Apóyanos

Para comprender el Acuerdo de Ginebra

“El acuerdo no fue una solución mágica, ni una varita que borró de un plumazo el pasado. Fue, más bien, un compromiso, un primer paso crucial en un largo camino hacia la resolución de la controversia. El compromiso de someter la disputa a medios pacíficos, de buscar una solución justa y equitativa, fue el triunfo […]
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El acuerdo no fue una solución mágica, ni una varita que borró de un plumazo el pasado. Fue, más bien, un compromiso, un primer paso crucial en un largo camino hacia la resolución de la controversia. El compromiso de someter la disputa a medios pacíficos, de buscar una solución justa y equitativa, fue el triunfo silencioso de la diplomacia, una victoria sobre la retórica del conflicto y la seducción de la confrontación. Fue un reconocimiento de que el diálogo, aunque arduo y complejo, era la única vía hacia un futuro de paz y prosperidad compartida”

Por CLAUDIO ALBERTO BRICEÑO MONZÓN

El aire en Ginebra era denso, cargado de la historia de una disputa territorial que había envenenado las relaciones entre Venezuela y el Reino Unido durante siglos. El sol, un testigo impasible, proyectaba largas sombras sobre los diplomáticos reunidos, sus rostros surcados por la tensión de décadas de reclamos y contra–reclamos. En juego estaba la Guayana Esequiba, un territorio vasto y rico en recursos naturales, un territorio que, como un diamante en bruto, brillaba con el potencial de la prosperidad, pero que también destellaba con la amenaza del conflicto.

En una elegante y sobria sala de Ginebra, la magnitud del problema eclipsaba el espacio. Las palabras resonaban, cargadas de una mezcla de esperanza y recelo. Cada frase, cada gesto, se medía con cautela en un terreno minado por la desconfianza. Sin embargo, un tenue resplandor de optimismo emanaba del compromiso de Venezuela y el Reino Unido por resolver pacíficamente la controversia limítrofe. Este compromiso se plasmó en el Acuerdo para resolver la controversia entre Venezuela y el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, sobre la frontera entre Venezuela y Guayana Británica, conocido en la historiografía venezolana como el Acuerdo de Ginebra. Es importante destacar su nombre completo, define claramente su propósito: resolver la controversia territorial sobre la Guayana Esequiba.

Como observaremos más adelante, el acuerdo no fue una solución mágica, ni una varita que borró de un plumazo el pasado. Fue, más bien, un compromiso, un primer paso crucial en un largo camino hacia la resolución de la controversia. El compromiso de someter la disputa a medios pacíficos, de buscar una solución justa y equitativa, fue el triunfo silencioso de la diplomacia, una victoria sobre la retórica del conflicto y la seducción de la confrontación. Fue un reconocimiento de que el diálogo, aunque arduo y complejo, era la única vía hacia un futuro de paz y prosperidad compartida.

En el camino de la Reclamación Esequiba, el gobierno venezolano dio a conocer un nuevo mapa geográfico nacional oficial, el 2 de febrero de 1965, el cual incluía en la frontera Este del país un área rayada que era el territorio de la Guyana Esequiba, bajo la designación de Zona en Reclamación, situado en: la región septentrional atlántica con una costa de 291 kilómetros, al oeste limitaba con los estados venezolanos Delta Amacuro, Bolívar, y con Brasil; al sur Brasil y al este con la colonia Guayana Británica, estableciendo como límite el río Esequibo. Al mes de haberse publicado el mapa, los británicos lo protestaron, ya que para los ingleses la Guayana Esequiba estaba localizada dentro de los territorios de la jurisdicción y dominio de la Guayana Británica. Venezuela, con esa nueva representación cartográfica buscaba:

