De manera nada sorpresiva, el presidente de Colombia ha retomado su intención de polarizar el combate mediático regional contra el presidente Donald Trump, apoyado esta vez con un grupo de gobiernos que perciben en la guerra comercial existente entre Estados Unidos y la República Popular China una inmensa posibilidad de alineación política y económica con el país asiático, a objeto de seguir manteniendo el discurso antiimperialista en el que se apoyan los 11 presidentes que participaron en la IX Cumbre de la Celac y a su vez obtener apoyo financiero para construcción de infraestructuras, como es práctica común del gobierno de China con los países que le apoyan, con lo cual algunos analistas pueden pensar superficialmente que se está realizando una gran jugada geopolítica de inmensos beneficios políticos y económicos para la región latinoamericana y del Caribe.
En la Declaración de Tegucigalpa, de 8 puntos plantean los representantes de 30 gobiernos la imperiosa necesidad de respeto a los derechos humanos, el principio de no intervención, el respeto al Estado de Derecho, la integridad territorial y el rechazo de los castigos y sanciones económicas unilaterales, lo cual explica la posición en contrario a la Declaración de la República de Nicaragua, que entiende que sus violaciones manifiestas de los derechos políticos y sociales contra su oposición es un tema que no debe ser discutido en foros internacionales, evitando su exposición mediática.
Igualmente, en este punto es obvio que el presidente pro tempore o anual de la Celac, o sea Gustavo Petro, se va a enredar cuando los gobiernos de Paraguay, El Salvador, Argentina y Perú, salgan a atacar al gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela, argumentando violaciones de los derechos humanos y fraude electoral y el mismo Petro tenga que decir que su gobierno no reconoce al gobierno de Caracas, pero es un asunto interno de Venezuela.
Habrá que ver su posición política, cuando los miembros de la Caricom salgan a apoyar a la República Cooperativa de Guyana, alegando respeto a la integridad territorial, motivados por la elección de un gobernador del Territorio Esequibo el próximo 25 de mayo en las elecciones regionales en Venezuela, lo cual puede obligar a Cuba y Brasil a cerrar filas contra el gobierno de Maduro y hacerle desistir de este punto tan polémico, que une al Caribe contra el gobierno de Venezuela.
En el punto 3° de dicha declaración, la exigencia de solicitar que el próximo ocupante de la Secretaría General de la ONU sea mujer y latinoamericana es una petición explícita de entrega de dicha organización a una líder de izquierda, como la expresidenta Michelle Bachelet, que tiene en contra a todos los gobiernos que denunció como comisionada de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, incluyendo a unos cuantos de la región; Cristina Fernández de Kirchner, que tiene el apoyo casi que "unánime" de todos los gobiernos de izquierda global, sin importar los escándalos políticos o judiciales pendientes, pero que sin duda su candidatura llevaría a la administración Trump a tomar medidas extremas, incluyendo el corte financiero total a dicho organismo internacional; quedando entonces la expresidenta Dilma Rousseff, hoy en día flamante presidenta del Banco de Desarrollo del BRICS, lo que es igual que entregar dicha organización al gobierno de China, según la visión estadounidense, por lo cual, en este punto, no se puede esperar menos que otro enfrentamiento diplomático tan brutal, como el último ocurrido a punta de mensajes digitales en las cuentas de Trump y Petro.
Casi que pudiera decirse que el único punto en común en el cual todos están de acuerdo es en auxiliar a la República de Haití (punto 8°), donde no existe mayor controversia internacional.
Es en los puntos 4° y 6° donde se establece la necesidad de generar intervenciones comunes del bloque de países de la Celac 32 y avanzar en la profundización de lazos y acuerdos con otros bloques regionales, donde Gustavo Petro inicia una nueva escala de confrontación con la administración Trump al pretender hacer que los demás gobiernos se unan en su batalla política e ideológica, lo que explica el rechazo de plano de los gobiernos de Argentina y Paraguay, cuando empieza de entrada atacando la política arancelaria de Trump y anunciando reuniones políticas con la Unión Europea, China, África y los países del Golfo Pérsico, como bien ha salido reseñado en Telesur y otros medios de comunicaciones del continente.
Después de la brutal y grotesca amenaza del secretario del Tesoro de Trump contra el presidente de España, Pedro Sánchez, de "que se estaba cortando el cuello él mismo" al salir a apoyar a China en la guerra comercial contra Estados Unidos, lo cual sin duda debe haber activado a los organismos de inteligencia estadounidenses (IA & NSA) a utilizar toda la información disponible contra dicho gobierno, el cual ya tiene la enemistad manifiesta del gobierno de Israel, lo que indica futuros escándalos y revelaciones políticas para ponerle fin a la brevedad política, aprovechando la convulsa situación política de España, donde los partidos políticos se enfrentan diariamente, casi en forma de "cruzada" entre ellos, en forma mediática.
Es casi imposible imaginar que un secretario de Estado, como Marco Rubio, de origen hispano y conservador, va a dejar pasar por alto este desafío político, que amenaza de manera frontal sus planes personales, que no hace ningún esfuerzo en ocultar, de ponerle fin a los gobiernos de izquierda en Cuba y Venezuela, además de amenazar el objetivo mayor de toda la administración Trump de confrontar y derrotar políticamente al gobierno chino, por lo cual el surgimiento de un nuevo frente de batalla, donde los 11 gobiernos de izquierda, decididos a una confrontación con el gobierno estadounidense, se van a coordinar bajo el liderazgo de Petro, traerá sin duda consecuencias dramáticas a la región.
En este sentido, las iniciativas planteadas por Petro de crear un sistema de inteligencia artificial, así como una Agencia Espacial Latinoamericana y del Caribe, es una forma muy obvia de justificar la instalación de centros de investigación e instalaciones espaciales, de la República Popular China, en la región, tal como existe hoy día en Argentina, sometidas a rigurosa auditoría por parte del gobierno de Javier Milei, al igual que acontece en los puertos de empresas chinas en la República de Panamá, que seguramente serán afectados por razones políticas, sin importar si son amenazas directas a la seguridad del Canal o tienen propósitos militares.
Es prácticamente el mismo caso que la creación de una agencia energética Celac, cuyo funcionamiento eficaz solo es posible con la participación del gobierno de Venezuela, que tiene el petróleo y la disposición a usarlo por razones políticas, más allá de sus necesidades financieras internas, que son tan urgentes, que han llevado a un Estado de Excepción por Emergencia Económica.
Gustavo Petro no es ningún ingenuo para desconocer los peligros evidentes de la ruta política que ha tomado y solo falta por ver las acciones abiertas e imaginar las acciones clandestinas que asumirá la administración Trump contra su gobierno.