
Sus pensamientos intrusivos ya no dirigen la película de su vida. Noreh les arrebató ese poder cuando entendió que encerrarse en un estudio a hacer música sería una mejor forma de seguir contando su historia.
En conversación con El Nacional, hace exactamente un año, apenas rasgaba la superficie de lo que el martes 13 de mayo de 2025 lanzó al mercado como su segundo álbum de estudio con el sello 5020 Records. Homónimo. Más sincero. Desgarrador. Sin censura: A Film By La Vida Real.
No es un disco normal, es una serie de 15 pequeñas películas en forma de canciones que reflejan su vida, pero también sus decisiones.
Javier Treviño, el que se paraba en Parque Miranda revisándose los bolsillos vacíos, buscando completar un pasaje de autobús para Guarenas y llegar a salvo a casa, sigue vivo.
También el adolescente resentido, abandonado por su madre en manos de un alcohólico. El niño maltratado que navegó entre humillaciones y groserías camufladas de un extraño cariño atormentado. El huérfano que vio cómo 21 disparos le arrebataron la vida a su padre y que por suerte –o intervención divina– salió ileso.
Sigue escuchando aquel 'perdón, chamín', de Cheo, el sujeto a quien se le encasquilló la bala que lo dejaría sin vida, y a quien le dedicó una canción en este nuevo disco.
Todos esos seres continúan latiendo, inseparables. Superpuestos. Pero no desde el dolor.
Ahora con 27 años, el hombre –y también el artista– se siente a gusto reemplazando, de a poco, los malos recuerdos. El momento llegó en forma de un nuevo proyecto musical que gira en torno a canciones convertidas guiones.

Noreh: A Film By La Vida Real
Una historia. Tres minutos. El tiempo que necesitaría para hacer de sus temas un trabajo cinematográfico. Principio, desarrollo y fin. Cada una debía contar algo sin dejar cabos sueltos.
Dice que siempre creyó que una pieza musical debe tener ese contraste. Ser lo suficientemente honesta para conectar con quienes la escuchan. De ahí nació la idea inspirarse en películas y series.
Son 15, incluyendo los sencillos "Trailer", "Dieta" y "Rey", lanzados previamente en colaboración con LAGOS. Noreh trae a la mesa principalmente baladas (algunas con influencias tropicales y sus influencias del pop al rock, otras más electrónicas), siempre acompañadas de reflexiones.
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Una película de la vida real aborda el amor, asegura, desde todos los ángulos posibles. Se abre hacia las perspectivas inocentes y también crueles. Funciona como una carta de amor al cine y a la narrativa, con letras meticulosamente cuidadas y arreglos dinámicos, que reflejan una etapa de madurez en la trayectoria del venezolano.
Corina Smith (“Protagonistas”), Jay Wheeler (“Es él”) y Sin Bandera ("Porsi") lo ayudaron a darle forma a estas experiencias e hicieron el proceso mucho más valioso no solo a través de sus voces sino de la confianza y fe en su lado creativo.
En principio, nunca los tuvo en mente. Las colaboraciones, para Noreh, deben tener un sentido. Quería un álbum realmente significativo. Y eso incluía trabajar con personas que respetara, que admirara, pero que fuesen diametralmente distintas a él.
Debió enfrentar el miedo a soltar el control de las cosas. Estaba nervioso. Sobre todo en lo referente a la producción y composición. A film by marcó la primera vez que el Artista Latino a Seguir de Billboard 2025 colaboró con diferentes talentos para llevar a cabo el proyecto. Estaba acostumbrado a componer y trabajar en solitario.
En 5020 Records (representantes también de Tini, Beéle, Kani García, Naty Peluso, Ca7riel y Paco Amoroso) fueron claros.
“Haz lo que vienes haciendo”, haciendo inferencia a su potente lirismo. “Sé tú mismo. Nosotros buscaremos exponenciarlo”.
Tras tomárselo con calma, agradeció luego el resultado final de ese trabajo hecho junto a su pequeño equipo de siempre sumado a otras mentes maestras, como se refiere a Richi López, productor y compositor ganador del Grammy y dos veces del Latin Grammy; Rafael Arcaute, dieciocho veces ganador del Latin Grammy; Andrés Saavedra, reconocido productor colombiano tres veces ganador del Latin Grammy y, finalmente, Ivda, Morelli, Sara Schell, Navi, Mishnrz, Pablo Rodríguez y Ben Aler.

