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Nota al margen: The Red Hand Files o un punk de ciprés, martillo y clavos

“El nombre de la página proviene de ‘The Red Right Hand’, canción sobre un hombre alto y guapo, abrigo polvoriento negro y mano roja, demonio, pájaro de mal agüero, sombra fúnebre y mala consejera que aborda las almas perdidas” Por KEILA VALL DE LA VILLE Muchos músicos son autores establecidos: Bob Dylan, Leonard Cohen, Patti […]
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El nombre de la página proviene de ‘The Red Right Hand’, canción sobre un hombre alto y guapo, abrigo polvoriento negro y mano roja, demonio, pájaro de mal agüero, sombra fúnebre y mala consejera que aborda las almas perdidas”

Por KEILA VALL DE LA VILLE

Muchos músicos son autores establecidos: Bob Dylan, Leonard Cohen, Patti Smith y David Byrne, entre otros; también muchos los escritores congregados alrededor de la palabra, pues creen en su poder redentor. Nick Cave, cantautor y compositor, guionista, poeta, narrador y escultor, busca la belleza imperfecta como forma de liberación. Conoce la tristeza, la culpa, el arrepentimiento, y no los oculta. Es ávido lector de la Biblia, considera que toda canción de amor verdadero está dedicada a Dios, y aunque admite interés pasajero en otras religiones, se ha definido como “un tipo de los de martillo y clavos". Leonard Cohen lo marcó desde joven y Johnny Cash fue su héroe. Con él comparte un invariable copete azabache. Viste trajes, camisas de botones y zapatos de suela. Sigue siendo el mismo flaco desgarbado del tiempo de adicción a la heroína, y su música es oscura, depresiva y con sentido del humor o irónica.

Dos terribles pérdidas la volvieron dichosa.

Autor de más de veinte libros entre novelas, poemas, crónicas, fotografías y entrevistas, desde 2018 lleva la página web The Red Hand Files, que inauguró luego de la trágica caída de su joven hijo Arthur de un farallón en Brighton. La abrió como buzón de correspondencia, acompañamiento y reunión alrededor de inquietudes sencillas: marcas de guitarra, su carrera, el arte, la vida, y pronto estalló en una suerte de ministerio. Semanalmente recibe y lee cientos de cartas, y responde una o dos con dedicación, compartiendo consejos, recuerdos y referencias con una ilustración alegórica. ¿Cómo puedes estar seguro de que Dios es hombre?

Esta no es una pregunta, es solo para contarte que mi hijo de dieciséis años se quitó la vida.

Nick, ¿qué piensas de ateísmo?

¿la sobredosis?

¿la muerte?

Mi hijo murió hace más de un año y ya casi no sueño con él. Si ocurre, nunca habla, ¿qué significará?

¿Por qué abriste las The Red Hand Files?

¿Alguna vez tomas vacaciones?

¿Cómo dejo de temer el final del mundo?

Soy buena persona pero a veces siento rencor. No sé perdonar.

¿Qué piensas del bien y del mal?

¿Cuándo te volviste un viejo hippie de tarjetas Hallmark?, ¡repugnante!, ¿qué pasó con la ira, el odio? Pareces un predicador en la misa dominical.

El nombre de la página proviene de “The Red Right Hand”, canción sobre un hombre alto y guapo, abrigo polvoriento negro y mano roja, demonio, pájaro de mal agüero, sombra fúnebre y mala consejera que aborda las almas perdidas “en los confines del pueblo… donde los secretos reposan en fuegos fronterizos, en los cables zumbantes”. Es inescapable: “Te envolverá en sus brazos / alcanzará lo más hondo del agujero, sanará tu alma encogida… Es un fantasma, es un dios, es un hombre, es un gurú”.

Al escribir la canción, Cave levantó un croquis del lugar periférico, cerca de su pueblo natal. Pero la mano roja tiene historia antigua. Se emparienta con Paraíso perdido de John Milton (1674), donde es símbolo de retribución o venganza, ejecución de la voluntad divina, prueba de su poder destructivo; y con la Biblia, donde es símbolo auspicioso tanto como mortal y aterrador.

Atravesando la tristeza como un velo Cave volvió a sentir dicha. Rabia, ira y odio murieron con sus hijos. Quedaron la culpa y la búsqueda de enmienda. Su serie de figurinas sobre la vida del Diablo que lo muestra con ternura, valiente y vanidoso, experimentando lujuria y amor, arrepentimiento y tristeza, “y así mismo todas las canciones que escribo, tratan sobre la idea del perdón. Hay una virtud moral en la belleza. Es una especie de balance de nuestros pecados”. También sus libros, las entrevistas de Faith Love and Carnage; y los polaroids a guantes abandonados de The Little Book of Lost Gloves, por ejemplo. La Red Right Hand es así ambivalente, sublime y misericordiosa, transita lo divino y lo profano. Es incertidumbre y salto de fe más allá del acantilado.

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