“…dirigir el sentimiento nacional hacia el despojo territorial que había sufrido Venezuela 66 años antes por la sentencia o Laudo Arbitral del 3 de octubre de 1899, y de esta manera unificar a la población en una sola voluntad, para acompañar al Ejecutivo en un proceso diplomático que buscaba la recuperación del espacio geográfico usurpado. A partir de 1965, el pueblo venezolano, ajeno en su gran mayoría a temas tan controversiales como eran y son los conflictos territoriales–limítrofes, toma conciencia de algo de lo que no se había percatado: podíamos agregar a los 912.050 Km² de extensión de Venezuela de aquella época nada menos que 159.500 Km² de la Guayana Esequiba, Zona en Reclamación o también conocida como territorio Esequibo o Esequibo a secas, pues podían considerarse plenamente venezolanos y que daba lugar de 1.071.550 Km².” (1) (Sureda, 2009, pp.343-344)

El 13 de octubre de 1965, el Congreso Nacional de Venezuela, se reunió en sesión conjunta (Cámara de Senadores y Diputados), por atribución del cumplimiento de los 66 años de Laudo de París de 1899, por lo cual el presidente del senado, para entonces Luis Beltrán Prieto Figueroa, señalaba:

“…que por acuerdo de varias fracciones políticas, ha sido consignado un Proyecto de Acuerdo en el cual se expresaba la opinión del Congreso Nacional sobre la reclamación de Venezuela al territorio de la Guayana Esequiba que le fue arrebatado por el laudo arbitral del año de 1899, y del cual se cumplieron 66 años. Ha estado Venezuela ausente de ese territorio durante ese largo tiempo y quizás un tiempo mayor, porque había sido por Inglaterra en un período anterior. El movimiento venezolano por la recuperación de ese territorio ha ido creando conciencia, y esta sesión de las Cámaras para expresar la opinión venezolana de los representantes de nuestro país, tiene por objeto reafirmar esa conciencia, y más que todo persigue un propósito pedagógico: el de crear en el espíritu de los venezolanos la noción clara y precisa de que le fue arrebatada una cosa que le es propia y que el país tiene el derecho a reclamar” (Gaceta del Congreso de la República de Venezuela, 1965, p.291).

“…que por acuerdo de varias fracciones políticas, ha sido consignado un Proyecto de Acuerdo en el cual se expresaba la opinión del Congreso Nacional sobre la reclamación de Venezuela al territorio de la Guayana Esequiba que le fue arrebatado por el laudo arbitral del año de 1899, y del cual se cumplieron 66 años. Ha estado Venezuela ausente de ese territorio durante ese largo tiempo y quizás un tiempo mayor, porque había sido por Inglaterra en un período anterior. El movimiento venezolano por la recuperación de ese territorio ha ido creando conciencia, y esta sesión de las Cámaras para expresar la opinión venezolana de los representantes de nuestro país, tiene por objeto reafirmar esa conciencia, y más que todo persigue un propósito pedagógico: el de crear en el espíritu de los venezolanos la noción clara y precisa de que le fue arrebatada una cosa que le es propia y que el país tiene el derecho a reclamar” (Gaceta del Congreso de la República de Venezuela, 1965, p.291).

“No encuentro ninguna conexión entre el caso de la Antártica y el de nuestro problema con el Reino Unido. La Antártica no forma parte de la unidad nacional o territorial de varios Estados signatarios de ese Tratado como es el caso de la Gran Bretaña. En cambio, el problema de Venezuela con el Reino Unido en relación con la Guyana Británica se refiere a un territorio que forma parte del Territorio venezolano. Está situado en el límite mismo de la Guayana Británica con Venezuela, no se trata de un territorio de ultramar. Por consiguiente, este problema no puede ser resuelto de la manera del Tratado sobre la Antártida, es un problema que, de no encontrársele una solución satisfactoria, continuará siendo causa de graves fricciones entre Venezuela y la Gran Bretaña y la Guayana Británica” (Gaceta del Congreso de la República de Venezuela, 1966, p.90).

Estas reuniones no fueron productivas en aras de lograr una solución a la problemática, y no es sino hasta febrero de 1966, cuando las comisiones representadas por el ministro de Relaciones Exteriores de Venezuela, el secretario de Estado de Relaciones Exteriores del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte y el primer ministro de Guayana Británica, dando como corolario la firma el 17 de febrero de 1966 del Acuerdo para resolver la controversia entre Venezuela y el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, sobre la frontera entre Venezuela y Guayana Británica, el cual es reconocido en la historiografía venezolana como Acuerdo de Ginebra.

