ambientales (a menudo incumplidas).
En Venezuela, sanciones y crisis logística limitan la capacidad de Chevron, que opera bajo su potencial.
- Personal por pozo
La cantidad de personas varía por etapa:
- Perforación: 20-50 personas por pozo (temporal: semanas/meses).
- Producción: 2-10 personas por pozo activo (operadores, técnicos).
- Chevron en 2025:
- Planes de perforar 30 nuevos pozos (100-200 personas en total en esa fase).
- En operación (ej., 100-150 pozos en Petropiar), unas 5-10 personas por pozo, estimando 500-750 trabajadores directos, más personal compartido (logística, administración).
En Venezuela, la falta de automatización y deterioro aumentan la necesidad de mano de obra manual frente a países más tecnificados.
Chevron es un actor clave en la producción petrolera venezolana, con pozos estratégicos en la Faja y Zulia, aunque su cantidad es limitada por sanciones y condiciones locales. Explotar un pozo requiere tecnología, personal (20-50 en perforación, 2-10 en producción) e inversión significativa, desafíos agravados en Venezuela. Su enfoque no es la cantidad de pozos, sino maximizar la producción de crudo valioso bajo restricciones.
Estimación de pozos petroleros en Venezuela
Venezuela tiene las mayores reservas probadas de petróleo del mundo, estimadas en 300.878 millones de barriles (según Pdvsa, 2015), con un enfoque en la Faja Petrolífera del Orinoco, que concentra cerca de 90% de estas reservas, principalmente crudo extrapesado. Para estimar los pozos explotables, consideremos:
- Total de pozos potenciales
- Histórico y capacidad: En 2019, Pdvsa reportó cerca de 6.000 pozos conectados a sus plantas mejoradoras en la Faja, pero el número total de pozos (activos, inactivos y potenciales) es mucho mayor. En su auge (2005-2013), Venezuela producía 3 millones de barriles diarios (bpd) con decenas de miles de pozos operativos e inactivos.
- Faja del Orinoco: Alberga 270,703 millones de barriles, y se estima que hay decenas de miles de pozos potenciales. Informes sugieren entre 20,000 y 30,000 pozos existentes (activos e inactivos), con capacidad para más si se invierte en exploración y perforación.
- Otras cuencas: Maracaibo-Falcón (20,330 millones de barriles), Oriental (excluyendo Faja), Barinas-Apure y Carúpano suman unas 30,000 millones de barriles, con miles de pozos históricos, muchos abandonados.
- Estimación total: Considerando el potencial de la Faja y otras regiones, Venezuela podría tener entre 30,000 y 50,000 pozos explotables (activos, inactivos reactivables y nuevos por perforar) en un escenario ideal de máxima capacidad.
- Distribución por tipo de crudo
Basado en las reservas de la Faja (2015) y otras cuencas:
- Petróleo ligero (API > 31°): 1.609 millones de barriles (0,5% de las reservas). Principalmente en Maracaibo y cuencas menores. Estimación: 1.000-2.000 pozos. Históricamente, Zulia tuvo miles de pozos de crudo ligero, pero muchos están agotados o dañados.
- Petróleo pesado (API 10°-22°): 8.299 millones de barriles (2,8%). En la Faja y Zulia (Petroboscán). Estimación: 5.000-8.000 pozos. Incluye pozos existentes y potenciales con tecnología adecuada.
- Petróleo extrapesado (API < 10°): 259.515 millones de barriles (86% de la Faja). El grueso de las reservas. Estimación: 25.000-40.000 pozos. La Faja podría tener hasta 30.000 pozos explotables con inversión masiva, según expertos.
Total aproximado: 31.000-50.000 pozos, con un rango conservador de 35.000 pozos explotables como base para el cálculo.
