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Análisis de entorno: la Venezuela del mañana y el irreversible declive del chavismo

El chavismo, tal como lo conocemos, ha entrado en una fase terminal de su viabilidad política y operativa. No es un juicio de valor, sino una constatación de la realidad que nos ofrecen los datos más fríos
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Con la acumulación de información de esta semana que terminó el 13 de junio de 2025, hacemos un ejercicio de anticipación y de fe en la capacidad de reconstrucción, basado en las señales que el propio entorno nos arroja. Si bien la oscuridad ha sido prolongada, los primeros rayos del amanecer comienzan a filtrarse.

I. El chavismo: un reloj sin cuerda y las señales de su inviabilidad

Es tiempo de hablar con la franqueza que la inteligencia demanda: el chavismo, tal como lo conocemos, ha entrado en una fase terminal de su viabilidad política y operativa. No es un juicio de valor, sino una constatación de la realidad que nos ofrecen los datos más fríos. Las señales de su inviabilidad son cada vez más evidentes y acumulativas, construyendo un muro de imposibilidad que el chavismo ya no puede escalar.

La resiliencia del venezolano ha sido extraordinaria, pero ha llegado a su límite. La pobreza multidimensional sigue ahogando a más de 80% de la población; la escasez y el deterioro de los servicios básicos (agua, electricidad, gas, salud) no son fallas esporádicas, sino la norma, llevando al colapso de los pilares de sustento interno y el agotamiento social.

La migración, aunque más lenta, sigue siendo una válvula de escape que drena el capital humano del país. La frustración no se canaliza en estallidos masivos, sino en una apatía que es, en sí misma, una forma de protesta y una señal de agotamiento. La fe en el "proceso" ha desaparecido, incluso entre sus bases.

La economía venezolana, en su versión chavista, es un ejercicio de autodestrucción; la inflación, aunque contenida por la dolarización transaccional forzada (ahora mutada en desdolarización forzada) y la contracción del gasto, sigue siendo un castigo. La producción petrolera, golpeada por la ineptitud y las sanciones, es una sombra de lo que fue y se ve incapaz de repuntar sin una inyección masiva de capital y know-how que el chavismo es incapaz de atraer, llevando a la destrucción económica. La diversificación productiva es una quimera, pues el modelo rentista ha colapsado y no ha sido sustituido por nada viable.

La pudrición institucional reflejada en la captura de todas las instituciones del Estado, desde el Poder Electoral hasta el Poder Judicial, ha despojado al gobierno de facto de cualquier legitimidad democrática, lo cual no solo genera desconfianza interna, sino que lo aísla en el escenario internacional. Las fisuras internas, aunque discretas, se gestan entre quienes vislumbran que el barco se hunde y buscan una salida personal, más allá de la lealtad ideológica.

La insostenibilidad de la narrativa y el control, usando la amenaza externa como justificación para el colapso, ha perdido toda credibilidad. La gente vive el día a día las consecuencias de la mala gestión, no de un supuesto bloqueo. La represión, si bien brutal, ha perdido su capacidad de disuadir el descontento silencioso o de generar entusiasmo.

El control social basado en el miedo y la dependencia de las "misiones" ha degenerado en un sistema ineficiente y corrupto.

chavismo
Edmundo González y María Corina Machado durante un mitin en la Universidad Central de Venezuela, el 14 de julio de 2024. Foto: Gabriela Oraa / AFP

II. La Venezuela futura: una visión de reconstrucción bajo Edmundo González y María Corina Machado

Permítanme ahora proyectar, con el optimismo que surge de la posibilidad real, cómo se perfilaría una Venezuela bajo el liderazgo de Edmundo González Urrutia y María Corina Machado. No se trata de una utopía, sino de la hoja de ruta ineludible para la recuperación de un país que ha tocado fondo.

1. Restauración institucional y del Estado de Derecho: el primer paso y el más crucial

La restitución de la independencia de los poderes públicos, la despolitización de la justicia y la Fuerza Armada, y la liberación de los presos políticos. Esto enviará una señal inequívoca al mundo y a los ciudadanos de que la arbitrariedad ha terminado y que se inicia un camino de respeto por la ley y la propiedad. La refundación de la República, no solo en la retórica, sino en la práctica diaria.

2. Reactivación económica basada en el mercado y la confianza

La estabilización macroeconómica como prioridad en la contención de la inflación a través de la disciplina fiscal, el respeto a la propiedad privada y la consolidación de la dolarización como un proceso de mercado, no una imposición o una distorsión a combatir.

Se buscará la convergencia hacia una inflación de un dígito, acompañada de una política monetaria responsable. Lo cual dará paso a la apertura a la inversión, con el retorno de la seguridad jurídica, eliminación de controles cambiarios y de precios, y un marco legal atractivo para la inversión nacional y extranjera.

