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Opinión pública vs Seguridad nacional en Israel... ¿fin de la guerra en Gaza?

Después de muchos meses de guerra, en los que era fundamental mantener el apoyo de la opinión pública israelí señalando que el objetivo principal era el rescate de los rehenes y la destrucción de Hamás, se ha aprobado un nuevo plan que pone por delante la ocupación militar de Gaza, entendiendo que dicha medida llevará […]
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Hamás menciona "señales positivas" para que la tregua en Gaza continúe

Después de muchos meses de guerra, en los que era fundamental mantener el apoyo de la opinión pública israelí señalando que el objetivo principal era el rescate de los rehenes y la destrucción de Hamás, se ha aprobado un nuevo plan que pone por delante la ocupación militar de Gaza, entendiendo que dicha medida llevará con casi completa seguridad a la muerte de los rehenes que quedan en manos de los militantes palestinos.

Este manejo político del conflicto, que sin duda lo ha alargado durante muchos meses, tiene por explicación la comprensión de que el atrevido ataque de Hamás le daba al gobierno israelí de Netanyahu la posibilidad de enfrentar y destruir a todos sus enemigos al mismo tiempo, en forma escalonada en tiempo y espacio.

Para ello, era imprescindible que la guerra fuera extendida hasta la llegada de Donald Trump al poder el pasado 20 de enero, pues comprendían que el Partido Demócrata y todos sus líderes principales tienen posiciones similares a las de la Unión Europea de crear un Estado palestino e incluso muchos de sus senadores y representantes son abiertamente propalestinos y antiisraelíes, por lo cual se entienden la prudencia o política de no lanzar operaciones terrestres contundentes para ponerle un fin rápido a la guerra y no resentir en exceso la economía israelí, ante los costos humanos y materiales de la guerra.

En este lapso se generaron las condiciones para desarticular operativamente al mayor enemigo militar de Israel, como es el grupo Hezbolá en el Líbano, a la vez que destruyó las reservas de armas y municiones en Siria, que hicieron posible la caída del enemigo más antiguo de Israel, como fue la Siria de la familia Al-Assad, cortando de un solo tajo las rutas de suministros iraníes a sus aliados militares más importantes.

Con estas estrategias político-militares han logrado prácticamente eliminar sus amenazas fronterizas y con la ocupación de Gaza cierran toda posibilidad de una solución política de dos Estados independientes, como plantean las Naciones Unidas.

En este sentido, no es exagerado pensar que tanto Estados Unidos como Israel están evitando utilizar toda su potencia militar para destruir a los hutíes de Yemen, con el fin de tener una razón y disposición para lanzar un ataque militar final que acabe con el programa atómico de la República Islámica de Irán, lo cual muy probablemente pudiera derivar en la caída del gobierno de los ayatolás, que ya sufren el descrédito e indignación de la población más radical por la pérdida de sus aliados militares y políticos en los últimos meses.

La opinión pública israelí, que ha sufrido el estrés político de la guerra, hasta el punto de que un número cada vez mayor de reservistas está pasando en forma activa y comunicación a pedir el fin de la guerra y la negociación política para recuperar a los rehenes, se enfrenta sin duda a la clase política y militar de Israel, que comprende que la seguridad nacional de su país exige la destrucción sistemática y total de sus enemigos, especialmente de Irán, para evitar la pesadilla de una amenaza atómica permanente.

Es importante señalar que la misma administración Trump está buscando una solución definitiva al conflicto árabe-israelí, con la propuesta radical de sacar a los palestinos de Gaza y dejarlos encajonados permanentemente en Cisjordania, lo que es apoyado por muchos gobiernos árabes en forma muchas veces, no muy disimulada, con políticas severas de control de su opinión pública, mientras esperan llegar a acuerdos económicos y comerciales con Estados Unidos e Israel.

Las negociaciones realizadas en las primeras fases entre Hamás e Israel, lograron liberar una cantidad muy importante de rehenes israelíes, ganando un tiempo indispensable para el logro de los objetivos políticos y militares, referidos anteriormente, a la vez que permitió reducir la presión política, hasta reducir el número de rehenes a un mínimo que puede ser arriesgado en operaciones de rescate o sacrificado en búsqueda de las metas mayores de la política nacional de seguridad de Israel.

Pensar que se podía negociar un acuerdo de paz que contemplara la supervivencia política de Hamás, el retiro de las tropas israelíes y el pago de la reconstrucción de Gaza es simplemente un despropósito de los negociadores árabes, que se han propuesto derrotar por la vía política y no militar a Israel, utilizando estrategias de desgaste de la opinión pública, similares a las utilizadas contra los estadounidenses durante la Guerra de Vietnam, a objeto de crear condiciones como las que acabaron con el gobierno de Vietnam del Sur.

Por ello, es importante observar que esta situación va a producir una una reacción muy virulenta de los partidos de la mayoría del sistema político de Europa, Latinoamérica y los que hoy día se conoce como el " Sur Global", dado que el movimiento de resistencia palestino, pasaría a un nivel de impotencia política y militar permanente, que más temprano que tarde, llevaría a una situación parecida a la del movimiento Saharaui, que derivó en una victoria política de Marruecos, que terminó neutralizando a España y otros gobiernos vitales para el sostenimiento de dicho movimiento independentista.

En los países de los gobiernos enemigos de Israel, como Colombia, Cuba, España, Irlanda, Suráfrica o Noruega, es de esperarse masivas manifestaciones políticas, o peticiones muy contundentes de represalias políticas como sanciones comerciales y diplomáticas en los diferentes escenarios internacionales.

Igualmente, es de esperarse en este punto, respuestas políticas muy especificas por parte de Israel hacia dichos gobiernos, apoyando a sus opositores políticos en diversas formas.

Es de esperarse que este escenario vaya a producir una reacción de paranoia política por parte de dichos gobiernos, que van a tener que confrontar una una Guerra Fría permanente con el Gobierno de Israel, donde se darán todos los esquemas propios de estos conflictos asimétricos, que van desde la guerra económica, hasta la guerra psicológica (propaganda), pasando por todo tipo de acciones irregulares.

Es de esperarse el apoyo total de la administración Trump a este tipo de conflictos tan radicales, puesto que en la práctica comparten el mismo tipo de enemistades políticas e ideológicas con los mismos gobiernos y el radicalismo de ambos gobiernos, es una combinación indudable de agresividad política que avizora tiempos muy difíciles y conflictivos, una vez que se pase directamente a esta etapa final del conflicto en Gaza, donde la tragedia final de los rehenes israelíes va tratar de ser superada con los probables éxitos militares en Irán y la implementación final de los Acuerdos de Abraham, que cambiarían por completo la situación del Medio Oriente.

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