El presidente Daniel Noboa en su gestión de gobierno ha definido su modelo económico como neoliberal y ha defendido la dolarización. En lo político, se ha autodefinido de centro izquierda, pero ha manejado el gobierno de manera firme y con mano dura, especialmente contra la violencia de la delincuencia organizada y el narcotráfico. Como gobernante ha sido hábil, lo que le ha valido la aprobación de muchos, por lo cual, ha podido llevar a cabo reformas económicas dolorosas para la población como la reducción del subsidio de la gasolina y el aumento del IVA, todo ello, sin mayores protestas, alegando un déficit fiscal de 5.000 millones de dólares. Su gobierno ha sido de derecha y neoliberal.
A pesar de la crisis política, económica y social, su carisma, el arribo al poder de una nueva generación política, acompañado de un accionar recio en medio de una guerra contra la inseguridad y el narcotráfico transnacional, el ciudadano ecuatoriano decidió reelegirlo, ante la incertidumbre de esa conseja, de que el correísmo logró cierto grado de paz gracias a pactos con el narcotráfico, un mecanismo que se ha hecho común en algunos gobiernos autoritarios progresistas de la región. En esta oportunidad el Ecuador prefirió votar por una mano dura, la seguridad y una recia democracia.
Noboa es reelegido en medio de un cambio de paradigma internacional, una geopolítica complicada y una convulsionada disputa de liderazgo en la región entre Estados Unidos y China, ambos aliados y cooperantes fundamentales del Ecuador, por lo que habrá que descifrar cuál será la deriva del nuevo gobierno de Ecuador en materia internacional, que además se encuentra en medio de una región polarizada entre regímenes “democráticos autoritarios” y regímenes “autoritarios democráticos” que se disputan el liderazgo regional en medio de una confrontación geopolítica global.
En el caso de Ecuador su definición es más que clara por su buena relación con el presidente Trump que lo ha distinguido, pero, además no solo tiene relación personal sino afinidades políticas y comerciales con Trump. En febrero de 2024 ratificó dos convenios militares suscritos por el expresidente Lasso con Estados Unidos, con lo que se reactivará la base militar estadounidense en Manta. Entre 1999 y 2009 utilizaba Estados Unidos esta base para operaciones antidrogas en el pacifico y fue cerrada por el expresidente Rafael Correa alegando soberanía. Sin duda alguna, esta reactivación marcará un giro importante en la política de defensa exterior del país y la región.
Desde hace meses atrás, el gobierno de Noboa ha solicitado asistencia internacional para combatir las bandas criminales calificando la situación del país de una “Guerra Transnacional”, por lo que necesita la participación de otros países. Trata de posicionar a Ecuador como un socio confiable en temas de seguridad, lucha contra el narcotráfico y la defensa y promoción de la democracia en la región, razón por la cual, no ha reconocido al gobierno de Venezuela.
El nuevo desafío que tiene la nueva administración de Noboa es el resolver el contencioso internacional con México debido a la novata de los inicios de su gobierno, al violentar la Inmunidad de la sede diplomática de México para sacar al ex vicepresidente Jorge Glas, que generó una reacción de rechazo no solo de la región sino de la Comunidad Internacional, lo que ocasionó el fracaso de la XXI Cumbre de Presidente Iberoamericanos, de la cual fue sede Ecuador, y que generó la ruptura de relaciones diplomáticas con México y en la que la presidenta Sheinbaum ha dicho que “mientras sea Noboa presidente no restablecerá las relaciones con Ecuador” tal vez por aquello de “la venganza azteca”. Noboa ha adoptado políticas comerciales parecidas a las de Trump imponiendo a los productos mexicanos un arancel de 27%. México exporta a Ecuador 590 millones de dólares (febrero 2024-2025).
La política exterior de Noboa prioriza, como no podía ser de otra manera por su formación empresarial, el impulso de la inserción económica y comercial estratégica a fin de ampliar los mercados y atraer inversión. Los socios comerciales más importantes del Ecuador son Estados Unidos, la UE y China.
Durante el período de Correa, el auge de los commodities y el incremento en la demanda de materias primas por parte de China provocaron un cambio significativo en las relaciones comerciales de Ecuador. Gran parte del comercio exterior, que anteriormente se centraba en Estados Unidos, se desvió hacia China, convirtiendo a este país en un aliado estratégico clave para Ecuador. Esta relación no solo fortaleció los lazos comerciales, sino que también convirtió a China en un importante prestamista para Ecuador, con una deuda acumulada de 6.600 millones de dólares entre 2009 y 2019. Este financiamiento reemplazó en gran medida los préstamos cuestionados del FMI durante la administración de Correa.
China considera a Ecuador un socio estratégico integral, y en este año se celebrarán 45 años de relaciones diplomáticas entre ambos países. Además, el comercio bilateral ha sido significativo, alcanzando 13.000 millones de dólares en 2024, con proyectos clave como la construcción de hidroeléctricas y carreteras financiadas con capital chino.
A su vez, Noboa ha conseguido mantener una relación sólida con los organismos financieros multilaterales, lo que le ha permitido acceder a créditos por más de 4.000 millones de dólares. Estos recursos han sido fundamentales para garantizar la liquidez necesaria para que el Estado cumpla con sus obligaciones, incluyendo el pago de deudas pendientes con la seguridad social, proveedores privados y gobiernos descentralizados. Este esfuerzo no solo ha aliviado las finanzas nacionales, sino que también ha contribuido significativamente a la sostenibilidad de la dolarización.
El gran reto que tiene Noboa en su política internacional es el lograr encontrar un equilibrio en las relaciones con los dos grandes rivales, Estados Unidos y China, para así evitar costos geopolíticos y económicos a la vez, sin perder autonomía y evitar tensiones, de cuyos actores internacionales Ecuador requiere grandes inversiones y cooperación en materia de seguridad, comercio e infraestructura. Una tarea nada fácil con lo imprevisible de su amigo del norte y lo decidido del asiático en defender su espacio político y comercial, hasta ahora alcanzado en América Latina.