Según Ignacio Iribarren Borges, canciller venezolano del gobierno de Raúl Leoni, el Acuerdo de Ginebra:

“… permitió a los británicos lavarse las manos y dejar a Venezuela que se las entendiera sola con Guyana en la reclamación del Esequibo. Eso no es cierto, a menos que nosotros mismos les proporcionemos el agua y el jabón para que lleven a cabo tal operación de limpieza y despreocupación. El Reino Unido está comprometido a permanecer en la lid como miembro que es del Acuerdo de Ginebra, y mucho podría contribuir a una satisfactoria conclusión si nuestra diplomacia se encargara de recordarle en toda ocasión propicia los compromisos que asumió en Ginebra. No solamente con palabras. Que las trajinadas presiones tienen cabida en nuestros tratos con Londres y muy señaladamente en relación con las negociaciones que varios altos representantes británicos han venido a proponer en diversas oportunidades a nuestro país” (Iribarren, 1983, p.51). 

El elemental punto de vista de que Gran Bretaña aceptara examinar la validez del Laudo significó que los ingleses no habrían renunciado a perseverar la ratificación del mismo y a invocar dicha validez en la discusión; sin embargo, habría desistido tácitamente a demandar su efecto de cosa sentenciada, pues de lo contrario no tendría razón de ser la consideración de la controversia, por lo que convendría invocar la cosa arbitrada y no habría cabida para ninguna otra discusión.

Según Isidro Morales Paúl, la principal falla del Acuerdo de Ginebra:

“… es que conduce a la búsqueda del arreglo práctico de la controversia, siguiendo el procedimiento que señala el artículo 33 de la Carta de Naciones Unidas. Pues bien, la búsqueda de un arreglo práctico es incompatible con la naturaleza de un Tribunal Arbitral, o de un Tribunal de Derecho. Ningún Tribunal busca arreglo práctico, aplica el derecho, exclusivamente o aplica la equidad, si va a decir ex aequo et bono. Lo que no puede buscar es un arreglo práctico. Ese mecanismo podría servir hasta el acto de mediación, porque es compatible con la figura del mediador la posibilidad de sugerir arreglos prácticos. De hecho, la historia de la mediación y de la conciliación está orientada un poco a esa búsqueda” (Morales, 1983, p.212).

El Acuerdo de Ginebra fue un compromiso o un remedio práctico, una solución satisfactoria y efectiva, en aquel momento los gobiernos de Guyana declaraban: demuéstrenos primero que el Laudo es nulo e írrito. Eso se repite, se repite hasta que pasan cuatro años. No se llega a ningún acuerdo; Venezuela ofrece una serie de posibilidades como la exploración y explotación conjunta del territorio en disputa, lo cual no aceptan los guyaneses. Este convenio hasta ahora no ha cumplido sus objetivos en casi medio siglo de existencia, sus negociaciones no solucionaron la problemática; pero no se puede negar que en su momento hace 59 años fue un esfuerzo considerable, que dependió precisamente de la buena fe de las administraciones de Guyana, que sigue pidiendo que se justifique la nulidad del Laudo. Por eso, como se trata de lograr la reparación de una injusticia, demostrada hasta la saciedad con documentos y mapas irreprochables, y con el relato e indicaciones de quienes participaron en aquel Laudo amañado, Venezuela seguirá adelante hasta encontrar la solución equitativa que nos reintegre alguna porción del territorio despojado.

El contenido del Acuerdo de Ginebra fue motivo de discusión en el Congreso Nacional; donde había críticas positivas y negativas del contenido del que a partir de su discusión se transformó en Ley de la República el 13 de abril de 1966, aplicable a nuestra Reclamación de la Guayana Esequiba.

