"El predominio de la variación determina la originalidad. Variar es ser alguien, diferenciarse es tener un carácter propio, un penacho, grande o pequeño: emblema, al fin, de que no vive como simple reflejo de los demás. La función capital del hombre mediocre es la paciencia imitativa; la del hombre superior es la imaginación creadora. El mediocre aspira a confundirse en los que le rodean; el original tiende a diferenciarse de ellos. Mientras el uno se concreta a pensar con la cabeza de la sociedad, el otro aspira a pensar con la propia. En ello estriba la desconfianza que suele rodear a los caracteres originales; nada parece tan peligroso como un hombre que aspira a pensar con su cabeza".
José Ingenieros – El hombre mediocre
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I La evolución del tiempo en los contextos geopolíticos, económicos y sociales: hacia nuevos estadios de realidades teóricas y praxeológicas
Los espacios del siglo XXI posterior al Covid-19 han trastocado los viejos Estados y esquemas ambiguos de gobernabilidad en relación con estructuras políticas-administrativas, jurídicas y sociales; las cuales al no poder ir al ritmo de la neotecnología, han dejado ver que sus esquemas de burocracia y complejidades positivistas de seudoneutralidad democrática, han devenido en que tales naciones sólo se hayan anarquizado en los continuos problemas de desigualdades societarias, sobre las cuales los entornos de violaciones de derechos humanos terminan secundados en pobreza y migración.
De hecho, tales Estados, apartados de nomenclaturas peripatéticas – Sócrates, Platón Aristóteles – en condiciones de visiones geopolíticas de derechos universales, y en ironía, unidos por visiones autoritarias como hacia el pensamiento de Hobbes, y difusos en los razonamientos de la dialéctica de Hegel; y con múltiples contradicciones sobre los planteamientos de la Escuela de Frankfurt; y del mismo modo, sólo enunciadores de las deconstrucciones de Foucault o Nietzsche; para terminar enarbolando sin principios las visiones del totalitarismo analizadas por Hannah Arendt o Nelson Mandela; demuestran que tales naciones, regidas por estos tipos de gobiernos, no tienen posibilidades de asumir el desarrollo y los cauces que marcan la humanidad en este siglo; menos si éstas se encuentran apartadas de someter sus tesis ante la falsabilidad de Popper, y los mecanismos que han venido diferenciando la economía en el último lustro con los nuevas monedas digitales de intercambio comercial y financiero; mientras siguen anclados hasta en las visiones del marxismo.
De allí, que la mayoría de Estados – sobre todo en América Latina y Unión Europea -, mientras continúan en una inútil dialéctica ideológica – derechas e izquierdas – y en donde se ignoran hasta las posiciones de Prigogine quien somete una visión teórica de sistemas abiertos – disipativos - y en constante movimiento, y cuya obra, El desorden creador nos plantea en que los desequilibrios – no equilibrios – no pueden ser alcanzados por factores de ecuaciones deterministas; es obvio que, en pleno contexto, así como se ha llegado al nivel de nuevas matemáticas; debemos llegar hasta nuevos campos de la economía y la gobernanza; verbigracia, la sustitución de los actuales esquemas políticos y jurídicos; máxime en tiempos de neotecnología, los cuales son los que marcan la orientación hacia el devenir en las próximas décadas, incluyendo aplicaciones y programas denominados como Inteligencia Artificial (IA); y cuyas eventuales situaciones geopolíticas estarán determinadas en la conformación de lo que serán las próximas Zonas de Evolución Económica Biotecnológica (ZEB), sincronizadas con aquellos Estados que vayan en la orientación del cosmoestadismo y la suprageocomunicacionalidad; o sea, nuevos estadios y realidades teóricas y praxeológicas; muy distintas ante lo que hemos conocido en términos de agilidad, asertividad y efectividad de políticas públicas y privadas.
