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Vargas Llosa en Caracas: un terremoto literario

El futuro Nobel llegó por primera vez a la capital venezolana el 1 de agosto de 1967. Aún se contaban las víctimas del sismo que estremeció a la ciudad en su cuatricentenario cuando recibió de manos de Rómulo Gallegos el premio que lleva su nombre
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Por Héctor Becerra

Tres veces estuvo Mario Vargas Llosa de visita en Venezuela. A mediados de 1967, todavía en edad juvenil, para recibir en Caracas el Premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos en su edición inaugural. En mayo de 2009, cuando participó en un foro sobre libertad y propiedad privada organizado por el Centro de Divulgación del Conocimiento Económico (Cedice). Y en 2014 para asistir a un foro internacional, “América Latina: la libertad es el futuro”, también a cargo de Cedice.

En cada una de esas estadías el laureado escritor peruano no pasó desapercibido. En 2009, el año antes de ganar el Nobel, fue retenido durante más de una hora en el Aeropuerto Internacional de Maiquetía por las autoridades del gobierno de Hugo Chávez, quienes lo conminaron a no dar declaraciones políticas. En 2014, la última vez, expresó apoyo a la juventud y a la oposición que incrementaban sus manifestaciones de protestas contra Nicolás Maduro.

 

Mario Vargas Llosa y Rómulo Gallegos el 4 de agosto de 1967 en la capital venezolana

 

En 1967, año pre electoral en el país, Vargas Llosa aún cercano con Fidel Castro, del que se alejará al final de la década como consecuencia del denominado Caso Padilla, atrajo igualmente la atención en esa su primera visita, desde otro punto de vista. Fue recibido con beneplácito y sin censura en una dinámica y políticamente agitada Venezuela, con su capital celebrando cuatro siglos de fundada, abundante proselitismo partidista, retazos de una guerrilla casi extinguida y con una tragedia natural en ciernes.

La turbulencia de los años 60

El 15 de julio de 1967, ocho días antes de que se anunciara el triunfo novelístico del escritor nacido en Arequipa, gracias a su obra La casa verde, los venezolanos estaban atentos al concurso de Miss Universo que se realizaba en Miami Beach, Estados Unidos. Allí la representante de la nación anfitriona del evento, Sylvia Hitchkock, fue la ganadora, dejando en segundo lugar a la criolla Mariela Pérez Branger que estuvo a nada de serla primera venezolana coronada en el certamen (Susana Duijm había sido Miss Mundo en 1955).

Mientras el país ligaba ver coronada a su reina de belleza, la dirigencia política no paraba en armar estrategias con la mira puesta en Miraflores. José González Navarro, presidente de la entonces poderosa Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV), anunciaba el apoyo de la central obrera al precandidato de Acción Democrática (AD), Luis Beltrán Prieto Figueroa, para las elecciones presidenciales a ser realizadasel año próximo. “Tengo la seguridad de estar apoyando los deseos del pueblo”, declaró convencido el líder sindical.

Días después un grupo de dirigentes de AD en la CTV, entre ellos los “pesos pesados” Augusto Malavé Villalba, Manuel Peñalver y José Vargas, ofrecieron su respaldo al precandidato Gonzalo Barrios, quien en 1968 sería escogido por una convención nacional del partido como su candidato presidencial. Ese disputado proceso interno provocaría la renuncia de Prieto, la división de la tolda blanca y la creación del Movimiento Electoral del Pueblo (MEP), lo que llevaría a la presidencia de la República a Rafael Caldera (Copei), por un ínfimo pero respetado margen de votos.

Antes, el 19 de julio de 1967, el presidente Raúl Leoni acompañado del ministro de la Defensa, general de División Ramón Florencio Gómez, inspeccionaba la zona montañosa de El Bachiller entre Miranda y Guárico, donde persistían algunos focos subversivos. Hubo dos duros golpes a la lucha armada en esos días: el 21 son condenados los ex parlamentarios Gustavo y Eduardo Machado, además de Simón Sáenz Mérida, a 8 años de cárcel por el delito de “adherencia a la rebelión”, y el 23 es detenido el exdirigente estudiantil de la UCV y presunto guerrillero Alfredo Maneiro, tras un tiroteo con agentes de la Dirección General de Policía (Digepol) en La Campiña.

Vargas Llosa, el nacimiento de un premio

El día 24, lunes, los medios periodísticos daban la noticia del premio obtenido a los 31 años de edad por el escritor peruano, quien falleciera a los avanzados 89 el pasado 13 de abril en Lima. “La casa verde de Vargas Llosa Premio de Novela “Rómulo Gallegos”, tituló El Nacional en su primera página, con el subtítulo “Los cuatro miembros del jurado reunidos ayer en Caracas votaron unánimemente a favor de la obra”. Fue la segunda noticia en importancia de esa edición, solo superada por la de apertura: el inicio de los festejos del cuatricentenario esa misma noche con una misa pontifical y 400 cañonazos.

La fecha aniversaria de los cuatro siglos de la capital, 25 de julio de 1967, transcurrió con una numerosa diversidad de actos que comenzaron con los cañonazos y pasaron a un cabildo abierto en la Plaza Bolívar con Arturo Uslar Pietri como orador de orden, al que asistieron Leoni y representantes de distintos sectores de la sociedad venezolana. El cardenal José Humberto Quintero, el artista plástico Miguel Cabré, el arquitecto Carlos Raúl Villanueva, el músico Vicente Emilio Sojo, los políticos Rafael Caldera, Jóvito Villalba y Wolfgang Larrazábal, entre ellos.

El Instituto Nacional de Cultura y Bellas Artes (INCIBA), presidido por Simón Alberto Consalvi, informó el 28 de julio que Vargas Llosa llegaría al país el martes 1 de agosto. Se había programado la entrega del premio para el día siguiente, durante un acto en el Teatro Municipal, pero el aterrador terremoto que estremeció a Caracas y detuvo las parrandas la noche del sábado 29 de julio obligó a cambiar los planes. Cuando el escritor llegó a la capital en la fecha prevista aún se contaban las víctimas del temblor –más de 200 muertos y 1.000 heridos–, por lo que debió esperar hasta el 4 de agosto para recibir su diploma de manos del propio Gallegos (1884-1969) y de esta forma perdurar como el único galardonado que tuvo tal privilegio.

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