El 26 de mayo de 1966, el gobierno de Venezuela, envía una nota de reconocimiento como nuevo Estado Independiente a Guyana, haciendo reserva sobre los derechos venezolanos al territorio de la Guayana Esequiba. Venezuela, al aceptar la Independencia de Guyana, expresa declarar el regocijo que proviene la colectividad venezolana al ver nacer en territorio sudamericano y sobre antiguos residuos de colonialismo, un nuevo Estado, el reconocimiento del gobierno venezolano hace del Estado de Guyana, no implica por parte de Venezuela abandono o limitación de los derechos territoriales reclamados, ni de ninguna manera afecta los derechos de soberanía que se desprenden de la reclamación surgida de la contención venezolana de que el llamado Laudo Arbitral de París de 1899 sobre la frontera entre Venezuela y la Guayana Británica es nulo e írrito.

El 20 de septiembre de 1966, el gobierno de Venezuela declara en la Sesión Inaugural de la Asamblea General de las Naciones Unidas, a través de su representante Pedro Zuloaga, su voto positivo por el ingreso de Guyana a dicha organización, haciendo hincapié en su política de no renunciar al territorio Esequibo, y de no reconocer el Laudo Arbitral de París de 1899, sobre la frontera de Venezuela y la Guyana Británica; esta misma reserva fue formulada por Venezuela el 21 de junio de 1966 en el Consejo de Seguridad, así como la ratificación de reconocer al nuevo Estado. Desde el nacimiento de Guyana como nación independiente, sus lineamientos discursivos y políticos estuvieron en disonancia con Venezuela. Para efecto de la mayoría de los venezolanos, estos hechos no tuvieron la resonancia ni la trascendencia suficiente, pues, en líneas generales, existió un desconocimiento extendido respecto de lo que sucedía en aquel pequeño y naciente país. El 14 de octubre de 1966, es enviada a la Cancillería venezolana una nota de protesta diplomática del gobierno guyanés, debido a la ocupación de habitantes venezolanos de la Isla de Anacoco en el río Cuyuní. Los términos de dicha nota fueron enérgicos. La respuesta de la Cancillería venezolana fue inmediata, el 18 de octubre, ratificando su plena soberanía sobre la isla de Anacoco: “… es territorio venezolano en su integridad y la República de Venezuela siempre ha estado en posesión de ella” (2). A cuatro días de este hecho el primer ministro de Guyana se dirigía a su nación en un discurso radial y acusaba a los venezolanos de querer bloquear la libre determinación del pueblo guyanés, trayendo como consecuencia el inicio de manifestaciones anti–venezolanas  en la capital Georgetown, las cuales culminaron con el saqueo del consulado venezolano en esa ciudad, siendo arriada y quemada la bandera venezolana, agravios como estos nunca se habían propugnado contra Venezuela en su historia republicana.

En 1967 el gobierno de Guyana otorga a un consorcio anglo–canadiense concesiones para explorar la existencia de yacimientos de petróleo, en pleno territorio Esequibo y en su inmediata plataforma continental. El Ministerio de Relaciones Exteriores de Venezuela, en respuesta a esta circunstancia, formuló oficialmente su debida reserva desconociendo las concesiones otorgadas sobre el territorio y la plataforma continental reclamada por Venezuela (3) y prevista en el Acuerdo de Ginebra en su artículo 5 numeral 1. Ante tal situación, la ofensiva venezolana no se hizo esperar, y el presidente Raúl Leoni, mediante el Decreto Nº1152 del 9 de julio de 1968 (4), declaró el mar territorial de Venezuela en la faja costera que se extiende desde Punta Araguapiche hasta la desembocadura del río Esequibo, disponiendo a la Marina de Guerra de Venezuela el patrullaje de esos espacios acuáticos, que hemos vigilado de forma ininterrumpida, sin la anuencia de Guyana.