Se reactivará el sector petrolero con partners internacionales serios y transparentes, buscando un repunte de la producción a niveles sostenibles. Se diversificará la economía hacia la agricultura, el turismo, la tecnología y la manufactura ligera. Y en el caso petrolero, se llevará a cabo una reestructuración profunda, profesionalización, recuperación de la capacidad técnica y operativa, y fin de la corrupción

3. Recomposición social y humanitaria y atención de la emergencia humanitaria

Inmediata apertura de canales de ayuda internacional, recuperación del sistema de salud y educativo, y programas sociales focalizados y eficientes. Reconstrucción del tejido social, promocionando la reconciliación nacional, el respeto a los derechos humanos como pilar fundamental y la creación de oportunidades reales que incentiven el retorno de la diáspora venezolana, especialmente de profesionales y técnicos

4. Reinserción internacional

Venezuela dejará de ser un paria para convertirse en un actor confiable y democrático. Restablecimiento de relaciones diplomáticas con países democráticos, cumplimiento de compromisos internacionales y participación activa en foros multilaterales.

Trump
Fotografía de archivo fechada el 2 de abril de 2025 del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, mostrando una tabla con aranceles aplicables a socios comerciales de Estados Unidos, durante una rueda de prensa en el Jardín de las Rosas de la Casa Blanca en Washington (Estados Unidos). Foto: EFE/ Kent Nishimura

III. El escenario geopolítico: vientos a favor y anclas pesadas

El entorno internacional juega un papel crucial en esta ecuación, con factores que empujan hacia el cambio y otros que intentan resistirlo.

  1. Factores externos positivos (vientos a favor): la postura de EE UU hacia el chavismo es clara y constante: se percibe a la Venezuela tomada por el chavismo como una "amenaza inusual y extraordinaria para la seguridad nacional de EE UU". Es vital aclarar que las sanciones no son una petición de la oposición, sino una decisión unilateral de Washington, fundamentada en la violación de DD HH, la corrupción y el apoyo al crimen organizado.

La llegada de un gobierno democrático en Venezuela abrirá la puerta a un levantamiento rápido y escalonado de estas sanciones, lo que representará un alivio económico inmediato y una señal potente para la inversión. La administración estadounidense estará dispuesta a un apoyo significativo a la transición.

La Argentina actual, bajo una clara orientación democrática y de mercado, se perfila como un aliado natural y un modelo regional de cómo transitar hacia la recuperación económica y la libertad. Su liderazgo puede ser un factor de impulso en el Cono Sur.

En el resto de América Latina, países clave como Colombia y Brasil, que inicialmente tuvieron acercamientos con el chavismo, ahora muestran señales de distanciamiento debido a la inviabilidad del modelo político del chavismo. La creciente violencia política en Colombia también desvía su atención y recursos, y su "pragmatismo" hacia Venezuela se vuelve más condicionado.

  1. Factores externos negativos (anclas pesadas): la postura de China, actualmente con un interés puramente económico -asegurar el pago de la deuda y el acceso a recursos- no es un aliado ideológico y su pragmatismo le llevará a reconocer un nuevo gobierno si este ofrece estabilidad para sus inversiones. No arriesgará su reputación global por un régimen inviable.

O el caso de Rusia, sumida en la guerra de Ucrania, su capacidad y voluntad de apuntalar financieramente al chavismo son limitadas. Su apoyo es más retórico que material, y su peso en la balanza se ha reducido drásticamente.

O el caso de Irán, con sus propios problemas internos y la escalada de conflicto regional (como el reciente ataque de Israel a Teherán del 12 de junio de 2025) los aíslan aún más. Reduciendo su capacidad para seguir siendo un socio relevante para el chavismo (ej. en el suministro de diluyentes o tecnología) y lo obliga a priorizar su propia supervivencia en un entorno muy hostil, que pudiera arrastrar a sus aliados distantes, como el chavismo.

  1. El impacto de la violencia regional y el crimen organizado: la creciente espiral de violencia política en Colombia, impulsada por la persistencia de grupos armados (incluidas disidencias de FARC y ELN), desvía la atención de Bogotá. Esto genera presión sobre Petro, debilitando cualquier acercamiento incondicional al chavismo y empujándolo a priorizar la seguridad interna y el control fronterizo.

La clarificación de mando del tren de Aragua, que muestra en forma cada vez más contundente, de que es comandado por figuras de alto nivel del gobierno de facto venezolano, lo cual es un golpe demoledor a la legitimidad del chavismo.

Esta es una información de inteligencia clave que lo convierte en un actor directo del crimen organizado transnacional, con implicaciones directas en su designación como Organización Terrorista Extranjera por EEUU y ahora también por Argentina luego de la captura de sus jefes locales y la detención de 12 miembros algunos de los cuales se confesaron miembros del tren de Aragua.

