La crisis política en Venezuela es una situación compleja que se registra desde hace varios años y que afecta múltiples aspectos de la vida del país, incluyendo la economía y los derechos humanos. Desde aproximadamente 2013, Venezuela ha enfrentado un severo colapso económico, marcado por una hiperinflación, la caída de los precios del petróleo (principal fuente de ingresos del país) y malas políticas económicas. Esto ha llevado a una escasez generalizada de alimentos, medicinas y otros bienes esenciales, lo que ha afectado gravemente la calidad de vida de los ciudadanos. Además, la crisis política ha sido intensa, con tensiones entre el gobierno liderado por Nicolás Maduro y la oposición. Las últimas elecciones presidenciales han sido cuestionadas y ha habido denuncias de violaciones de los derechos humanos, represión de la disidencia y falta de libertades democráticas. La situación ha provocado un éxodo masivo de venezolanos, que han buscado refugio en otros países de la región y del mundo, creando una crisis migratoria importante.
Ahora bien, la pregunta sobre si el chavismo es una minoría o una mayoría en Venezuela es compleja y ha sido objeto de intenso debate, especialmente en el contexto de las elecciones recientes y la polarización política. No hay una respuesta única y simple, pues depende de varios factores y de cómo se interpreten los resultados. Aquí nos deslizamos en los puntos clave:
Argumentos a favor de que el chavismo es minoría (o ha perdido apoyo mayoritario):
resultados electorales con baja participación: Si bien el chavismo ha ganado elecciones (como las presidenciales de 2024 según el CNE), a menudo lo hace con una participación electoral históricamente baja. Por ejemplo, se ha reportado una participación de alrededor de 42% en elecciones recientes (e incluso 15% en algunos reportes de las legislativas/regionales del 25 de mayo). Esto sugiere que una parte significativa de la población no vota, y una parte de esa abstención podría corresponder a opositores o ciudadanos desencantados.
Diversas encuestadoras han mostrado consistentemente una ventaja significativa para la oposición (en particular para Edmundo González Urrutia en las últimas elecciones presidenciales de 2024), con el chavismo como una fuerza minoritaria en términos de apoyo directo. Algunos estudios de opinión indicaban que 71,3% de la población deseaba un cambio de gobierno, y que 40% se autodefinía como opositor, frente a 30,6% no alineados y 29,5% chavista.
La grave crisis económica, la escasez de alimentos y medicinas, y la migración masiva, son factores que han erosionado la base de apoyo popular del chavismo. Es difícil mantener el apoyo masivo en un contexto de tales dificultades. Denuncias de irregularidades electorales y abstención como protesta: La oposición y parte de la comunidad internacional han denunciado irregularidades en los procesos electorales. La alta abstención también puede ser interpretada como una forma de protesta o desconfianza en el sistema electoral.
La percepción generalizada, sustentada por encuestas y la observación de la movilización social, es que el apoyo popular directo al chavismo como fuerza política se ha reducido significativamente y que, en términos de simpatía general, podría ser una minoría. Sin embargo, su poder se mantiene a través del control de las instituciones del Estado, su capacidad de movilización organizada y la división de la oposición, lo que le ha permitido ganar elecciones bajo un sistema electoral cuestionado.
Por lo tanto, más que una simple cuestión de "mayoría o minoría" en un sentido democrático puro, la situación del chavismo en Venezuela es la de una fuerza política que ostenta el control del poder estatal, pero cuya base de apoyo popular ha disminuido considerablemente en un contexto de profunda crisis y cuestionamientos democráticos.
Nicolás Maduro juega siempre a la división y la abstención inducida antes de cualquier elección popular. En todos los eventos electorales el discurso de Nicolás persistentemente se mueve en construir la abstención inducida y divisiones de sus adversarios políticos electorales, la prioridad número uno es y será Miraflores. Por ahora, podemos recrear los análisis sobre las variables división y abstención, estas variables se pueden vincular estrechamente con las diversas estrategias que desliza la revolución para lograr su objetivo: mantener el poder central. Son tiempos de precampaña, es axiomático, que el ventajismo estará siempre presente por parte del gobierno.
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