Con antelación a la emancipación de Guyana, el gobierno de Gran Bretaña había asentado bajo su amparo todas las comarcas amerindias, y desde 1966, al nuevo país le correspondía velar y salvaguardar por la vida de los pueblos originarios y sus tierras. La revuelta contra el gobierno de Linden Forbes Burnham, en la República Cooperativa de Guyana, que se originó en la región de Rupununi (5), recorrida por el río del mismo nombre, afluente del río Esequibo, al Sur de la Guayana Esequiba, el 1 de enero de 1969, encabezada por campesinos armados con el apoyo de grupos amerindios.  Finalizando el período presidencial de Raúl Leoni del partido Acción Democrática en Venezuela, en su último año de gobierno, se da el alzamiento del Rupununi, donde los pobladores de esta región protagonizaron un levantamiento, pidiendo su anexión a Venezuela o a Brasil. El gobierno guyanés reprimió el levantamiento y acusó al venezolano de impulsar la insurrección, la cual fue sofocada militarmente. A raíz de esta situación se desencadenó en Venezuela una afluencia de opiniones que condenaban o respaldaban la indefensa actitud del gobierno venezolano. Unos recriminaban el desaprovechamiento de dicha circunstancia para anexarse con el consentimiento de la población el territorio reclamado por el país; otros manifestaban su respaldo a la actitud gubernamental. Una intervención militar venezolana en el vecino país hubiera podido dar bases a la intervención de un tercero; que en este caso pudo haber sido de Brasil, vecino directo de la región insurrecta; Gran Bretaña, antigua metrópoli colonizadora; o Cuba, ante la posible apertura de Sur América, países todos cuyas potencialidades bélico–militares eran superiores a las de Venezuela (6).

Transcurridos los cuatro años de funcionamiento de la Comisión Mixta, facultada según el Acuerdo para resolver la controversia entre Venezuela y el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, sobre la frontera entre Venezuela y Guayana Británica, de buscar el arreglo práctico de la reclamación Esequiba, y al no llegar a ningún acuerdo, sus integrantes entregaron el informe final a sus respectivos gobiernos, en donde se conjetura dejaron asentado el trabajo realizado en las cuestiones pendientes. Los informes y actividades de la Comisión Mixta fueron clasificados como secretos.

Referencias

GACETA DEL CONGRESO DE LA REPÚBLICA DE VENEZUELA. Caracas, 13 de octubre de 1965, Nº10

 

GACETA DEL CONGRESO DE LA REPÚBLICA DE VENEZUELA. Caracas, 17 y 24 de marzo de 1966, Nº3-4

 

GACETA OFICIAL DE LA REPÚBLICA DE VENEZUELA. Caracas, 9 de julio de 1968, Nº28.672

 

IRIBARREN BORGES, Ignacio (1983). “El Tratado de Ginebra.” En: Tomás Enrique, Carrillo Batalla (Compilador). La Reclamación Venezolana sobre la Guayana Esequiba. Ciclo de Conferencias de las Academias Nacional de la Historia y de Ciencias Políticas y Sociales. Caracas: Biblioteca de la Academia de Ciencias Políticas y Sociales, N°2 Serie Eventos

 

MORALES PAÚL, Isidro (1983). “Análisis Crítico del Problema Fronterizo Venezuela – Gran Bretaña”. En: Tomás Enrique, Carrillo Batalla (Compilador). La Reclamación Venezolana sobre la Guayana Esequiba. Ciclo de Conferencias de las Academias Nacional de la Historia y de Ciencias Políticas y Sociales. Caracas: Biblioteca de la Academia de Ciencias Políticas y Sociales, N°2 Serie Eventos, 1983

 

Reclamación de la Guyana Esequiba. Documentos 1962-1981 (1981). Caracas: Ministerio de Relaciones Exteriores.

 

SUREDA DELGADO, Rafael. “Venezuela y la Guayana Esequiba” (2009). En: Geo Venezuela 9. Geoestratégica e Integración. Caracas: Fundación Polar.