Estimación de trabajadores en una escenario ideal
Un escenario ideal implica pleno empleo y máxima producción (3-4 millones de bpd, como en el pasado). Calculemos:
- Trabajadores por Pozo
- Perforación: 20-50 personas por pozo (fase inicial, temporal). Con 5,000 pozos nuevos por perforar (hipotético para alcanzar 3 millones bpd), serían 100,000-250,000 empleos temporales.
- Producción: 2-10 personas por pozo activo. Con 35,000 pozos operativos, serían 70,000-350,000 empleos permanentes. Usemos un promedio de 5 trabajadores por pozo: 175,000 empleos directos.
- Indirectos: La industria petrolera genera empleos en logística, refinerías, construcción, etc. Un multiplicador típico es 2-3 empleos indirectos por cada directo. Con 175,000 directos, serían 350,000-525,000 empleos indirectos.
Total estimado: 525.000-700.000 trabajadores (175.000 directos + 350.000-525.000 indirectos) en un escenario ideal.
- Producción ideal
Con 35.000 pozos a pleno rendimiento:
- Pozos ligeros (1,500) a 50 bpd: 75,000 bpd.
- Pozos pesados (6,500) a 80 bpd: 520,000 bpd.
- Pozos extrapesados (27,000) a 100 bpd (con mejoradores): 2,700,000 bpd.
- Total: ~3.3 millones de bpd, alcanzable con tecnología y mantenimiento.
¿Qué se está perdiendo en Venezuela?
En 2025, Venezuela produce ~1 millón de bpd (OPEP, febrero 2025), con ~5,000-7,000 pozos activos (estimación basada en Chevron y Pdvsa). Comparado con el ideal:
- Producción perdida
- Ideal: 3.3 millones bpd.
- Actual: 1 millón bpd.
- Pérdida: 2.3 millones bpd. A $70 por barril (precio promedio 2025), son $161 millones diarios o $58,765 millones anuales.
- Empleos perdidos
- Ideal: 525.000-700.000 empleos.
- Actual: Chevron y Pdvsa emplean ~50.000-100.000 (estimación conservadora, sin datos exactos).
- Pérdida: 425.000-650.000 empleos. En un país de 28 millones, esto equivale a ~2% de la población sin empleo petrolero directo/indirecto.
- Impacto económico
- El PIB petrolero podría ser 25% del total en un escenario ideal (2019: 13.5%). Una pérdida de 2.3 millones bpd equivale a ~7-10% del PIB perdido (usando elasticidades económicas).
- Sueldos: Con un salario promedio de $500/mes (hipotético en pleno empleo), 500,000 empleos perdidos son $3,000 millones anuales en ingresos laborales.
Conclusión
- Pozos explotables: ~35.000 (1.500 ligeros, 6.500 pesados, 27.000 extrapesados).
- Trabajadores Ideal: 525.000-700.000.
- Pérdidas actuales: 2,3 millones bpd ($58.765 millones/año), 425.000-650.000 empleos, y un impacto económico masivo.
Venezuela podría ser una potencia petrolera con inversión, tecnología y estabilidad, pero sanciones, corrupción y deterioro impiden este escenario. ¿Quieres ajustar algo o profundizar?
Chevron es un actor estratégico en Venezuela, pero su operación limitada refleja el subaprovechamiento del potencial petrolero nacional. Con 35.000 pozos explotables, Venezuela podría producir 3,3 millones de bpd y emplear a 525.000-700.000 personas en un escenario ideal. Sin embargo, sanciones, corrupción y deterioro generan pérdidas económicas y laborales masivas, alejando al país de su capacidad como potencia petrolera.
Venezuela necesita urgentemente una acción multilateral que restaure la democracia y proteja los derechos fundamentales de su pueblo. La solidaridad internacional no debe limitarse a declaraciones simbólicas, sino que debe traducirse en sanciones contundentes, aislamiento diplomático y apoyo activo a la resistencia venezolana en su lucha por la libertad.
Les invito a ver el video ¿Está el mundo preparado para la escasez de petróleo ligero? https://youtu.be/GL61BHWiMZU
@estebanoria
