
En una gran extensión de tierra en América se concentra la mayor cantidad de petróleo en el mundo, superando incluso a Arabia Saudita. Esta riqueza está en la Faja Petrolífera del Orinoco (FPO).
Venezuela, reconocida mundialmente por ser una potencia en reservas de petróleo, enfrenta una realidad compleja respecto a la explotación y aprovechamiento de sus recursos. De los 300.000 millones de barriles de reservas probadas en el país, aproximadamente 269.000 millones corresponden a crudo pesado y extra pesado, según datos proporcionados por el ingeniero petrolero Jorge Miroslav Jara Salas.
Esta concentración de crudo pesado representa tanto una oportunidad como un desafío, pues el país debe lidiar con las particularidades técnicas y económicas de su explotación.
¿Qué es el crudo pesado?
El crudo pesado, aunque es el mismo combustible fósil que otros crudos, se caracteriza por su alta viscosidad y densidad. Esto implica que fluye con dificultad en comparación con los crudos ligeros. Su gravedad API (American Petroleum Institute) es menor a 20 grados, lo que lo hace menos rentable en su estado natural debido a su elevado contenido de azufre y metales. Además, su refinación es más compleja y costosa, ya que requiere procesos avanzados para convertirlo en productos derivados de alto valor como gasolina, diésel y combustible para aviones.
A pesar de estas complicaciones, el crudo pesado juega un papel crucial en el mercado global, especialmente en regiones como Asia, donde la demanda en el sector petroquímico ha crecido exponencialmente. Sin embargo, la extracción y el procesamiento de este petróleo demandan inversiones significativas en tecnología e infraestructura, carentes en Venezuela.
Crudo pesado y la Faja Petrolífera del Orinoco
Con una extensión aproximada de 50.000 km², la Faja Petrolífera del Orinoco alberga la concentración de petróleo más grande del mundo (se estima que tiene un 15% de todas las reservas probadas a nivel mundial) con un volumen in situ calculado en 1,2 billones de barriles, de los cuales se consideran recuperables unos 270.000 millones.
No obstante, esta inmensa riqueza plantea retos técnicos considerables. “En el mundo no hay muchos yacimientos grandes de crudo pesado. En primer lugar está Venezuela, luego Canadá e Irán”, comenta Jorge Jara, destacando que, a pesar de las dificultades, Venezuela tiene una ventaja competitiva frente a otros países. Este hecho la posiciona como un actor clave en la industria petrolera del futuro, incluso frente a países con yacimientos de crudos ligeros como Arabia Saudita y Estados Unidos. Aunque estos últimos tienen crudos más fáciles de extraer, su utilidad en la industria petroquímica es limitada.
Importancia y comparación global
Para ponerlo en perspectiva, la magnitud de las reservas en la FPO supera incluso las de Arabia Saudita, el mayor exportador de petróleo del mundo, cuyas reservas probadas se estiman en 266.000 millones de barriles. En comparación con Estados Unidos, uno de los mayores productores de crudo, apenas alcanza los 40.000 millones de barriles en reservas probadas, comenta Jara Salas. Esto subraya la relevancia global de la FPO y el potencial de Venezuela como potencia energética.
El crudo venezolano, más pesado y menos valioso que los crudos ligeros, representa un desafío económico debido a los mayores costos de producción. “Las reservas venezolanas están divididas en tres áreas principales: la Faja Petrolífera del Orinoco con cerca de 270 billones de barriles, 21 billones en el occidente del país (el lago de Maracaibo y alrededores) y el norte de Monagas con casi 9 billones”, explica el ingeniero.
Pero la necesidad de tecnología avanzada para extraer y procesar este tipo de crudo es uno de los factores que ha limitado la capacidad de Venezuela para maximizar su producción, la cual ha caído significativamente en los últimos años. A pesar de estas dificultades, la Faja Petrolífera del Orinoco sigue siendo una reserva estratégica que, bajo las condiciones adecuadas, podría jugar un papel crucial en la seguridad energética global.

Relevancia de los yacimientos convencionales
El gobierno venezolano ha mostrado mayor interés en los yacimientos convencionales, que contienen crudos ligeros y medianos, porque son más fáciles y baratos de extraer y refinar. Este tipo de crudo es el más buscado en los mercados internacionales por su mayor rentabilidad y menor impacto ambiental. Además, la infraestructura petrolera existente en Venezuela está mejor adaptada para manejar este tipo de crudo, lo que reduce los costos operativos y facilita la comercialización.
Jorge Jara también subraya la relevancia estratégica de los recursos venezolanos, afirmando que “el crudo liviano se destina principalmente a la producción de combustible”. Sin embargo, recalca que el verdadero potencial económico de Venezuela radica en el crudo pesado, que representa una promesa para el futuro gracias a la creciente demanda en la industria petroquímica. “Esto queda evidenciado por el interés de Reliance, la empresa petroquímica más grande del mundo y con la refinería más avanzada que depende en gran medida del crudo pesado venezolano como uno de sus insumos principales”.
Desafíos y oportunidades
En una investigación publicada por el portal de noticias El Economista, el vicepresidente de AGGEP (Asociación de Geólogos y Geofísicos Españoles del Petróleo) confirma que “la producción del crudo pesado presenta grandes retos y requiere el uso de métodos no convencionales, como puede ser la inyección de vapor o el empleo de diluyentes”. Por su parte el Departamento de Energía de Estados Unidos alega que: “Con los sistemas necesarios su petróleo sería técnicamente sencillo de extraer, pero muy costoso de producir".
“Todo el mundo habla de que el petróleo va a decaer, y es cierto que se necesitará menos para generar energía eléctrica, dado que ya hay opciones como la energía solar, eólica o geotérmica. Y para los automóviles, los eléctricos son una alternativa. Sin embargo, en la petroquímica todavía no hay sustitutos, y ahí es donde Venezuela tiene una gran ventaja”, comenta Jorge Jara.
La vasta cantidad de reservas de crudo pesado en Venezuela ofrece una oportunidad significativa a largo plazo, especialmente en un contexto donde el crudo ligero se está agotando a nivel global. Si el país logra invertir en la infraestructura necesaria, podría consolidarse como un proveedor clave de crudo pesado en los mercados internacionales durante las próximas décadas.