 

YÉPEZ DAZA, Jacobo (2009). “La Guayana Esequiba.” En: Geo Venezuela 7. Geografía de la División Político Territorial del País. Caracas: Fundación Polar

 


Notas

1 Ubicamos el espacio geográfico venezolano de 912.050 Km² como de aquella época, porque durante el primer quinquenio presidencial de Rafael Caldera, concretamente en 1973, los trabajos realizados por la Comisión Mixta Venezolano–Brasileña Demarcadora de Límites revelaron sobre el terreno características topográficas que ampliaron el territorio patrio en 3.700 km² (Venezuela. Ministerio de Relaciones Exteriores. Libro Amarillo. 1973. Exposición, p.298).

2 Respuesta del Ministro de Relaciones Exteriores de Venezuela, Dr. Ignacio Iribarren Borges, a la Comunicación del Señor Forbes S. Burnham, Primer Ministro de Guyana. Caracas, 18 de octubre de 1966. (Reclamación de la Guyana Esequiba. Documentos 1962-1981, 1981, p.123)

3 El gobierno venezolano se opuso al otorgamiento de las concesiones valiéndose de amenazas de no otorgar más adjudicaciones a las empresas petroleras que operaban en Venezuela, ligadas a las que habían recibido las concesiones guyanesas, este ejerció presión e impidió la explotación de hidrocarburos en la zona en reclamación.

4 Decreto Nº1152 del 9 de julio de 1968, Raúl Leoni, Presidente de la República de Venezuela. En las costas de Venezuela por su diversidad geográfica se demanda el establecimiento de líneas de base recta, por lo que dicho precepto buscó constituir un fundamento jurídico para su trazado; el cual incluye los territorios reclamados a Guyana y expone en su artículo 1: “Se traza la siguiente línea de base recta en el sector de las costas de Venezuela comprendido entre la línea divisoria del Río Esequibo y Punta Araguapiche en el Territorio Federal Delta Amacuro [actual Estado Delta Amacuro]: Desde un punto de coordenadas 9º 27´30´´ de latitud Norte y 60º 52´00´´ de longitud Oeste, a otro punto de coordenadas 8º 26´00´´ de latitud Norte y 59º 34´30´´ de longitud Oeste.” Igualmente el artículo 3 señala: “Se hace expresa reserva de los derechos de Soberanía de Venezuela sobre la zona de mar territorial cuya restitución se reclama de Guyana, es decir, la faja de tres millas de ancho a lo largo de las costas de territorio comprendidas entre la boca del Río Esequibo y la boca del Río Guainía así como las aguas interiores en dicha zona delimitadas por la línea de base recta fijada en el presente decreto.” De la misma forma se aclara que el establecimiento de dicha línea debe hacerse de mutuo acuerdo con Guyana, como lo dice el artículo 4: “La línea de base recta correspondiente a la boca del Río Esequibo será la que se acuerde en su oportunidad, con el Estado vecino.” Y en el artículo 5 se asentaba que los futuros mapas editados en Venezuela debían acoger las disposiciones de esta resolución presidencial. (Gaceta Oficial de la República de Venezuela, 1968)

 5 El Rupununi es una región localizada geográficamente al sur del territorio Esequibo, situada entre los paralelos 2 y 4 de latitud norte, es una zona depresión de origen sedimentario que ofrece condiciones naturales, propias para el desarrollo de actividades ganaderas.

6  “Las llanuras del Rupununi y los alrededores de Lethem tienen una inclinación natural a depender culturalmente de Bonfim y de Boa Vista, ya que existe una continuidad prefecta de ese medio físico, favorable para las comunicaciones terrestres, como las sábanas del noreste de Brasil y las sábanas del Rupununi, a lo que hay que agregar la excelente carretera que construyó Brasil entre Boa Vista y Bonfim, al frente de Lethem y aún por el pequeño ferry que, administrado por Brasil, asegura el paso del río Tacutu que separa las dos ciudades…Esta población quiso secesionarse a favor de Venezuela, pero escogieron para hacerlo una fecha en la que por primera vez el partido Acción Democrática perdía una elección frente al partido Copei y la falta de madurez política llevó a los dirigentes de ambos partidos a creer que ese movimiento era para que Acción Democrática no entregara el gobierno.” (Yépez, 2009, p.770).

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