“Mi disco no hubiese sido el mismo sin ellos”, acepta convencido Noreh, explicando que culminarlo tomó entre 8 y 10 meses, la primera vez que trabaja tanto tiempo en un proyecto.
Para él, todo empieza desde ahí. De la pausa. Lo orgánico.
“Qué genial sería experimentar la viralidad con algunas de las canciones del álbum, pero también sabemos que hay algo más en juego. No le resto valor a un artista que genera eso, pero creo que cada uno, desde su identidad, debe elegir su nicho y contribuir con él”.
Hay muchas personas que se dedican a hacer arte, dice. Él es uno de ellos.
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Y es que su trabajo, poquito a poco, así como llegó a oídos de Sin Bandera, llegaría hasta oídos de otro de sus ídolos, Alejandro Sanz, a quien tuvo el gusto de mostrarle su talento en crudo, sin arreglos, y a quien silenciosamente manifestaría en una colaboración.
Así es la música. Su música: un mundo dentro de sí mismo; un lenguaje que todos entienden.
Chao Cheo
Piensa antes de confesar su tema favorito. No lo tiene claro, pero se inclina por “Niño”, la última canción del álbum, pues le habla directo, casi mirándolo a los ojos, al Javier de 7 años que necesitaba un consejo para saber dónde no meterse. Así se ahorraría tantas heridas y cicatrices.
La narrativa, cuenta, nació para que quien la escuche se identifique con su pasado y haga las paces con él.
Hay una canción que se llama "Hiatus", que nació de un comentario que leyó en TikTok. "Alguien escribió algo como 'me pidieron un tiempo, pero ese tiempo ya tenía nombre y apellido'. Esa frase me tocó. La guardé y tiempo después escribí la canción a partir de eso".
A Noreh le gusta que su álbum no sea una conversación unilateral; este disco también se trata de ellos. Sus fans.
“Chao Cheo” no es de sus favoritas, pero es importante. Es “una especie de clausura. De cierre”.
Y es que Cheo no supo nunca de música sino de balas. El asesino de su padre fue uno de los primeros en dirigir la película de la vida de Noreh y claro que se me merecía una canción, pero no desde la venganza, sino del entendimiento.
“La gente no solo lloró a mi papá cuando se murió, sino a Cheo cuando lo mataron”, dice el artista.
Su responsabilidad no era hacerle una canción con odio. “Odio hay en todos lados y ese no era, ni es mi papel”.

Se puso entonces en los zapatos del homicida, así como Rubén Blades, Héctor Lavoe o Willie Colón, cuando hablaron de Pedro Navaja o Juanito Alimaña.
Lo que hizo tuvo sus consecuencias. E incluso él, con una historia de amor a cuestas que lo motivaba a hacer lo que fuera para disfrutarla, no pudo. La vida le pasó factura muy rápido. Y eso fue lo que Noreh quiso contar.
“Hacer esta canción fue muy especial. No quería hablar solamente desde mi papel; el problema en la vida no es que mataran a mi papá, sino que se escoja la violencia como medio de trabajo o como respuesta ante todo y todos”, dice.
Aun sabiendo que es el resultado de algo muy violento, Noreh quiso contarlo de otra manera. Y hoy, 15 años después de aquel fatídico día, puede hablar de ello con orgullo.

“Ya sé a dónde me dirijo”
Sentado en medio de las estanterías de El Cuervo, librería ubicada en El Hatillo, en Caracas, que paradójicamente sintió como una película en sí misma, se sincera sobre su misión como artista.
Entre manos, ojea las páginas de uno de sus libros favoritos que, de hecho, sirvió de inspiración para su disco. El Padrino de Mario Puzo, dice golpeando la tapa, fue un despertar para él.
En un año se dio cuenta de por qué está haciendo música. Noreh sabe con certeza dacia dónde se dirige y hasta dónde llegar. Y lo mejor, entiende cuál es su papel: el de antihéroe. Así como Michael Corleone o Tony Soprano, protagonista de la reconocida serie de televisión, Los Soprano.
Sabe que esos personajes tienen motivaciones de dudosa procedencia, hacen cosas malas, sí. “Pero siempre los quieres ver ganar”, explica. Algo que generó un gran debate en él.

