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El COI debe enfrentar el regreso del lostest de género

Hasta ahora, las condiciones de acceso a las competiciones femeninas, así como las pruebas de análisis cromosómicos para determinar la influencia de la testosterona en las atletas era responsabilidad de las federaciones internacionales de cada deporte, una situación a la que deberá hacerle frente la nueva presidenta Kirsty Coventry
Por AFP
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Abandonados en los Juegos Olímpicos después de 1996, los test de género regresan al deporte mundial, empujando al Comité Olímpico Internacional (COI) y a su nueva presidenta a abordar este asunto políticamente inflamable y científicamente complejo.

"Protegeremos la categoría femenina", prometió ya en su elección el pasado mes de marzo la zimbabuense Kirsty Coventry, que sucede oficialmente al alemán Thomas Bach.

La doble campeona olímpica de natación se comprometió a poner en marcha un grupo de trabajo para tomar una decisión común sobre las condiciones de acceso a las competiciones femeninas. Si bien el COI delegó desde 2021 esta responsabilidad a las federaciones internacionales.

Pero, ¿tendrá Coventry el tiempo de realizar esas consultas? Las federaciones mundiales de atletismo y de boxeo, World Athletics y World Boxing, acaban de anunciar una tras otra la adopción de test cromosómicos. Eso es algo que ya había previsto en 2023 la federación de natación World Aquatics.

Según estas organizaciones, se trata de condicionar el acceso a la categoría femenina a la ausencia del "gen SRY", situado sobre el cromosoma Y indicador de masculinidad, mediante un test PCR (por ejemplo, una muestra del interior del carrillo).

Durante la Asamblea General de Naciones Unidas, el pasado mes de octubre, la jordana Reem Alsalem, investigadora especial sobre la violencia contra las mujeres y niñas, defendió la introducción en el deporte de esos exámenes, valorándolos como "fiables y no invasivos".

Khelif, señalada por World Boxing

En teoría, los análisis cromosómicos simplifican radicalmente el acceso a las competiciones femeninas. El tema desde hace décadas resulta objeto de diferentes reglamentos y debates científicos y éticos, sobre todo en el COI.

La idea es admitir a los "atletas XX" - según el término de World Athletics -, excluyendo a la vez a las mujeres transgénero y a aquellas que siempre se consideraron como sexo femenino pero presentan cromosomas XY, una de las formas de "diferencias de desarrollo sexual" (DDS) o intersexualidad.

La campeona olímpica de boxeo Imane Khelif, que fue víctima durante los Juegos de París de una intensa campaña sobre su género alimentada por Donald Trump, Giorgia Meloni o JK Rowling entre otros. Se le advirtió explícitamente a someterse a un test.

Falta de pruebas

"Los problemas básicos que llevaron a su abandono siguen presentes: está lejos de ser preciso científicamente como indicador de rendimiento. A la vez es muy nocivo para los deportistas impactados", resume para la AFP Madeleine Pape, socióloga de género en el deporte en la Universidad de Lausana.

El primer problema reside en la falta de estudios que demuestren que una transición de género o que una de las numerosas formas de DDS ofrezca "una ventaja desproporcional" contra una rival XX, siendo el criterio sugerido en 2021 por el COI.

Explicar el rendimiento es tan complejo que esta duda resulta válida para "todas las atletas", destaca Madeleine Pape. Es posible tener cromosomas XY y ser "total y parcialmente insensible a la testosterona", como la especialista española de salto de vallas María José Martínez Patiño. Esta última no pudo participar en los Juegos Olímpicos 1988 y fue la primera en impugnar con éxito los test de feminidad.

Conscientes de esos límites, World Boxing y World Athletics mencionan etapas complementarias tras un test SRY - "perfil hormonal", "examen anatómico", "diagnóstico adicional al criterio del deportista".

"Los test cromosómicos parecen muy sencillos, pero detrás hay mucha complejidad: potencialmente un examen ginecológico muy invasivo o una secuenciación genética cara e inaccesible en numerosos países, todo sin el contexto ético ni la justificación médica", valora Madeleine Pape.

Jurídicamente, el mundo deportivo sigue pendiente de la decisión final del Tribunal Europeo de Derechos Humanos en el caso de la atleta intersexual Caster Semenya, campeona olímpica de 800 m privada de la competición por World Athletics: en primera instancia, el TEDH dio la razón a la surafricana.

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