"Si la crisis del humanismo está seguramente relacionada, en la experiencia del pensamiento del siglo XX, con el crecimiento del mundo técnico y de la sociedad racionalizada, esta relación, en las diversas interpretaciones que se dan de ella, constituye también una línea de demarcación entre concepciones profundamente diferentes sobre la significación de esta crisis. El punto de vista que se desarrolla en la discusión sobre las ciencias del espíritu, que tiene una de sus expresiones teóricas ejemplares en la fenomenología pero que en general se vincula con la corriente existencialista presente en la cultura de los primeros decenios del siglo XX (ciertamente también y de manera especial en el marxismo), se puede también llamar una interpretación nostálgica y restaurativa de la crisis del humanismo".
Gianni Vattimo – El fin de la modernidad
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I La educación: horizontalidad de las Zonas Económicas Biotecnológicas (ZEB)
Cuando en pleno siglo XXI, aspectos como la suprageocomunicacionalidad están ampliando los contextos de vida de los seres humanos; y por ende, los sistemas de relaciones políticas, económicas y sociales, y vemos que la transculturización no sólo se convierte en una forma de vida, sino que las llamadas “redes” se han convertido en escenarios que rompen las barreras de la comunicación y se han convertido en herramientas fundamentales para todos los procesos de interacción del conocimiento; pues, es allí, donde la educación tiene que marcar un enorme cambio en sus concepciones curriculares, sobre las cuales, las rupturas de paradigmas no pueden estar matizadas por un simple cambio de modelos o palabras, sino que deben cambiarse todos los ángulos para generar creatividad y operatividad, ambas sobre la base de la reflexión y el dominio lingüístico en lo que sería las nomenclaturas técnicas del prompt, así como el aprendizaje de idiomas, donde el inglés, español, francés y portugués se convierten en fundamentales para la economía del presente y del porvenir, máxime cuando todos estos factores son llamados para iniciar el estadio del cosmoestadismo, hacia una nueva estructura superior geopolítica y geoeconómica.
Desde esa perspectiva, estas nuevas ciudades en el campo de la educación, no ajustan los niveles de la educación por las tradicionales divisiones de menor a mayor en las áreas básicas e intermedias; sino que la constante de aprendizaje está orientada hacia el fortalecimiento de una teoría y praxis que centra lo curricular en los intereses de idiomas, biología, geografía, historia, ciencias, tecnología, (neo)finanzas, matemática, física, química, deportes, turismo, y todas enlazadas con las aplicaciones de inteligencia artificial que mejor se ajusten con las nomenclaturas de contenidos; y es allí donde las ZEB caracterizan sus principales dominios de soportes desde la suprageocomunicacionalidad, y por ende, hacia lo que será el cosmoestadismo, como un estadio superior al capitalismo. O sea, las ZEB tienen la creación y desarrollo de escuelas integradas – no integrales – entre materias, áreas y laboratorios que refuercen los niveles del pensamiento y con sentidos más técnicos que teóricos hacia lo que significan sistemas adaptativos complejos.
En tal sentido, las Zonas Económicas Biotecnológicas (ZEB), están llamadas a ser las pioneras en una educación donde el contenido teórico, pueda emplearse con la autollamada inteligencia artificial (IA), para alcanzar esquemas y estructuras muy distintas para la enseñanza y aprendizaje; es decir, una (auto)enseñanza moldeada tanto hacia los intereses de los educandos, como articulada con las visiones de un mundo que rompió toda una narrativa supeditada por un conjunto de entropías que cumplidos sus ciclos, tiene que ahora ser horizontal, y plasmarse en la neurociencia, para alcanzar objetivos graduales de conocimientos; es decir, no son los grados escolares o universitarios en el plano de la biotecnología los que determinan los niveles de posibilidades del aprendizaje, sino que éstos deben ampliar los espacios reflexivos y creativos hacia la potenciación cognitiva.
II ZEB: un auge para las inversiones y facilitación de los mercados. Un contexto biotecnológico
Otra de las innovaciones de las ZEB está en el uso de los cripto-activos como unidad de intercambio comercial y de inversiones. De hecho, la única ZEB creada en América Latina, como el caso de Próspera, tiene al Bitcoin desde 2024 como su principal factor (neo)financiero, el cual desde ese año hasta la fecha ha tenido un aumento superior al 100% en su tasa de retorno y capitalización. Para entenderlo mejor, si un inversionista colocó 1.000 dólares en bitcoins en 2024 en cualquier espacio de esta ZEB, para esta fecha de 2025 tendría más de 2.000 dólares en cripto-activos; pero en la misma medida, para los trabajadores que hayan decidido colocar sus ingresos en esta fuente de activos.
Igualmente, si valoramos que el crecimiento de los criptoactivos, y con más influencia el bitcoin, dentro de las realidades comerciales y humanas de las ZEB; es una prueba del cómo sujetarse y avanzar conforme con las neotecnológicas que también tienen un papel preponderante en esta forma de realidad financiera; porque son parte de la suprageocomunicacionalidad y más aún del cosmoestadismo; punto sobre el cual Donald Trump ha mostrado claras intenciones de fortalecer este mercado digital; y más aún con una ley en discusión sobre el uso de estos mecanismos de capitalización, sobre cuyas fortalezas en mercados claramente definidos, son de máxima confianza y rendimiento.
De hecho, las dimensiones básicas de las ZEB es que además de sus novedosos facilidades de inversión y mínimos impuestos; es que al ser espacios geopolíticos de máxima autonomía, la construcción de distintas áreas como la neomedicina, la cual se encuentra en constante evolución científica, como por ejemplo la amplitud de los estudios y aplicaciones sobre enfermedades crónicas o longevidad, inversiones que al estar ubicadas en geografías excepcionales, también se convierten en únicos espacios para la vida; entendida ésta última como una forma de incuestionable recuperación humana en conjunción con un máximo de equilibrios ambientales articulados con los principales referentes y descubrimientos neotecnológicos; es decir, la biotecnología.
Así cualquier ZEB, como el caso de Próspera, está convertida en un funcionamiento racional donde la inteligencia humana siempre será privilegiada ante la inteligencia artificial; porque se comprende y reflexiona que la primera orienta y fortalece el pensar y los pensamientos para que la segunda fortalezca las respuestas y alternativas, ante los distintos procesos económicos y sociales del presente, y hacia el porvenir; verbigracia, más que predecir, se busca encontrar los interludios reflexivos que generen una mayor cantidad de probabilidades de bienestar y construcciones científicas más aproximadas ante las interrogantes universales.
Las ZEB se encuentran dentro de aquella categorización de Russell (1975): “La esencia de la ciencia reside en la persecución sistemática del conocimiento” (p. 109); y en tal contexto, la educación – en ciencia e investigación-, las (neo)finanzas y la neomedicina son el oxigonio de la biotecnología.
@vivassantanaj_
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Nota: Investigación en desarrollo. No implica que las personas o instituciones mencionadas se encuentren de acuerdo de manera parcial o total con la opinión del autor.