
Me despido, sin ninguna autoalabanza como se pudiera pensar. Por el contrario, cargado de agradecimientos más que necesarios para mi espíritu en estos momentos.
Si algo ha caracterizado este tiempo a la Asociación de Profesores de nuestra Universidad Simón Bolívar es la palabra resistencia. Resistencia al poder de los captores de un país que todo atropellan. Pero, como sabemos, resistir no basta. Así nos hemos dedicado, en plural, a accionar para tratar, solo tratar, dirán ustedes con justa razón, de contener los múltiples embates. De nada me arrepiento en ese accionar que incluyó citas y visitas a organismos nacionales e internacionales: ministerio, obviamente, fiscalía, comisiones varias de la verdadera Asamblea Nacional, ONU, Unesco. Calle. Mucha calle, con estudiantes, con profesores, con la ciudadanía por sus derechos, por los derechos de los profesores y más, por los presos políticos. Infinitas reuniones. Muchas anécdotas que aquí no caben. Todo. Todo.
Y los medios. ¿Cómo no agradecer a los medios? A los siempre tan amables periodistas que atendieron casi a diario nuestros múltiples requerimientos para transmitir los ahogos. Hubo también múltiples errores. ¿Cómo no reconocerlos? Pero la APUSB sigue aquí, incólume. Ahora, finalmente, felizmente, pasa a otras manos, por elección, como siempre hemos querido, luego de pandemia, pospandemia y falta de recursos que nos roban a todos los colegas y no ha habido manera de que entreguen en estos últimos cuatro años. ¿Resistencia? ¿Acciones?
No puedo irme sin reconocer el trabajo del personal al que desde hace cuatro años no se le paga el sueldo, desgraciadamente, ni ningún otro de sus emolumentos: Yurbi, Maythe, Freddy, muchas gracias por todo. Y a los compañeros de nuestra junta directiva de todos estos años prolongados. Especialmente, aunque no únicamente, a Omar Pérez Avendaño, ahora candidato a presidir una nueva junta, Luis Buttó y Pedro Paiva.
En la conformación de esa nueva junta, se me ha pedido no retirarme del todo. Asesorar, apoyar de cerca, un cargo, el último de la lista, entre honorífico y simbólico, en el que me postularon. He aceptado esa postulación. Y allí estaré gane o no, a la disposición.
¿Ha sido un honor presidir al gremio de los profesores de la USB, como suele decirse en las despedidas? Un honor y un inmenso gusto servirles, haberles servido, en voz, en pensamiento, en imagen.
Por cierto, ya concluyendo, el presidente de la APUSB integra el Comité Ejecutivo de la FAPUV. Hagan allí las también tan deseadas elecciones. Se trata de la legitimidad indispensable. Este ruego ya llevo años efectuándolo a lo interno, demasiados años.
Ni hablar de las más que indispensables elecciones rectorales en la USB. Entre las calamidades de las universidades y la educación, actualmente, están las autoridades que nos impusieron, vía CNU. Urgen esas elecciones en todas las universidades, más allá de la UCV. Urgen. Aunque, un absurdo, un aparte, en estos días, increíble, impensable, la filial del Litoral deslució invitando a un foro al interino para hablar de autonomía. Solo pensarlo abruma.
En fin, gracias a la vida que me permitió este maravilloso tránsito por aquí. Inolvidable. De mucho aprendizaje con experiencias profundas. Un placer, como también se dice, un gusto grande. Muy grande. Inmenso y prolongado. No más. Gracias.