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Serguéi Lavrov exige la salida de Zelenski, mientras Marco Rubio la de Nicolás Maduro

Aparentemente no tiene relación alguna el intento de paz que busca Donald Trump entre Ucrania y Rusia en el continente europeo con la libertad de Venezuela en su propio continente, pero con un esfuerzo diplomático de la oposición venezolana se podría sugerir que en este proceso en el que hasta ahora solo está ganando Rusia […]
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Aparentemente no tiene relación alguna el intento de paz que busca Donald Trump entre Ucrania y Rusia en el continente europeo con la libertad de Venezuela en su propio continente, pero con un esfuerzo diplomático de la oposición venezolana se podría sugerir que en este proceso en el que hasta ahora solo está ganando Rusia con territorio y la posible salida de Zelenski, Estados Unidos incluya puntos de acuerdo que sean ganancia para Occidente.

Muchos expertos en geopolítica señalan que Trump está aceptando todos los términos de Rusia en perjuicio de Ucrania y Europa, pero le podríamos sumar perjuicios para América si permite que en estas circunstancias Rusia mantenga su influencia con dictaduras ilegítimas como Venezuela, Cuba y Nicaragua.

La solución de la guerra en Ucrania y el fin de la dictadura en Venezuela está en manos de las habilidades de negociación, fuerza y determinación de Donald Trump y Marco Rubio.

Hasta los momentos y a pesar de la relación estrecha y comercial que tiene Estados Unidos con Ucrania, Rusia le está aplicando fuerza militar para lograr sus objetivos. El canciller de Rusia, Serguéi Lavrov, ha declarado: “No podemos dejar a la gente bajo el gobierno del actual régimen de Ucrania”. No dejarán que Volodimir Zelenski y su junta gobierne lo que quede de Ucrania, señales que indican que un acuerdo de paz debe contemplar la salida de Zelenski o de lo contrario es una ilusión; para el canciller con 20 años en el cargo, el presidente actual de Ucrania representa una amenaza.

Los objetivos de Rusia son claros; primero, quedarse con parte del territorio de Ucrania, sobre todo de Crimea que le ofrece acceso al mar Negro y la base naval de Sebastopol; y segundo, imponer en Ucrania un presidente prorruso, igual que lo tienen en Bielorrusia con el dictador Aleksandr Lukashenko. Las fuerzas rusas consolidaron una zona de seguridad dentro de Ucrania, por lo que será imposible a ese país recuperar ese territorio, a pesar de ser Rusia el país invasor. Lavrov busca manipular con sus declaraciones al culpar a Europa de unirse en contra de Moscú, y mostrar constantemente la reducción de la influencia occidental y de Estados Unidos en el mundo; además, según su perspectiva, los chinos y ellos están usando cada vez más pagos no controlados por Estados Unidos.

Sería favorable para nuestro continente, en especial para Venezuela, que en reciprocidad a estas acciones y exigencias rusas se pida a Putin y Lavrov concesiones en igualdad de condiciones, que podría ser la salida de su influencia en nuestro país. Los rusos utilizan a Venezuela en sus planes de seguridad, partiendo con una unidad importante de inteligencia electrónica hacia el norte en la isla La Orchila.

Ucrania y Venezuela no tienen oportunidad alguna de resistir una agresión militar completa de Estados Unidos o Rusia; Zelenski está obligado a negociar para detener la guerra, Maduro actúa como un delincuente con planes para burlar las medidas de presión de Estados Unidos.

Los recientes ataques de Putin a Kiev y de Maduro a la oposición indican que no están tomando en serio a Estados Unidos; Rusia utiliza su poder militar contra Ucrania y mantiene a Maduro aferrado al poder con apoyo directo y tangible.

Marco Rubio podría agilizar los acuerdos entre Ucrania y Rusia a través de acciones concretas sobre los intereses rusos en América, como los que tiene en Venezuela. Tal vez un mayor control sobre los buques que ingresan a comprarle petróleo a Maduro y asegurarse que no van a grupos terroristas y que están pagando los aranceles secundarios impuestos quien los compra.

El secretario de Estado de Estados Unidos sabe que Maduro no es el representante legítimo del país, por eso declaró en su momento: “Maduro jamás puede ganar una elección democrática y él lo sabe, por eso se robaron las últimas elecciones”. Su apuesta con Venezuela no es militar hasta ahora, sino unas nuevas elecciones presidenciales con garantías.

Esperemos que Rubio mantenga su postura y pueda aclarar pronto el tema de su propuesta de repetir elecciones presidenciales en Venezuela, si existe algún plazo; Maduro en términos diplomáticos reales está ignorando completamente a las autoridades de Estados Unidos.

El robo electoral del 28J y el invento del 25M de Maduro no le han dado más poder ni control en el país, mantiene el mismo sistema de siempre rotando los mismos sujetos en diferentes cargos, que lo ayudan con las instituciones a suprimir a quien se le oponga, lo único que aumenta constantemente Maduro es el rechazo de la sociedad.

Para los que seguimos las redes sociales del secretario de Estado sabemos que envió un mensaje contundente cuando culminó la licencia de Chevron, los aranceles secundarios a quien compre petróleo a Maduro y a pesar de estar realizando cambios estructurales dentro de los organismos que dirige en Estados Unidos, la expulsión de inmigrantes y política de visado, siempre tiene el tema de Venezuela en sus prioridades y con un conocimiento profundo de lo que sucede.

Nicolás Maduro es una amenaza para la región, aplica métodos nazis contra el pueblo, tiene vinculación con la narcoguerrilla, el Tren de Aragua y grupo radicales terroristas internacionales enemigos de Estados Unidos.

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