
“Cuando la revista llega a los 100 números, Víctor Hugo Irazábal, quien era el que orientaba y sigue orientando el diseño y la diagramación de Comunicación, introdujo las artes plásticas. Ahí iniciaron sus experimentos para diseñar una galería en la publicación. Lo hizo con su trabajo Amazonia, el cual acompañó un texto del crítico Roberto Guevara”
Por HUMBERTO VALDIVIESO
En palabras de Jaques Derrida un archivo constituye una “experiencia irreductible del porvenir”. De ahí que no existe un “archivo sin afuera”. Con ello el filósofo argelino-francés nos revela que cuando intentamos construir depósitos del pasado estamos también diseñando estructuras en las cuales determinamos las formas del futuro. Lo archivado además de guardar la memoria demarca los límites de lo que podrá ser recordado, reinterpretado y utilizado posteriormente.
Siguiendo esta perspectiva “derrideana”, es posible decir que organizar un archivo sistemáticamente, para guardar y preservar la memoria, nunca es una acción estática o cerrada. Su sola existencia anuncia la posibilidad de futuros lectores. No obstante, años, décadas o siglos después, si aquello no se ha perdido, llegará a manos de investigadores que lo leerán y reinterpretarán según sus propios conocimientos, formas de pensar y condiciones históricas. Por eso, un archivo no escapa de la noción de porvenir (“à venir”). Pero, si bien es imposible borrar el tiempo cronológico, no se trata solo del futuro en ese sentido. El asunto es pensar el archivo también como el lugar de aquello que aún no se ha dicho completamente, de lo que está por llegar y no podemos controlar del todo. Este espacio es tanto lo conservado como lo olvidado y ambas cosas le pertenecen al porvenir.
La GALERÍA DE PAPEL de la revista Comunicación del Centro Gumilla es, en este sentido, un archivo abierto del arte venezolano, una de sus tantas posibilidades de existencia. De ahí que, no escapa de lo que podríamos llamar: un bello sesgo. Su bondad reside en que, a lo largo de estos primeros cincuenta años, el diálogo mantenido entre el arte y las diversas corrientes de la comunicación ha sido perspicaz, inconforme, experimental y arriesgado. Las obras no han aparecido ahí para ampliar o decorar lo escrito en los artículos. Cada galería representa una postura crítica e inteligente. Una perspectiva visual que acompaña pero no reafirma, necesariamente, el argumento del tema central.
Las primeras imágenes publicadas en Comunicación están en el número 37 de 1982. Eran caricaturas, un género que por naturaleza acompaña al periodismo. Agudeza crítica, humor inteligente y cierto desparpajo panfletario ingresa con ellas a la revista. Esto permanecería así durante algunos números y años. También, ingresan la ilustración, el collage y los fotomontajes. Cuando la revista llega a los 100 números, Víctor Hugo Irazábal, quien era el que orientaba y sigue orientando el diseño y la diagramación de Comunicación, introdujo las artes plásticas. Ahí iniciaron sus experimentos para diseñar una galería en la publicación. Lo hizo con su trabajo Amazonia, el cual acompañó un texto del crítico Roberto Guevara. También, fue publicado en esa edición un trabajo de Esso Álvarez llamado Los chamos del 23 con un escrito de María luz Cárdenas. Posteriormente, en el número 10, aparece una sección titulada Cuadernos donde hay un trabajo fotográfico de Vasco Szinetar (Retratadas con texto de Víctor Guédez) y uno plástico de Octavio Russo (Pinturas con texto de Federica Palomero).
En el número 112 publicado en el año 2000, inicia formalmente la sección GALERÍA DE PAPEL con la obra Oni Oni de Irazábal y un texto de Roberto Guevara. A partir de ahí se abre el “porvenir” de este archivo, un largo trayecto que llega hasta nuestros días. Con los años se han expuesto proyectos organizados bajo una particular mirada curatorial y museográfica.
Las muestras, desplegadas en estas “salas virtuales de papel”, inician en la portada y cierran con los textos críticos y biográficos. Los artistas y las propuestas son definidos por la investigación. Los trabajos pueden provenir de archivos o, también, ser elaborados específicamente para la revista. Pero, sin importar su origen, siempre se piensan en la especificidad del contexto de cada número. Ahí conviven con artículos académicos, ensayos, noticias e informes entre otros. El diseño distribuye las imágenes generando una provocadora e inteligente tensión con los artículos. La presencia de las obras le otorga un desconcertante interés a la revista, una trama que la complejiza.
Hacer un inventario del archivo de la GALERÍA DE PAPEL, en el breve espacio de este escrito, sería imposible. Quizá es más sugerente señalar su “afuera”, lo que no ha quedado. También, imaginar cómo puede ser interpretado por quienes lo consulten en el futuro. Esas ausencias, en las revistas publicadas en átomos y en bites, son la nostalgia, las voces de poder y las deudas institucionales. Cada número resguarda la libertad del presente vivido y pensado por su generación. Por ello, es posible vislumbrar las lecturas del futuro y afirmar que estarán guiadas por lo experimental, lo alternativo, lo inconforme y lo contestatario. Esa es la imborrable contemporaneidad que Irazábal le ha impreso a cada galería. Una atinada apuesta que me ha honrado acompañar desde hace algunos años.
* Humberto Valdivieso es licenciado en Arte. Miembro del Consejo de Redacción de la revista Comunicación.