Apóyanos

De las rubieras de Trump a las guerras arancelarias

Mister Trump, el nuevo Mr. Danger de Doña Bárbara, ha desatado una guerra personal de consecuencias impredecibles con sus rubieras: quiere convertir a Canadá en el Estado 51 de la Unión; amenaza la soberanía de Panamá con la toma del Canal; ha manifestado su plan de comprar Groenlandia; propuso la intervención de la USAID; también […]
  • X
  • Facebook
  • Whatsapp
  • Telegram
  • Linkedin
  • Email
  • X
  • Facebook
  • Whatsapp
  • Telegram
  • Linkedin
  • Email

Mister Trump, el nuevo Mr. Danger de Doña Bárbara, ha desatado una guerra personal de consecuencias impredecibles con sus rubieras: quiere convertir a Canadá en el Estado 51 de la Unión; amenaza la soberanía de Panamá con la toma del Canal; ha manifestado su plan de comprar Groenlandia; propuso la intervención de la USAID; también abrir Guantánamo como un resort para los ilegales e imponer aranceles del 25% de forma unilateral a socios tradicionales como Canadá, México y China, lo que coloca en puertas un conflicto económico con graves consecuencias globales para la economía mundial. Una guerra comercial es un conflicto entre dos o más países o bloques económicos, en esta oportunidad a través de la imposición de aranceles, cuotas o restricciones comerciales a los productos importados del otro país. El objetivo de estas medidas suele ser la protección de la industria nacional, aunque a menudo tiene consecuencias negativas para la economía global, estudiada en el caso del “país pequeño”.

Recuérdese que a la luz de estas provocaciones, el eslogan de la campaña del Sr. Trump  fue Make America Great Again “MAGA” y para ello, la estrategia ha sido pelearse con todo el mundo, sus vecinos, aliados naturales, socios comerciales y no comerciales como la NATO, la Corte Penal Internacional, la Unesco y la OMC, pero no con el tradicional enemigo de la Rusia imperial de Putin.

Trump y su equipo económico han dado muchas declaraciones contradictorias sobre la justificación de los aranceles, lo cual ha dejado a las empresas multinacionales estadounidenses inseguras sobre cómo planificar y a los países extranjeros sin saber a qué se enfrenta.

Teóricamente, como señalan los libros de economía y geopolítica una guerra comercial se produce por razones de proteccionismo y desequilibrio comercial. Trump tiene en parte razón, en la relación comercial con sus socios transfronterizos del TLCAN, Canadá y México, la cual es deficitaria para Estados Unidos, con ambos países, generando un desequilibrio, en la balanza comercial, para lo cual una de las fórmulas para reequilibrar las relaciones comerciales es a través de la imposición de aranceles a costa de la relación política. 

La guerra comercial iniciada por Estados Unidos, en principio dirigida hacia China, reflejan una creciente tensión que podría tener efectos negativos en la economía global, al afectar el comercio, la inversión y los precios para los consumidores, con un impacto significativo en sus relaciones con la Unión Europea (UE).

Los principales objetivos del presidente Trump están dirigidos a cumplir con sus compromisos de campaña, partiendo de: Reducir el déficit comercial; - Proteger la industria nacional, frente a la competencia desleal de otros países y - la renegociación de acuerdos comerciales, al utilizar los aranceles como una herramienta de negociación para obtener mejores condiciones en los acuerdos comerciales existentes y futuros, sin tener en cuenta el costo político internacional.  Por su parte, la UE ha respondido a los aranceles estadounidenses con medidas similares, en un intento por proteger a sus propias industrias, Sin embargo, ha buscado activamente soluciones negociadas para resolver las disputas comerciales, con el objetivo de defender el libre comercio, expresando su gran preocupación por las consecuencias de la guerra comercial iniciada por Estados Unidos.

En esta guerra de las grandes economías, la posición de Venezuela aunque es un productor de petróleo, es un actor marginal, para decirlo en términos petroleros, debido a su compleja situación política y económica, al presentar graves problemas, debido a varias razones: - las sanciones internacionales - las fluctuaciones en los precios del petróleo, con un impacto mucho mayor en las economías de “países pequeños”; - los controles cambiarios y - las múltiples tasas de cambio que ha implementado el gobierno venezolano, distorsionado el mercado y dificultado el comercio internacional, al limitar la capacidad productiva, afectada por la crisis económica.

La compleja situación interna del país, marcada por la crisis económica y política, ha limitado su capacidad para aprovechar las oportunidades y mitigar los riesgos asociados a las tensiones comerciales globales. En resumen, aunque Venezuela no ha sido un actor principal en las grandes guerras comerciales, ha experimentado las consecuencias indirectas de estas disputas.  

Las guerras de aranceles pueden tener efectos negativos en la economía, como inflación, disminución de exportaciones y empleos, y menor crecimiento. En su conjunto produce una pérdida de eficiencia. Desde otro punto de vista, la protección que ejerce el arancel permite a productores nacionales fabricar productos a un mayor coste y obliga a algunos consumidores a dejar de consumir el bien importado debido a su mayor precio. Además, el país que impone el arancel, obtiene un ingreso equivalente al coste impositivo del arancel pagado por los consumidores. Ahora bien, esta transferencia de renta desde el consumidor al gobierno no es una pérdida siempre y cuando haya un gasto público equivalente en favor de los consumidores, que es lo que se supone, se plantearía Trump con “MAGA”. Por otro lado desde los interese del país exportador, este siempre pierde con el arancel al vender menos en el país importador. Por lo tanto, el arancel tiene un coste económico para los dos países, como se estudia en el «caso de país pequeño». 

Las consecuencias de esta guerra están por verse, las sentirán los consumidores americanos en su bolsillo con el aumento de los precios, la reducción del comercio, la reducción del flujo de bienes y servicios, como producto de las restricciones comerciales, la incertidumbre en los mercados financieros y las inversiones con efectos impredecibles, debido a las respuestas retaliativas de sus socios comerciales, lo que podrá desencadenar no la cuarta guerra mundial como algunos pronostican, pero sí una escalada global de los precios en todo el mundo.

Relacionadas