El plan de Musk para ahorrar al gobierno un billón de dólares reduciendo “el despilfarro, el fraude y el abuso” ha fracasado dado que oficialmente se considera un ahorro de 175.000 millones de dólares, pero los expertos afirman que la cifra real es inferior. Según la Asociación para el Servicio Público, los ataques del DOGE al personal gubernamental —sus despidos, recontrataciones, uso de licencias administrativas retribuidas y toda la falta de productividad asociada— podrían suponerle al gobierno más de 135.000 millones de dólares . Es posible que el combate de Musk contra la burocracia no haya generado ningún ahorro, y si lo hizo, fue insignificante. Posiblemente ha logrado extender el malestar de cientos de miles de familias de trabajadores de la administración pública y va a generar peores servicios públicos, disminuidos de presupuesto y personal.
Sin embargo, hay un lugar en el que Musk, logró sus objetivos. Destrozó la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) pues se ha eliminado más del 80% de las subvenciones. Según un estudio de la Universidad de Boston, estos recortes han provocado ya 300.000 muertes (Brooke Nichols, 2025).
En las administraciones públicas, además, se vive un periodo temporal de alejamiento del ciudadano y de imagen negativa de la burocracia pública. Así lo atestiguan las encuestas de confianza en las instituciones que sólo se salvan por las excelentes puntuaciones que alcanzan los servicios de seguridad.
La comunicación institucional no funciona o si lo hace es de forma lenta y tediosa. Suele estar a cargo únicamente de la presencia más o menos activa del titular de la cartera o de los gabinetes de prensa de los ministros. Los aspectos más técnicos, aunque preocupen a la opinión pública, no suelen ser objeto de atención o respuesta oficial, excepción de los servicios informativos en materia de seguridad, de los que deberían aprender el resto de los organismos públicos.
Es habitual encontrarse ante una situación considerada noticia cuyo análisis es encomendado, especialmente en televisión y por supuesto en redes sociales, a un experto procedente de una asociación profesional o autor de algún opúsculo al uso, cuando no influencers con unos miles de seguidores, que nos analiza la situación y establece pomposamente la disección y consecuencias del caso.
En el ámbito del gobierno y la administración pública se decanta con claridad un espacio vacío o carente de peso , que en los organismos públicos o no existe o lo es con escasa potencia. Nos estamos refiriendo a los gabinetes de comunicación que se supone auxilian a los responsables en su labor de explicar a la opinión pública los logros, dificultades y avances en el cumplimiento de las promesas electorales y en fin del desarrollo de las políticas públicas.
Grupos de escaso número formados por profesionales, con frecuencia muy competentes a la hora de proteger , desarrollar e incluso extender la imagen del titular del organismo, batallan cada día, después de leer las redes sociales y los medios tradicionales de información, por imponer la visión oficial de las situaciones, con variado éxito, según sea la coyuntura política y la potencia de los medios afines o contrarios a la ideología del titular del organismo.
Con mayor o menor fortuna, estos profesionales realizan diariamente su labor .Hay un aspecto sin embargo que hace trastabillar el edificio público y es el relacionado con los otros elementos derivados de la actuación del organismo, que por su componente técnico o por no ser de actualidad , tienen igualmente relevancia no escasa en la opinión pública.
Una rápida visualización de los medios de comunicación y las redes sociales nos descarga la interpretación de los sucesos o hechos realizada en términos “objetivos” por parte de verdaderos interesados en una dirección determinada, siendo la posición oficial ausente. “Este negocio siempre ha funcionado en base a que la buena información atrae ojos, y esos ojos atraen publicidad. Pero la gente ha descubierto que puedes contar con más ojos mediante el entretenimiento y no con las noticias propiamente dichas. Y las redes sociales se han dado cuenta de que puedes obtener más beneficios alimentando la rabia de la gente". Stiglitz. Madrid, junio 2025
Todo este proceso que debe estar trufado de expertos servidores públicos, que comuniquen a los ciudadanos los datos que conciernen a los organismos mediante los Portales de Transparencia o a los medios de comunicación a su demanda, no puede hacernos olvidar y caer en la ilusión de pensar que bastaría tener la información correcta para que todos los problemas pudieran solucionarse sin necesidad de recurrir a decisiones, juicios y valores políticos.(Innerarity,Daniel,2025)
Las administraciones públicas necesitan urgentemente fortalecer sus sistemas de comunicación con los ciudadanos. Profesionales expertos que expliquen, difundan y respondan con prontitud a las demandas ciudadanas. En el siglo XXI no basta con ser eficaz, sino que debe llegar el mensaje a los ciudadanos , que vean en una pronta respuesta, la atención a sus demandas. Y no es un avance ahorrar gasto público y en consecuencia prestar peor servicio.
@fjvelazquez.bsky.social