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Los secretos más oscuros de Maduro: ¡Salas secretas, espionaje cubano y ritual de sangre!

En una conversación exclusiva que sacude los cimientos del poder en Venezuela, el exsargento Graterol, quien formó parte del primer anillo de seguridad de Nicolás Maduro, ha decidido romper el silencio. Lo que revela no es solo un sistema de control y vigilancia que raya en lo distópico, sino también un entramado de influencias extranjeras, […]
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En una conversación exclusiva que sacude los cimientos del poder en Venezuela, el exsargento Graterol, quien formó parte del primer anillo de seguridad de Nicolás Maduro, ha decidido romper el silencio. Lo que revela no es solo un sistema de control y vigilancia que raya en lo distópico, sino también un entramado de influencias extranjeras, prácticas oscuras y un refugio secreto que parece sacado de una novela de espionaje. Desde una sala secreta de espionaje en Miraflores hasta rituales de brujería con sacrificios de animales, incluida una residencia oculta en una montaña rodeada de pinos, las declaraciones de Graterol exponen un régimen que opera en las sombras, lejos de los ojos del pueblo venezolano. Esta es la primera parte de una serie de revelaciones que prometen cambiar la forma en que entendemos el poder en Venezuela.

Una sala de espionaje en el corazón de Miraflores

El exsargento Graterol comienza su relato con una imagen que parece extraída de una película de ciencia ficción. Dentro del Palacio de Miraflores, el epicentro del poder político venezolano, existe una sala situacional secreta que funciona como el cerebro de un sistema de vigilancia masiva. Según Graterol, en este lugar se reúnen figuras clave del régimen: el ministro de la Defensa, los jefes de las REDI y las ZODI, alcaldes, gobernadores y comandantes generales de todos los componentes militares, desde el Ejército hasta la Milicia Bolivariana.

“Ese es un centro de comunicación donde vigilan y hacen seguimiento de cada persona del Estado”, asegura Graterol. La sala está equipada con más de 20 pantallas gigantes de 76 pulgadas y un sistema de comunicaciones especial que permite monitorear en tiempo real a militares y civiles por igual. “Ahí van monitoreando todo el personal militar y civil del Estado”, indica, dejando claro que nadie escapa al ojo del régimen. Este nivel de control, que recuerda a las distopías de George Orwell, plantea una pregunta inquietante: ¿hasta dónde llega la vigilancia del régimen sobre los venezolanos?

Cubanos al mando: la soberanía perdida

Pero la vigilancia no es lo único que Graterol denuncia. Su testimonio da un giro aún más alarmante al revelar la profunda influencia de oficiales cubanos dentro del círculo más íntimo de Maduro. En la residencia presidencial de Los Pinos, dentro de Fuerte Tiuna, los cubanos no solo custodian a Maduro, sino que controlan cada aspecto de su vida. “Para allá no sube nadie. Puros cubanos, excepto el mayor general que es director de la Casa Militar”, afirma Graterol. Incluso la comida de Maduro es preparada exclusivamente por personal cubano, eliminando cualquier presencia venezolana en su entorno inmediato.

Esta residencia, que también sirve como punto de reunión para figuras clave del régimen como Diosdado Cabello, Jorge y Delcy Rodríguez, y Tareck el Aissami (ahora preso), está bajo el control absoluto de militares cubanos vestidos con uniformes venezolanos. “Esta es la triste realidad de nuestras Fuerzas Armadas Nacionales”, lamenta Graterol, quien describe cómo los cubanos no solo custodian a Maduro, sino que también cumplen funciones de inteligencia y comunicación dentro del Ministerio de la Defensa y el CEO. Según el exsargento, hay un funcionario cubano en cada comandancia general, vigilando cada movimiento y silenciando cualquier voz disidente. “Los pusieron ahí porque tienen instrucciones de Cuba de vigilar y espiar a las personas y militares que murmuran o dicen algo opuesto al gobierno”, señala.

