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Polítika

Estoy considerando muy seriamente que esta sea la última vez que escribo un artículo de opinión sobre política. Múltiples razones acompañan esa dubitativa decisión que puedo justificar por motivos tan inocentes como nobles. Voy a enumerar algunos: 1.- La desfiguración de la definición de Aristóteles quien concibió a la política como la organización de las […]
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Estoy considerando muy seriamente que esta sea la última vez que escribo un artículo de opinión sobre política. Múltiples razones acompañan esa dubitativa decisión que puedo justificar por motivos tan inocentes como nobles. Voy a enumerar algunos:

1.- La desfiguración de la definición de Aristóteles quien concibió a la política como la organización de las formas de gobierno, con enfoque moral y ético, así como la creación de una legislación adecuada para facilitar el desarrollo de ciudadanos virtuosos que construyeran el bien común, el buen vivir y la educación como pilar fundamental para alcanzar ese logro.

2.- La decepción que me embarga al tener que reconocer las deficiencias intelectuales, cognitivas, éticas, morales y hasta la de falta de valores y principios de las nuevas generaciones. Ese común denominador está presente en todos los que en estos días viven de la política y han hecho de ella una ramera mundial.

3.- Un video donde Lloyd Ahmed hace una brillante exposición en la ONU, dejando sin palabras a todos los miembros del Consejo de Derechos Humanos al desnudarlos por su ambigua moralidad. 

“Es evidente que el régimen de tipo medio es el mejor, pues es el único libre de sediciones. Donde la clase media es numerosa es donde menos se producen sediciones y discordias entre los ciudadanos. Y las grandes ciudades están más libres de sediciones por la misma causa, porque la clase media es numerosa; en cambio, en las pequeñas es más fácil que todos los ciudadanos se dividan en dos clases, de modo que no quede nada en medio de ellas, y casi todos o son pobres o ricos” Aristóteles. Polítika. 1296a, 13-14

El filósofo justifica la violencia como defensa propia. Las guerras son necesarias para “evitar ser esclavizados por otros”. El creador del pensamiento filosófico escribió lo siguiente: “La guerra debe ser elegida por el bien de la paz” así como inmortalizó la frase. “La guerra obliga a la gente a ser justa y moderada”.

La violencia, la guerra, el abuso de poder, el usar el poder político como herramienta para el enriquecimiento personal, es la realidad que vivimos en el siglo de la modernidad, de los medios digitales, de las maquinarias que podrían hacer eficiente la producción de alimentos y de muchas grandes ideas para las energías alternativas que nos lleve a los humanos a ser más humanos.

Luce hasta increíble la clasificación de las formas de gobierno de Aristóteles que más de mil años antes de Cristo, las dividió en puras: Monarquía, Aristocracia y Democracia y corruptas: Tiranía, oligarquía y demagogia.

Antes que cualquier ignorante de la historia y de la evolución del pensamiento filosófico desde Tales de Mileto hasta el que considero el último filósofo por solo amargarme la existencia con el Mito de Sísifo, Albert Camus. Les informo que Marx y Engels se hicieron famosos a finales del siglo XIX por su contribución al desarrollo del movimiento obrero, al proponer una sociedad con más justicia social que formase parte de la transformación de una nueva sociedad. El materialismo dialéctico y tal. Fue su principal instrumento de inclusión. La realidad cambió.

La codicia de las naciones, la avaricia y la inmoralidad de empresarios y banqueros, la desvergüenza, la corrupción de los políticos ambiciosos, así como el ansia de poder de los menos calificados para ejercer los cargos de administración pública, han logrado en menos de un siglo… llevarnos al borde de los antivalores y la ignorancia.

Debo recordar una frase casi inmortal de quien considero responsable administrativamente al generar la pequeña bola de nieve que luego se transformó en el gran alud que destrozó la sociedad moral en este país, y fue preludio de nuestra actual tragedia económica y social. Cito:

Ayer estábamos al borde del abismo, hoy hemos dado un paso al frente

Cualquier parecido a la realidad o a alguien es pura coincidencia.

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