Esto los aísla aún más y los expone a una persecución global que va más allá de las sanciones políticas.

América Latina y el Caribe
Fotografía cedida por el Palacio de Miraflores donde se observa al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, en su programa semanal de televisión. Foto: EFE/ Palacio de Miraflores

IV. La resistencia al cambio: ¿cuánto puede soportar el chavismo?

La presión económica de las sanciones, aunque no el único factor, es un ariete implacable que ha estrangulado la principal fuente de ingresos del chavismo, el petróleo, y han limitado su acceso a los mercados financieros internacionales.

La corrupción sistémica, si bien genera riqueza para una minoría, drena los recursos necesarios para mantener el control social básico. El chavismo puede soportar la presión hasta que la suma de los factores externos e internos (económicos, sociales, políticos, militares) genere una masa crítica insostenible.

No hay una fecha exacta en el calendario, pero este análisis sugiere que el margen se estrecha drásticamente.

La inviabilidad ya no es una amenaza futura, sino una realidad presente. El descontento silencioso, la desmoralización de las bases, la presión de la comunidad internacional que ya no negocia con "dialogantes" de fachada, y la fragilidad de sus aliados externos limitan su capacidad de maniobra a cuestión de meses, no años.

La designación como "amenaza inusual y extraordinaria" para EE UU no es retórica, sino una herramienta legal que permite una presión sostenida y multifacética.

V. Escenarios de transición y estimación temporal

La salida del chavismo, aunque inevitable, puede tomar diferentes formas:

  1. Escenario de transición negociada y consensuada: presión internacional (EE UU y otros países claves) combinada con una oposición unida y fuerte, que logra forzar al gobierno de facto a negociar una salida pacífica y un cronograma claro y verificable, con garantías para los actores salientes. Este es el escenario más deseable y, dadas las presiones actuales, el más factible si se mantiene la cohesión opositora e internacional.
  2. Escenario de quiebre interno y colapso: una implosión producto de la presión económica, la fractura de las élites militares o políticas internas, o un estallido social masivo y desorganizado. Sería un escenario más caótico y con mayor riesgo de inestabilidad.
  3. Escenario de presión irreversible a reconocer los resultados del 28 de julio de 2024: el chavismo se ve forzado a dejar el gobierno bajo una presión tal (sanciones, movilización social, observación internacional vinculante) que no puede resistir. Estimación para el arranque del nuevo gobierno, si las condiciones se mantienen y la presión aumenta, es razonable estimar que el nuevo gobierno de Edmundo González y María Corina Machado podría iniciar su mandato en algún momento entre el último trimestre de 2025 y el primero de 2026, tras una transición que se precipite en los próximos meses de 2025.

Recomendaciones

Para el gobierno chavista (que está de salida): aceptar la realidad y priorizar la nación. Ante un escenario de colapso con costos incalculables para el país, la inviabilidad avanza, dejando la única vía pragmática para garantizar cierta estabilidad en la transición, que es aceptar la realidad y abrir canales de negociación serios con la oposición democrática. Prioricen el destino de la nación sobre los intereses personales o de grupo, facilitando una transferencia de poder ordenada. La historia los juzgará; y una salida negociada, aunque tardía, podría mitigar parte de ese juicio.

Para la dirigencia opositora (guiada por María Corina Machado): consolidar la unidad inquebrantable y preparar la gobernanza. La fuerza de la oposición reside en su unidad, ya habiendo dejado en evidencia a los alacranes que no siguen las líneas de María Corina, cuyo liderazgo solo es combatido por el chavismo y sus socios “opositores”. Es el momento de trascender el rol de denunciantes para consolidar una estructura de gobernanza en la sombra, con equipos técnicos multidisciplinarios que tengan planes concretos y detallados para la recuperación de cada sector. La comunicación debe ser un faro de esperanza y confianza, no solo de crítica, conectando con las necesidades más urgentes de la gente. Preparen un plan para la reconciliación nacional que trascienda la polarización. 

Para la dirigencia empresarial (cooptada por el chavismo): un acto de conciencia para la reconciliación, pues el tiempo de las conveniencias ha expirado. Antes de la inevitable transición, les sugiero considerar un acto de profunda autocrítica y responsabilidad histórica:

  • Preparen y publiquen una carta abierta a la nación, donde reconozcan los aciertos y fallas de su postura durante estos últimos años.
  • Expliquen las circunstancias que los "forzaron" a tomar ciertas decisiones que pudieron no haber gustado, detallando las presiones y las condiciones bajo las cuales operaron.

Este no es un acto de justificación, sino un gesto de sincera explicación y búsqueda de reconciliación con la sociedad y con la historia. Solo a través de la verdad y la transparencia podrán aspirar a recuperar la confianza de la ciudadanía y a tener un rol legítimo en la reconstrucción del país que viene.

 

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