Un búnker inexpugnable: Los Pinos, el verdadero refugio de Maduro

El secretismo del régimen alcanza un nuevo nivel con la revelación de dónde reside realmente Nicolás Maduro. Contrario a lo que muchos podrían pensar, el dictador no habita la tradicional Casa Presidencial, La Casona, sino que pernocta en un lugar mucho más oculto: Los Pinos, una residencia desconocida para el público y diseñada para ser indetectable. Ubicada dentro de Fuerte Tiuna, esta residencia está construida en una montaña rodeada de pinos y vegetación densa, lo que la hace invisible tanto para radares satelitales como para herramientas como Google Maps. “Es una casa que no se va a ver ni siquiera por el radar satelital. La buscas en Google y no te va a dar la ubicación porque está dentro de una montaña”, asegura Graterol.

Este búnker, que Graterol describe como un refugio inexpugnable, cuenta con seis rutas de escape estratégicas, incluyendo accesos camuflados por el Hospital Militar, el Batallón Bolívar y varias alcabalas dentro de Fuerte Tiuna, como la alcabala 5, 6 y 11. “Esas son las entradas principales de la Casa Presidencial, donde cumple función el presidente de la República, y para allá no sube nadie, excepto los militares del primer anillo y los cubanos”, detalla. La información es especialmente impactante porque revela que Maduro no solo ha abandonado La Casona como residencia oficial, sino que ha optado por un escondite que parece diseñado para protegerlo de cualquier amenaza, externa o interna. ¿Por qué un jefe del Estado necesita un refugio tan elaborado? ¿Teme Maduro un ataque o una traición desde dentro de su propio régimen?

Brujería y sacrificios: el lado oscuro del poder

El testimonio de Graterol alcanza su punto más perturbador al abordar las prácticas ocultistas que, según él, son habituales en el círculo de Maduro. El exsargento describe cómo el dictador y su esposa, acompañados de generales y ministros, participan en rituales de brujería en lugares como La Mochila, en La Orchila, y en el Servicio de Alimentación del Ejército en Fuerte Tiuna, así como en Los Frailes de Catia. “Martes y jueves son días de sacrificios de animales, donde matan gallinas, perros y gatos, consumiendo su sangre en ceremonias secretas”, afirma con un tono que mezcla incredulidad y repulsión.

Pero lo que hace aún más indignante esta revelación es la hipocresía detrás de estas acciones. Recordemos la Misión Nevado, un programa que muchos, incluyéndome, creímos ingenuamente que estaba diseñado para proteger a los perros y gatos abandonados de Venezuela. Qué equivocados estábamos. Según estas acusaciones, lejos de salvarlos, Maduro ordenaba almacenar a estos animales en su comedor, no para cuidarlos, sino para sacrificarlos y consumirlos después. Graterol asegura que este personaje, que ahora está cayendo en desgracia y al que muchos quisieran ver muerto, tomaba la sangre de gatos y perros como parte de estos rituales. ¿Qué clase de sujeto puede cometer una aberración tan monstruosa? La contradicción entre la fachada pública de la Misión Nevado y estas prácticas oscuras expone una crueldad que supera cualquier imaginación.

Graterol también menciona una base de datos de brujos cubanos que operan dentro del Servicio de Alimentación del Ejército, y asegura que estas prácticas no se limitan a animales. “Me habían comentado lo del tema de los huesos, que se la pasaron sacando huesos de los cementerios, de las tumbas”, agrega, confirmando que el régimen ha profanado tumbas para obtener restos humanos con fines rituales. Aunque Graterol no presenció directamente estos actos con humanos, sí fue testigo de los sacrificios de animales: “Estando yo de presencia, puro animal, donde mataban gallinas, se tomaban la sangre, aves, perros…”.

Un régimen en las sombras

Las revelaciones del exsargento Graterol pintan un retrato escalofriante de un régimen que opera bajo un velo de secretismo, control extranjero y prácticas oscuras. Desde la sala de espionaje en Miraflores hasta los rituales de brujería en Fuerte Tiuna, pasando por un búnker oculto en Los Pinos que ni siquiera Google puede encontrar, cada detalle expone una realidad que el pueblo venezolano merece conocer. ¿Qué más esconden en las sombras del poder? En las próximas entregas, seguiremos desentrañando los secretos que Graterol ha decidido sacar a la luz, en un acto de valentía que podría cambiar el rumbo de nuestra historia.

@estebanoria

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