
A un mes del atentado contra el senador colombiano Miguel Uribe Turbay, la investigación reveló un dato escalofriante: el gatillero no fue un sicario profesional, sino un adolescente de apenas 14 años de edad utilizado por la organización criminal con el propósito de no dejar rastro.
Así lo confirmó el testimonio de Katerine Andrea Martínez, alias Gabriela, joven capturada por su papel en la logística del atentado y quien ha colaborado con las autoridades judiciales.
Fue -según su relato- Élder José Arteaga Hernández, alias el Costeño, el autor intelectual del atentado.
Katerine, de 19 años de edad, aseguró que lo conoció en un bar del centro de Bogotá, donde él le ofreció trabajar como “mensajera” de sus encargos. Pronto comenzó a movilizar armas para hechos criminales, hasta que llegó lo que él mismo describió como una “vuelta grande” que pagaría cerca de 700 millones de pesos, publicó Semana.
¿Cómo reclutaron al menor de edad que disparó contra Miguel Uribe Turbay?
La joven contó que alias el Costeño le pidió específicamente conseguir a un menor de entre 14 y 16 años de edad, sin padres o familiares cercanos, y con antecedentes si era posible, para facilitar su entrega ante las autoridades. “Solo tiene que disparar y entregarse a la policía”, le indicó.
El adolescente capturado por el atentado confirmó esa versión. Desde el momento de su arresto comenzó a colaborar con las autoridades, bajo la condición de que protegieran a su abuela, la única persona que lo cuidaba. Según dijo, alias el Costeño le ofreció 20 millones de pesos colombianos por cometer el asesinato, cifra muy inferior a la que se le mencionó a Katerine.
Pero el menor de edad entendió que no había dinero. “A mí me iban a matar en esa vuelta”, dijo a los investigadores, al reconocer que el verdadero plan era que no saliera con vida.
Así se planeó el crimen
Katerine entregó a la Fiscalía un testimonio detallado. Contó cómo le entregó al menor de edad la pistola Glock -“un juguetote”, según el Costeño- en un carro Spark gris, poco antes del ataque. Ella misma presenció cuando cargaron el arma y escuchó instrucciones: “Todos a la cabeza”, dijo el jefe criminal.
Ni el joven ni Katerine sabían a quién iban a atacar. Les dijeron que los escoltas estaban “comprados” y que una moto o un carro los recogería tras el atentado. Pero eso nunca ocurrió. Tras disparar, el menor de edad quedó abandonado a su suerte.
El testimonio del adolescente fue clave para identificar a alias el Costeño y a otros involucrados, según el medio colombiano. Aunque no aceptó cargos, su relato coincide con el de Katerine.
Ambos dijeron que no sabían que el objetivo era Miguel Uribe Turbay y que los detalles que les dieron fueron falsos: desde el supuesto pago, hasta las vías de escape y el respaldo policial.