
La muerte a tiros de un adolescente latino, autista y con parálisis cerebral, a manos de la policía en Idaho desató nuevamente las protestas en Estados Unidos sobre el exceso de fuerza utilizado por los agentes, que dispararon contra el menor de edad aproximadamente 15 segundos después de haber llegado a su vivienda.
Víctor Pérez, de 17 años de edad y de raíces puertorriqueñas, murió el sábado tras una semana en el hospital, donde los médicos le amputaron una pierna en su intento por salvarle la vida, pero finalmente tuvo que ser desconectado del soporte vital.
El adolescente fue baleado por la policía el sábado 5 de abril cuando recibió nueve disparos de agentes de policía de Pocatello (Idaho), ciudad en el sur del estado donde los hispanos apenas representan 9,2% de la población.
Según la policía, los agentes respondieron a un reporte de emergencia de un vecino sobre una persona supuestamente ebria que sostenía un cuchillo y que podría hacerse daño a sí mismo o a alguien más, según el audio de la llamada revelada por las autoridades.
Al llegar, los agentes encontraron en el patio de la casa al joven que caminaba con dificultad debido a la parálisis cerebral, sosteniendo un cuchillo de cocina en la mano.
Un video tomado por un testigo mostró cómo dos patrullas arribaron a la casa y aproximadamente 15 segundos después cuatro policías le dispararon al joven, que intentó acercarse a ellos.
En las imágenes se ve a los agentes alineados disparando al mismo tiempo hacia el joven que se encontraba tras una reja de metal que separaba la vivienda de la acera.
La familia explicó que el joven había agarrado el cuchillo cuando preparaban un asado.
Uso excesivo de fuerza de la policía
El caso desató una ola de críticas contra la policía por la familia, activistas y la comunidad, que reclaman a los uniformados por no evaluar la situación y usar armas menos letales contra el joven que según ellos no representaba amenaza alguna.
“Mataron a un miembro de mi familia… Su función (la de la policía) es proteger, no matar", dijo a la prensa Ana Vásquez, tía del menor de edad.
El sábado en la mañana cientos de personas se congregaron en el estacionamiento del hospital donde se encontraba Pérez para darle apoyo.
Tras conocerse su muerte, la vigilia se convirtió en una manifestación de rechazo y de reclamos por el uso excesivo de fuerza por policías, en otro caso que culmina con la muerte de una persona inocente.
La manifestación, cerca del edificio que alberga el Ayuntamiento y el Departamento de Policía de Pocatello, no fue convocada por alguna persona u organización, informó el periódico East Idaho News.
“Hay mucha gente indignada que siente la necesidad de alzar su voz”, dijo al rotativo Sunny Nelson, uno de los asistentes.
La tardía respuesta de las autoridades también indignó a la familia de la víctima.
No fue sino hasta cinco días después del tiroteo que el alcalde de Pocatello, Brian Blad, emitió un comunicado en el que se refería al suceso y pidió tiempo para que se den los resultados de la investigación.
El viernes, en una publicación en Facebook, el alcalde reconoció el dolor que el hecho ha causado en la comunidad.
El jefe de policía de Pocatello, Roger Schei, dijo que el video que circula en las redes solo muestra la escena desde un solo ángulo.
“El panorama completo requiere una revisión cuidadosa de todos los hechos y las pruebas”, opinó.
Los cuatro policías involucrados en el tiroteo han sido puestos en trabajo administrativo.
La familia ha hecho hincapié en que Pérez no entendía inglés, por lo que no pudo obedecer las órdenes de los oficiales de tirar el arma.
Luis Alicea, abuelo de Pérez, explicó al canal local KGW que el adolescente se acercó con el cuchillo a la policía, pero “no amenazaba a nadie”.