Los supuestos demócratas y defensores del voto en toda circunstancia o momento no hacen primarias internas para que la gente escoja a sus líderes naturales, tan solo reuniones a oscuras y de espalda al ciudadano para autoinscribirse.
La Contraloría del régimen inhabilitó a Henrique Capriles por 15 años y recientemente el TSJ del régimen ratificó esa medida impidiendo su candidatura presidencial, sin guardar ninguna formalidad de recursos y tiempo; ahora aparece habilitado.
Las detenciones y desapariciones forzosas de líderes locales, regionales y nacionales beneficiaron tanto a Maduro como al sector político que conforman Capriles y Manuel Rosales, lo que ha dejado la duda razonable de si traicionaron a sus compañeros para quedar como las figuras que deciden dentro de la oposición.
Ahora era el turno de los líderes opositores que venían trabajando duro desde las primarias hasta el triunfo de Edmundo González Urrutia, los que realmente lideran y tienen el respaldo ciudadano en su municipio y estado, de aspirar a ser elegidos a cargos de gobernador o diputado; pero Maduro ordenó una razzia en su contra.
Es normal en la política aspirar a cargos de elección popular, en virtud del trabajo y liderazgo que puedan ir ejecutando durante su carrera; sin embargo, con la metodología dictatorial de Maduro y el oportunismo de Capriles eso deja de existir.
Si permitieran primarias, ni Maduro mucho menos Capriles dirigirían nada, lo que queda del PSUV y lo que llaman “la oposición que no se opone”, solo están generando frustración en muchos políticos con liderazgo.
Es un negocio lo que están haciendo con el 25 de mayo. Tanto Maduro como Capriles hacen sus listas a dedo, permiten inscripciones consentidas y selección de cargos a discreción, intentando eliminar a cualquier liderazgo que quiera avanzar.
Lo más lógico en estos momentos para la verdadera oposición que sí exige y no suplica es sumar ese descontento generalizado que tienen los políticos de todas las partes que están quedando aplastados en este proceso fraudulento, ese liderazgo útil para el futuro político del país, la generación de relevo que en algún momento conducirá los destinos.
Los necesitamos a todos sin distinción ideológica o partidista trabajando en la fase de cobrar el 28J.