“¿Qué tan buenos somos si apoyamos al malo de la historia?”, se pregunta. “Qué loco que, a veces, tenemos todo para ser un malo más en el mundo; para hacer daño y generar dolor… Cuando digo que soy un personaje que escribieron mal, me refiero a cuando decidimos cambiar ese papel y guionizar lo que lo que queremos vivir, lo que queremos ser. Teníamos todo para ser un personaje mal escrito, alguien que no generara más que tristeza a otros. Y esto es un don: poder rescribir, lo que se pueda, de nuestra historia y rescatarnos en el camino”.
Por eso escribe y habla de lo que nadie quiere hablar. Para conectar, empatizar. Quiere que quien recibe su música convierta sus canciones en algo propio. Y esa premisa responde a algo que sus fanáticos le repiten mucho: “Escribiste algo que yo no sabía cómo expresar”.
No se cansa de hacer referencias a Fito Páez, Camilo Sesto o Nino Bravo. “No solo hacían discos completos enfocados en el amor, la infelicidad o el dolor. No. A ellos les gustaba entender que todos esos sentimientos y emociones pueden venir de otros lados, y eso es lo que yo trato también de construir”.

Rebelde con causa
Uno de los aprendizajes más valiosos que le dejó este año, así como A Film By La Vida Real, fue que por más bien que hiciera las cosas, seguiría sin gustarle a todo el mundo.
“Por más que le pongas esa atención a cada detalle, habrá quienes no se identifiquen con tu voz, o no les guste tu imagen en general. Yo genero un gran contraste, por ejemplo. Estoy tatuado de pies a cabeza y tengo el pelo teñido, y eso te hace esperar algún tipo de música de mi parte. Pero te voy a llevar la contraria. Creo en la rebeldía. Por supuesto que me gusta la viralidad. Me encanta la música urbana, underground y explícita, pero no me define”.
A través del romance, la reflexión, la intensidad y la verdad, Noreh hace lo que me da la gana. "Algo que, de alguna forma, me va a llevar a un camino único, mío, personal y sin compararme con otros artistas”.
Por eso, y a pesar de ir lento, se siente preparado para la fama.
Explica que cuando llega tan rápido –como en el caso de otros cantantes reconocidos–, es difícil saber cómo manejarla. “Soy afortunado de contar con mi equipo en 5020, así no tengo que dejarme agarrar las dos manos por el éxito sin tener un rumbo definido”.
Le afectaba mucho no ser tan popular como otros. O tan famoso como tal o cual. Pero sabe que cada quien se labra su camino de la mejor forma que puede. Lidiar con la vulnerabilidad y el juicio público de una forma un poco más reservada, ha sido mejor para él. “Prefiero aprender de la situación y no vivirla”, dice.
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Cuando era joven recuerda que tuvo muchos problemas. El alcohol y las drogas fueron por mucho tiempo su escape, pero habla poco de ello. Se ha reservado el derecho de hacer silencio con respecto a algunas cosas de su vida privada.
No le tiene miedo a las tentaciones. La necesidad de experimentar de nuevo lo que pudo haberle arruinado su futuro, no existe.
Sí puede sobrellevar un nivel de reconocimiento, acepta, pero no deja de ser complicado, no imagina una vida privada que en algún momento dejará de serlo.
“Las fotos son lo mejor de la fama. También los autógrafos. Pero entender que detrás de eso también va a venir mucha crítica, pues ahora tu vida no te pertenece, no es tan bueno. Ahora el poder lo tiene todo el que pueda dar una opinión sobre ti”.
Según Noreh, todo puede ser verdad y todo puede ser mentira. Dependerá del amor que des y que recibas de la gente
“Por eso, siempre con mi carrera ha pasado algo muy cool que no ha sido coincidencia. Hemos tratado de darle mucho cariño al club de fans, por ejemplo. Ellos son los que te protegen de todo. Nos recuerdan que nunca vas a dejar de tener contacto con las personas que más te quieren y que te apoyaron desde el principio cuando no eras nada”.

