La decisión en una empresa en temas de su negocio especifico es responsabilidad del administrador; y la consulta, si la hay, cuando la hay, se orienta a evaluar el impacto de la toma de decisiones.
En el caso de gobierno y empresas del Estado, se presenta el doble rol de empleado y de ciudadano con derechos; y cómo ejercerlos en cada caso. Ocurre en la empresa privada cuando los trabajadores son también accionistas de la empresa donde trabajan. En cada rol su participación es diferente.
El caso de las empresas del Estado es más complejo, pues los intereses político-partidistas tienen una influencia que distorsiona los verdaderos propósitos de una empresa. Se confunden los roles de trabajador, ciudadano y miembro del partido.
En nuestro caso venezolano en el cual gran parte de la economía está en manos del Estado, la confusión de esos roles trae aparejada grandes pérdidas, las cuales por tratarse de dineros públicos y sin “doliente” directo, no conducirán a una reacción rápida que les permita recuperarse y recomponerse. Dependerá entonces del perfil de cada gerente publico el tener el compromiso que compense esas situaciones.
Las empresas por definición no son democráticas; podrán ser más o menos participativas según el estilo gerencial y la cultura corporativa; pero las decisiones tienen modelos de participación que acotan con claridad los límites de las responsabilidades.
Y en general las responsabilidades asignadas por leyes o decretos a los gerentes públicos, y por estatutos y resoluciones de junta directiva a los gerentes privados, no son delegables, ni su responsabilidad compartida.
Recomiendo el diseño y divulgación de una arquitectura de roles para cada empresa u organización, de forma tal de no crear expectativas falsas (aunque sean políticamente atractivas y oportunistas) sobre lo que es y no es, se puede y no se puede en términos de participación o “democracia” en la empresa.
Nuestro país necesita de esa claridad de roles para poder canalizar todas las fuerzas y energías en un sentido creador y optimista, dejando fuera falsas frustraciones a las cuales casi nunca se tiene derecho.
Reflexión: El mundo de los negocios le imprime a las empresas y organizaciones un dinamismo y un ritmo que deben seguir si quieren mantenerse y ser exitosas.
En el caso de la empresa privada es más clara la opción, pues a alguien concreto le “duele” en el bolsillo la caída de la productividad, y buscará o no, la participación de los trabajadores, si de esa manera se logra mayor productividad y el consiguiente beneficio para todos.
Desde un punto de vista de negocios, la democracia podría explicarse en términos de la necesidad de los “accionistas” (ciudadanos) de un país de participar en la toma decisiones. Tienen un derecho genuino que ejercen; y lo ejercen en forma indirecta, eligiendo a los administradores y dándoles mensajes de ajuste según algunos mecanismos de participación tales como el referéndum o el plebiscito.
En el caso de la empresa, la “democracia equivalente” es para los accionistas, quienes son los genuinos dolientes de la empresa, y quienes, a través de elecciones, en las asambleas de accionistas, designan a los administradores.
No olvidar que todo proceso de elección o votación dará como resultado ganadores y perdedores (con la excepción de la unanimidad); y los perdedores no se sentirán en línea con los ganadores.
En términos de negocios, ningún administrador permitiría que para las decisiones haya ganadores o perdedores, sino que debe tratar que siempre en la empresa, todos sean ganadores.
Cuidado: Cuando hay grupos altamente cohesionados (por ejemplo, comités de partidos políticos o de empresas) que enfrentan conjuntamente variedad de situaciones, se presenta un fenómeno que les hace perder la perspectiva y el grupo se coloca por encima de las personas, volviéndose vulnerables de la siguiente manera:
- Ilusiones de invulnerabilidad. Sobrestiman la fortaleza del grupo y se sienten más allá de cualquier crítica o ataque.
- Ilusiones de unanimidad. Los miembros aceptan el consenso aun antes de haber discutido el tema, sin comprobar que cada uno realmente está de acuerdo. El silencio se toma como aprobación.
- Ilusiones de moralidad. Sienten que el grupo está por encima de cualquier crítica o reproche por parte de gente externa.
- Estereotipan al “enemigo” como estúpido, débil y malvado. No analizan en forma realista al competidor y sobre simplifican sus motivos y acciones.
- Autocensura de sus miembros. Los miembros evitan comunicar preocupaciones o temores a sus compañeros por temor a afectar el consenso y el estatus quo.
- Temor ante influencias externas. Algunos miembros se toman para si la responsabilidad de asegurarse que el feed back negativo no alcance a sus compañeros, especialmente a aquellos más influyentes.
- Presión directa contra desviaciones. En el caso poco probable que aparezca en el grupo una línea de pensamiento de alerta o preocupación sobre algún tema, otros miembros rápidamente responden con presión para hacer que el potencial “alborotador” vuelva al carril.
Tomado de Groupthink. Organizational Behavior. Northcraft and Neale.
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Lo que no fue noticia (y debería serlo)
- Que no hay que perder de vista que Cristina Kirchner tiene un nivel de rechazo que supera el 80%, y que su futura (y ahora imposible) candidatura era para para ser miembro de la asamblea legislativa de la Provincia de Buenos Aires, o sea… su ciclo se acabó y su hijo no calza los puntos para sustituirla. El kirchnerismo se acabó. Mientras que la Cámpora no tendrá más remedio que buscar otro liderazgo a quien seguir como grupo de choque organizado… que están cerca de ser declarados grupo terrorista.
- Ni que si bien la instalación del blanco en la película Top Gun: Maverick no se parece directamente a la instalación de Fordow en Irán, aunque ambas son instalaciones subterráneas y están relacionadas con el enriquecimiento de uranio, podría considerarse que el perfil de la operación que debería llevar a cabo Estados Unidos, consistiría en un bombardeo de ablandamiento y luego el lanzamiento de las bombas de precisión guiadas de 30.000 libras, las GBU-57, más conocidas como “rompe-búnkeres” o Penetrador Masivo de Artillería (Massive Ordnance Penetrator, MOP). Otra diferencia sería que Fordow está en una zona desértica, mientras la de la película es en montañas con bosques y cercanos al mar.
- O que el ultimátum de Trump a Irán y la única opción de una rendición incondicional, en un entorno donde Trump se niega a revelar sus siguientes movimientos, en realidad pareciera que se trata de algo serio y que Irán terminará perdiendo esta guerra. Me imagino una imagen como la de MacArthur recibiendo la rendición de Japón o los aliados recibiendo la de Alemania.
- Tampoco que sería interesante que el liderazgo empresario sacara un documento proponiendo un plan de rescate de la economía, que le sugiera al modelo chavista cuáles son las medidas que no deberían repetir… y cuáles son las que deberían considerar seriamente. Porque se los siente a la deriva y que las medidas son para salvarse ellos a costa del sector privado. No olviden que para ellos los empresarios somos un “compañero de ruta” desechable cuando ya no les sirvamos… Ah, y van a arrancar con los enchufados… La opción es simple: rebelarse o inmolarse.
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