II Las Zonas de Evolución Económica Biotecnológica (ZEB)
Cuando estamos en presencia de innovadores sistemas hermenéuticos, y con amplias posibilidades de ir hacia sistemas organizados, como lo planteaba Morin (1992), es decir, hace tres décadas atrás, resulta pertinente clasificar que si las tesis de contrapesos económicos como el capitalismo y el marxismo dominaron la escena política entre los siglos XIX y XX, el siglo XXI que además es el siglo neotecnológico, no podemos continuar seguir anclados no sólo entre las teorías de Adam Smith y Karl Marx; sino que debemos ir hacia la creación de nuevos enfoques de gobernabilidad, en los cuales, no sean los mismos posicionamientos del poder de estos últimos 200 años lo que continúen como factores asociativos de la sociología, la antropología, la biología, la historia, el derecho, la economía, la arquitectura e ingeniería, y menos sobre la educación y la medicina; porque todas esas ciencias y disciplinas han entrado en el campo de la biotecnología como factores de un estadio superior con una clara vinculación entre las respuestas tecnológicas de la denominada Inteligencia Artificial (IA) en clara horizontalidad con las actividades humanas.
En tal contexto, no es posible concebir un mundo en este nivel histórico con una imitación de mentes – como lo decía Ingenieros - o de limitaciones pensativas en lo transdisciplinario, porque es precisamente lo biotecnológico lo que nos está llevando hacia sistemas de adaptabilidad en la sinergia política, económica y social; verbigracia, hay un nuevo oxigonio de gobernanza movido por la suprageocomunicacionalidad, que a su vez, está dando origen hacia el cosmoestadismo, éste ultimo como nueva teoría de complejidad económica y social, o en equipolencia, un nuevo Estado, por donde el flujo de datos se mueve de manera instantánea, y cuyas interacciones simultáneas están creando un Universo movido por aspectos físicos en algoritmos de redes que nos han permitido llegar al esquema de realidad virtual; ello en sintonía con nuevos esquemas de estructuras y posicionamientos de multinacionales de la informática y la comunicación.
Así, se han originado, desarrollado y evolucionado, distintas confluencias denominadas Zonas Económicas de Desarrollo –ZEE o ZEDE, siglas en español, según el espacio geopolítico-sobre las cuales, en la mayoría de los casos han sido importantes centros de convergencia y que ajustándose con los tiempos de redes, y además con la evolución biológica y neurológica en los compendios de la medicina contemporánea, así como la ciencia y la investigación; y también éstos articulados con aquellos aspectos digitales neofinancieros, y por supuestos de plataformas informáticas.
Una de estas ZEDE que se ha convertido en la más importante de América Latina ha sido Próspera Honduras, que incluso ya tiene extensiones en otros continentes como África, lo cual la constituye en una Zona de Evolución Económica Biotecnológica (ZEB), es decir, un centro de múltiples inversiones con ventajas comparativas para cualquier innovador o emprendedor, o grupo empresarial, porque no es una zona económica convencional, es un espacio que trasciende con la ciencia y la investigación el plano de la biotecnología que se ajusta en el decurso con las modificaciones de la suprageocomunicacionalidad y sus planos neofinancieros; todo ello en ruta hacia el cosmoestadismo, una forma de nomenclatura y estadio superior al capitalismo, que actualmente está iniciando el gobierno de Estados Unidos con el presidente Donald Trump; y más aún, Próspera como inversión de capital norteamericano, o sea, en plena concordancia y articulación de políticas de transformación absoluta contemporánea.
Las ZEDE también se están transformando en el marco del cosmoestadismo, suprageocomunicacionalidad y gobernanza; y por ello, las ZEB son el próximo estadio de estas innovadoras plataformas y centros multidimensionales de desarrollo. Son un centro de inversión, ciencia, investigación que en oxigonio con la biotecnología garantizan el éxito de evolución económica y de cualquier iniciativa en sus campos de producción de bienes y servicios. Las ZEB son los ejes transversales del cosmoestadismo, el nivel superior del capitalismo y lo que será la economía del futuro.
@vivassantanaj_
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Investigación en desarrollo. No implica que las instituciones mencionadas compartan parcial o de manera integral las opiniones del autor.