Noreh, giras y Venezuela
El cantautor venezolano aprovechó la oportunidad de profundizar también en la autenticidad de su propuesta musical, la emoción de conectar en vivo con su público y la dualidad de crecer como artista desde su arraigo en Venezuela, mientras su música trasciende fronteras.
"Hoy en día, el formato en vivo, el acústico, la conexión directa con la audiencia a través de instrumentos y la narración detrás de las canciones, parece estar muy en boga. Sin embargo, siempre ha sido mi lenguaje natural. Desde mis inicios, esta fue la manera más genuina y honesta que encontré para 'defender' mis canciones, para presentarlas en su estado más puro", comparte, destacando que su preferencia por este formato precede a cualquier tendencia actual.

"Este año daremos un paso gigante con una gira muy especial. Va a ser una experiencia increíble, porque uno de nuestros mayores aprendizajes al movernos internacionalmente ha sido la posibilidad de traer formatos innovadores al país. Queremos compartir el escenario con invitados locales y traer artistas de otras latitudes para colaboraciones únicas", revela.
Comparando con su experiencia anterior, Noreh subraya una clara evolución. "Si bien la gira del año pasado fue hermosa y significativa, mi primera gran gira, centrada en vibrar de forma espontánea con la gente, este año hay un concepto sólido detrás de todo. Habrá mucha más magia en escena, fruto de un trabajo de preproducción más arduo y meticuloso. Se acabaron los cambios improvisados de setlist; presentamos un show cuidadosamente preparado y muy interesante".
Uno de sus objetivos es descentralizar su alcance en el país. "No me conformo con llegar solo a las ciudades principales. Anhelo presentarme en lugares de Venezuela donde la oferta de conciertos es limitada. Maracaibo, donde la experiencia el año pasado fue fantástica, está en el itinerario. Y por fin tendremos la oportunidad de visitar Barquisimeto y Maracay, además de regresar a Valencia y Caracas, donde nuestras fechas en el anfiteatro El Hatillo fueron particularmente enriquecedoras".
A pesar de los desafíos, el mensaje de Noreh es de resiliencia y avance. "Las cosas están ocurriendo. Quizás a un ritmo pausado, pero están pasando y continuarán pasando".

El reconocimiento internacional es otro de sus objetivos. "Me sorprende gratamente ver cómo mi música llega a otros países. Haber tenido shows propios en lugares como México o República Dominicana es un logro importante, sumado a participaciones en eventos como entregas de premios. Tengo un interés particular en explorar Centroamérica".
Reconoce el papel fundamental de la diáspora venezolana en este proceso. "Somos muchos regados por el mundo y me emociona enormemente leer sus mensajes. Cuando me escriben 'mi novio español ya se sabe todas tus canciones' o 'mi pareja argentina canta tus temas', me doy cuenta de que mi música se convierte en un puente. Aunque soy venezolano, mi arte es para cualquiera que se identifique con las letras, sin importar su origen. La conexión emocional es siempre lo primordial".
Para Noreh, Venezuela no es solo un punto en el mapa de su gira, sino su centro neurálgico. Será siempre su base, el lugar desde donde parte hacia el resto del mundo. Nunca la verá como una parada más. De hecho, no se ha mudado oficialmente. Esta es su casa.
"Las complicaciones existen en todos lados. Pero creo que un artista, un creativo, debe estar donde se sienta más inspirado. Desde esa raíz, puede proyectar su música y su mensaje al resto del planeta".
Consciente de la compleja realidad del país, aborda el tema con empatía. "Sé que la situación económica y la estabilidad han sido complicadas. Ahora, cuando mi momento me permite tener un poco más de tranquilidad, soy consciente de que para muchos sigue siendo difícil. Intento vivirlo con empatía, procesándolo internamente y expresándolo a través de mi música y en espacios como este".