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Derecho, inteligencia artificial y neurociencia cognitiva

  Narra la historia que el Libertador Simón Bolívar afirmó, en alguna ocasión, que “un pueblo ignorante es instrumento ciego de su propia destrucción”, frase con la que el prócer destacaba la trascendencia de la educación y el acceso al conocimiento para una sociedad. Coincido con esas acertadas expresiones. Sólo una ciudadanía alfabetizada puede tomar […]
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Narra la historia que el Libertador Simón Bolívar afirmó, en alguna ocasión, que “un pueblo ignorante es instrumento ciego de su propia destrucción”, frase con la que el prócer destacaba la trascendencia de la educación y el acceso al conocimiento para una sociedad.

Coincido con esas acertadas expresiones. Sólo una ciudadanía alfabetizada puede tomar decisiones responsables para ejercer y defender sus derechos y también para construir un futuro mejor para sí misma; y es por ello que, desde esta columna y de ventanas editoriales y de divulgación, he insistido en la trascendencia de difundir el Derecho pues, para que los ciudadanos conozcan y ejerzan sus derechos, es imprescindible que lo comprendan. De lo contrario, en la ignorancia, se deja el espacio para que la justicia - entendida como “( ... ) la constante y perpetua voluntad de dar a cada uno lo suyo”- pierda su condición de garantía universal para dar paso a un devastado campo carente de Estado de Derecho en el que aquella es administrada por dóciles mujiquitas que, sin cuestionar, obedecen silenciosamente a poderes ajenos a la verdadera tarea de impartir justicia.

Pues bien, hoy, cuando ha transcurrido un cuarto de la XXI centuria, la difusión del derecho cuenta con nuevos aliados en la tecnología y en la ciencia, como la inteligencia artificial (IA) y la neurociencia cognitiva, por lo que, con esa misma intención didáctica que he adoptado, me referiré al tema que indica el título precedente.

El Derecho, resumidamente, puede entenderse como el conjunto de normas, principios y reglas establecidas por una autoridad legítima para crear un orden legal destinado a regular la conducta humana en sociedad y garantizar el derecho, la justicia y la convivencia pacífica, como lo resumía Eduardo J. Couture en su 8º mandamiento: “Ten fe en el derecho como el mejor instrumento para la convivencia humana; en la justicia, como destino normal del derecho; en la paz, como substitutivo bondadoso de la justicia; y, sobre todo, ten fe en la libertad, sin la cual no hay derecho, ni justicia, ni paz”.

Con el avance de la tecnología, se han detectado nuevos instrumentos que lentamente se vienen incorporando al proceso de ejecución y evolución del Derecho, así como su comprensión. Me refiero a dos de ellos, la inteligencia artificial (IA) y la neurociencia cognitiva.

La IA, que pese a que aún no existe una definición universal, Britannica la ha entendido como la capacidad de las máquinas para realizar tareas como memorizar textos largos o multiplicar cantidades complejas a gran velocidad, enfrentando desafíos en áreas que requieren comprensión profunda, creatividad, empatía y juicio humano; y en el ámbito del derecho se viene trabajando a nivel de organismos internacionales, regionales y de entidades regulatorias sobre temas vinculados a la IA y su incorporación al mundo jurídico, lo que ha dado paso a abundante producción de normas de regulación y la edición de literatura relacionada con la toma de decisiones judiciales, como análisis del riesgo de comisión del delito para el otorgamiento de fianzas, la redacción automatizada de documentos judiciales o la implementación de jueces robot o decisiones totalmente automatizadas.

Como se puede observar, se está produciendo un indisoluble nexo entre el Derecho y la IA que repercutirá favorablemente en la libertad, la justicia y la paz y, si a ello se incorpora la neurociencia cognitiva con sus aportes en conocimientos sobre cómo las personas perciben, entienden y toman decisiones sobre temas legales y jurídicos, se facilitará el diseño de herramientas que contribuyan a la difusión del Derecho, al cumplimiento de las normas jurídicas y éticas y  a que la resolución de conflictos sea más accesible y adaptada a las necesidades y capacidades cognitivas de los ciudadanos, lo que, sin duda, simplifica la vida del ciudadano y ayudarle en el conocimiento y ejercicio de sus derechos y, también, sus deberes.

En fin, hoy la inteligencia artificial y la neurociencia cognitiva abren nuevas posibilidades para hacer el Derecho más accesible, eficiente y humano; y puede predecirse que en el futuro será cada vez más interdisciplinario, cuando entendamos cómo pensamos y cómo “piensan” las máquinas.

Difundamos el Derecho en sinergia con la IA y la neurociencia cognitiva.


Fuentes consultadas

- Britannica. https://www.britannica.com/technology/artificial-intelligence
- María Cristina Chen Stanziola/Renzo Cavani. "Inteligencia artificial, sistema de justicia y proceso judicial en Iberoamérica". En: Los desafíos de los sistemas de justicia en Iberoamérica. Santiago Pereira Campos/Giovanni F. Priori Posada (Coordinadores). Publicación con el respaldo del Instituto Iberoamericano de Derecho Procesal, 2025.
- Wikipedia: Neurociencia cognitiva
- ESIC: Inteligencia artificial y derecho
- ESIC: Cataluña digitaliza trámites
- Cumbre Judicial Iberoamericana: Aplicaciones de IA en los poderes judiciales
- QualitAbogados: La revolución de la inteligencia artificial en el Derecho
- UNAM: Inteligencia artificial y neuroderechos
- UCLM: Derecho penal, Neurociencias e Inteligencia Artificial

Instrumento de búsqueda: Perplexity IA.

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