¡Fuera, fuera, breve vela! La vida es solo una sombra caminante, un pobre actor que se pavonea y se preocupa en su hora sobre el escenario y luego no se oye más; es un cuento contado por un idiota, lleno de ruido y furia, que no significa nada. Macbeth
Si aceptamos la división de la historia en los 4 periodos o edades que enumero: 1.- La Edad Antigua (3000 a.C./ 476 d.C.) 2.-La Edad Media (476/1453 d.C.) 3.- La Edad Moderna, que incluye el Renacentismo, hasta la Revolución francesa. 4.- La Edad Contemporánea, que podríamos ubicar hasta el nuevo milenio. 5.- La Edad Digital, a la que acabo de calificar como el contrarrenacentismo informático del siglo XXI. Quienes rigen hoy el mundo se sienten dioses al estar por encima de las leyes, el bien y del mal y de lo humano de la humanidad. Eso no es nada nuevo.
Es la misma y repetida historia del poder y de deshumanización del sentimiento hasta que Jesús de Nazaret instauró el monoteísmo y la filosofía del amor, la bondad y el perdón como la mejor definición de: “ser humano”. Quienes han imitado comportamientos ya clasificados en otros y estos tiempos como: egocentrismo, narcisismo, sadismo, nihilismo y otros ya estudiados por Freud, solo son copiones incapaces de producir nuevas desvirtudes. Son malandros sin creatividad, son fechores sin imaginación.
La Edad Antigua surge con la invención de la escritura que nos lleva a otro nivel de civilización. La organización social y estadal. La ciencia, la cultura, el arte y las literaturas. Las religiones, los alfabetos, las monedas, el comercio, los calendarios y la ingeniería, son parte de este periodo tan glorioso. No es que no había esclavos. No es que se les olvide el abuso, la explotación de los desposeídos y la crueldad. ¡No! Solo que se comenzó a pensar en las leyes que protegieran a los más vulnerables. Y miércoles ¡Llegó la iglesia con la caída del Imperio Romano, triunfó Constantino!
La fe se convirtió en instrumento de poder y dominio. Miles de hombres con sotanas, supuestos portadores de las llaves del paraíso abusaron de la bondad cristiana convirtiendo a la civilización durante 10.000 años en un infierno. 10 siglos de torturas, de arrogancia, de incendiar a mujeres tildadas de brujas. 10 siglos de historias escondidas en las mazmorras y en los sótanos del Vaticano. En alguna geografía cercana a la Capilla Sixtina.
Renacentismo. Acontecimientos como la caída definitiva del Imperio Romano, la reforma inglesa iniciada por la separación de Enrique VIII de la Iglesia Católica, el Concilio de Trento, la llegada de la imprenta, la entrada en escena de Lutero, así como el papado de León X y Clemente II nos hizo conocer el Renacimiento como uno de los periodos más productivos e imaginativos en todos los aspectos de la sabiduría del ser humano.
La reproducción de las obras de Dante, de Petrarca y de Boccaccio. El Don Quijote de Cervantes. La Commedia dell’Arte de Shakespeare o las publicaciones de Maquiavelo se conjugaron con la decadencia medieval para que en los centros del poder europeo se instaurase un nuevo modelo basado en el autoritarismo monárquico. Esa nueva clase sentó las bases del capitalismo. Renacieron las ambiciones, el atropello hacia los menos instruidos, hacia los pobres. Los esclavos de siempre, de los egipcios, de los griegos y los romanos, los perseguidos durante el reinado de mil años del clero papal, volvieron a ser solo objetos sin valor. Que falta de humanidad tiene la humanidad.
Edad Contemporánea. Ella llegó con el grito de República. Montesquieu escribe sobre El espíritu de las leyes. El filósofo nos enseña que “solo el poder controla el poder”. Los poderes ejecutivo, legislativo y judicial son la trilogía perfecta para la instauración de los gobiernos democráticos. No solo en lo político nos entregaron modernidad en esta edad. El racionalismo de Descartes y Spinoza son épicos. El idealismo de Kant, el empirismo de Locke, así como la ilustración de Voltaire y Rousseau que complementaba el pensamiento social de Marx y Engels, no nos sirvió de nada para evitar dos guerras mundiales, el Holocausto, Nagasaki e Hiroshima. Tanta hambre, tanta miseria y tanto materialismo científico, socialista, fundamentalista, e inhumano.
Oscurantismo informático. Decadencia mundial intelectual anunciada. Desprecio total por los humanos, por la civilización, por todo lo que han logrado los nuevos dioses del mundo gracias a 5.000 años. Un simple celular con varias aplicaciones destruye la juventud y la adolescencia mundial. Lo hacen a mansalva y sin piedad. Solo el deseo imposible de ser Zeus los acompaña.
Inmortalidad imposible. El fuego de Prometeo los consumirá sin piedad.
La humanidad no ha avanzado nada hacia ser más humanos. Ni la Iglesia, ni la filosofía, ni las bondades de la democracia han logrado cambiar lo perverso, lo malo, la deshumanidad que lleva la mayoría de los seres humanos en su corazón. Aún no entiendo como alguien le puede causar daño a un semejante. Aún no encuentro una solución. Aún no sé el motivo de mi esperanza.
@CarluchoOJEDA.