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ZEB: el desarrollo de Honduras y América Latina

La diferencia entre un hombre primitivo y un hombre civilizado no es biológica, sino educacional. No es la naturaleza la que explica la diversidad cultural entre los pueblos. La diversidad de comportamientos y costumbres son fruto del aprendizaje. Ninguno de los hábitos, actitudes, usos o modos de conducta característicos de grupos humanos, razas o naciones […]
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La diferencia entre un hombre primitivo y un hombre civilizado no es biológica, sino educacional. No es la naturaleza la que explica la diversidad cultural entre los pueblos. La diversidad de comportamientos y costumbres son fruto del aprendizaje. Ninguno de los hábitos, actitudes, usos o modos de conducta característicos de grupos humanos, razas o naciones se debe a razones de orden hereditario. Los grandes cambios sociales de la historia no han obedecido a transformaciones genéticas en los pueblos donde éstas se han producido.  Los cambios que experimenta el género humano se deben a un atributo que les es exclusivo: la educación

Luis Alberto Machado – La revolución de la inteligencia

I Honduras una nación con muchas potencialidades en Zonas Económicas Biotecnológicas (ZEB)

Honduras es un país con una ubicación geográfica envidiable en América Central y con bellezas naturales que generan espacios soñados para el desarrollo económico y social, no sólo a partir del turismo, sino que de existir una articulación de políticas públicas que faciliten la inversión privada se podría llevar no sólo hacia una producción de bienes y servicios que pudieran en el corto y mediano plazo equilibrar el desarrollo comercial en esta nación, generando con ello millonarios ingresos en beneficio de su crecimiento económico; sino potenciar los espacios de desarrollo integral en áreas fundamentales como la educación, la ciencia y la investigación.

En tal sentido, uno de los escenarios que ha adquirido mayor fuerza en tiempos de poscovid-19 fue la creación de las Zonas de Empleo y Desarrollo Económico  (ZEDE), siendo una de ellas Próspera, ubicada en Roatán, que ha devenido con semejante integración en una ciudad de imponderable desarrollo integral, al estilo del cómo fue el inicio de lo que hoy son grandes centros de inversión financiera y emporios económicos, como por ejemplo Hong Kong (hoy parte de China), Taiwán, Singapur, entre otras naciones asiáticas, y que bien pudieran consolidarse como Zonas Económicas Biotecnológicas (ZEB); si espacios como Próspera, continúan avanzando en sus contextos de planificación, inversión, y conversión generativa humana; es decir, una horizontalidad que convierta una geografía en más que un sitio para el descanso y la recreación por su condición natural; Y que en ella, se asienten un gran centro de investigación y fortalecimiento científico, que permita convertir a Honduras en un encomiable espacio donde lo financiero, industrial, turístico y (neo)biológico, combinado con lo geopolítico y lo geoeconómico, tengan en la tecnología accesos y resultados de primer orden en todos sus planos de correlación en la búsqueda de una vida, que cohesione todas sus potencialidades y posibilidades de amplitud humana.

Por ello, las ZEB son más que un escenario para contraponer las complejidades políticas, económicas y sociales que se han multiplicado en naciones de América Latina y otros continentes en posiciones de similares o de máximas dificultades humanas, como el caso de África; porque éstas revierten los componentes de negatividad relacionados con temas que afectan directamente sobre los países en esas geografías como la pobreza, el desempleo o la emigración; y por ende, en sendas violaciones de derechos humanos.

Ante estas perspectivas las antiguas ZEDE que en lo sucesivo como el caso de Próspera se han convertido en una ZEB; no sólo es porque estamos en un contexto más amplio desde que comenzó su desarrollo en pleno Covid-19; sino que la transitoriedad que vive el planeta en términos de suprageocomunicacionalidad, entendida ésta como un arquetipo del poder de las neotecnológicas como factores indispensables del quehacer de la comunicación humana; y la suprageocomunicacionalidad, un estadio superior al capitalismo tradicional, no sólo expandido por el esquema de las actividades financieras, como la ejecución de los cripto-activos en el mundo contemporáneo, sino por la integración con el poder de la suprageocomunicacionalidad que busca desde aguas abajo, con la nueva gobernanza, generar y consolidar estructuras muy diferentes en el plano del oxigonio fundamental centrado en la educación, la ciencia y la investigación.

II ZEB: el desarrollo de Honduras y América Latina

Hablar de las Zonas Económicas Biotecnológicas (ZEB), está asociado con espacios que  construyen un dinamismo que acelera el cómo debería orientarse la ejecución de acciones entre los Estados y las nuevas vinculaciones de los entornos privados, no cómo simples inversores, porque al final tal cualidad quedaría sólo como una marcada vinculación entre un receptor de impuestos y su contribuyente ¡No! En este caso, estamos hablando que el cosmoestadismo es la visualización de aquel Estado, que ha comprendido su rol de enlace y facilitador de las neotecnológicas desde un eje de articulación que vaya más allá de lo económico, y permita que semejante apropiación de políticas híbridas, se extienda en el campo de la educación, la ciencia y la investigación. 

Verbigracia, la relación entre los Estados que asuman la suprageocomunicacionalidad y el cosmoestadismo en esas condiciones, permitirán un mayor desarrollo científico que también repercutirá de manera positiva ante el estudio de la neurociencia, la neomedicina, el ambiente y por supuesto, la biotecnología, creando un macrosistema de horizontalidad ante las inversiones y, por ende, sobre los nuevos retos que impondrá la economía del siglo XXI; tanto en sus diferentes áreas, como en ser generadora de bienestar social; especialmente en aquellos países en donde se ejecuten las ZEB; tal y como ha comenzado en Honduras con Próspera, y podría convertirse en un esquema de múltiples posibilidades para el resto de América Latina; obviamente en contextos donde la democracia y las libertades sean el eje para la nueva gobernanza.

Así, estamos pasando de una falsa y negativa dialéctica entre “izquierdas y derechas”,  que a su vez ha sido monopolizada por los políticos y burócratas, como si estuviéramos en una eterna disputa de “socialismo y capitalismo”, que independientemente de conocer cuál es el mejor sistema para generar riqueza; ha sido un discurso contaminante para los países en vías de desarrollo, porque además de manipular los estadios sociales de complejidades entre un sistema y otro, es precisamente ese conglomerado de pensamientos, el que más exacerba las diferencias sobre entornos de progreso y crecimiento para las naciones; o sea, la horizontalidad de ideas que nos lleve hasta la construcción de un plan con innovadoras ideas, que ajustadas con el desarrollo contemporáneo de las neotecnológicas, permitan establecer otras nomenclaturas afines con las necesidades de las sociedades actuales, en donde la iniciativa individual, sea el máximo referente para las manifestaciones de la naturaleza y la humanidad como un binomio insustituible en el contexto de las posibilidades científicas, sean éstas políticas, económicas y sociales.

Las ZEB son otra visión de empoderamiento para el siglo XXI. Más que una alternativa para la generación de crecimiento sostenible en el plano de la suprageocomunicacionalidad y el cosmoestadismo, se convierten en la primera opción de unión biotecnológica que resulta en definitiva, el progreso y unión para una sociedad que ha sido tan perturbada por teorías que sólo han quedado para la narrativa histórica. Próspera marca el camino de las ZEB en Honduras y América Latina. 

@vivassantanaj_

Nota: Investigación en desarrollo. No implica que las instituciones o personas mencionadas se encuentren de acuerdo de manera parcial o total con la opinión del autor  

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