Jefe del Parque de Armas de Miraflores, intentó armar a Óscar Pérez, fue traicionado y pagó con su vida: el sargento Graterol, del primer anillo de seguridad, le revela todo al mundo.
Un testimonio devastador desde el corazón del régimen venezolano apunta directamente a Nicolás Maduro como cómplice de un crimen atroz. El exsargento Graterol, quien formó parte del primer anillo de seguridad del dictador, ha compartido conmigo y con el abogado William Jiménez una revelación que desnuda la maquinaria represiva que opera con impunidad absoluta desde el Palacio de Miraflores. En el centro de esta historia está el teniente coronel Juan Hurtado Campos, jefe del Parque de Armas de Miraflores, quien intentó armar a Óscar Pérez para desafiar al régimen, fue traicionado y pagó con su vida. Las declaraciones de Graterol, que llegan hasta la Corte Penal Internacional (CPI), exponen un sistema de persecuciones, desapariciones forzadas y crímenes de lesa humanidad que no descansará hasta silenciar a quienes se atreven a resistir.
Un caso que llega a la Corte Penal Internacional
La conversación comienza con un contexto que ya de por sí es alarmante. Junto al abogado William Jiménez, hemos llevado ante la CPI un caso relacionado con el fallecido Óscar Pérez, el exinspector del Cicpc que se convirtió en un símbolo de resistencia contra el régimen de Maduro. Sin embargo, este caso no se limita a la masacre de El Junquito en 2018, donde Pérez y su grupo fueron ejecutados extrajudicialmente. Según Jiménez, la investigación abarca los daños colaterales sufridos por personas vinculadas a Pérez, especialmente sus hermanos masones que enfrentaron persecución, arrestos arbitrarios, torturas y, en algunos casos, desapariciones forzadas.
Recibimos una respuesta extensa de la oficina del fiscal de la CPI, Karim Khan, sobre nuestra petición de investigación. La solicitud incluye no solo los eventos directos relacionados con Pérez, sino también las persecuciones sistemáticas contra masones que, de alguna forma, estuvieron vinculados a él. Algunos fueron citados al Sebin, otros arrestados arbitrariamente, torturados, y hay casos de desapariciones forzadas de las que poco se sabe. La opacidad del régimen ha hecho que demostrar estos crímenes sea una tarea titánica, pero un testigo clave ha decidido hablar: el exsargento Graterol.
El teniente coronel Hurtado: un hombre correcto en un sistema corrupto
Graterol, quien se unió a la entrevista desde un lugar no revelado por motivos de seguridad, comienza su relato con una mezcla de nostalgia y dolor. Como miembro del primer anillo de seguridad de Maduro, tuvo acceso directo al círculo íntimo del dictador. Su testimonio se centra en el teniente coronel Juan Hurtado Campos, un oficial que en 2018 era el encargado del Parque de Armas del Palacio de Miraflores, un arsenal que abastecía de armamento a la caravana presidencial.
“El Parque de Armas era un lugar inmenso”, recuerda Graterol. “Había más de 500 armas: fusiles, granadas, miras nocturnas, drones, antidrones, incluso misiles. Todo eso lo manejaba el teniente coronel Hurtado, un especialista en armamento”. Hurtado, según Graterol, era un hombre “correcto, adorable, amable”, pero también un masón orgulloso que no ocultaba su afiliación, luciendo su anillo masónico incluso dentro de Miraflores. Esta afiliación, junto con su pensamiento disidente, lo convirtió en un blanco.
Graterol conoció a Hurtado en 2016, cuando fue asignado a la caravana presidencial como parte del Grupo Zamora, en el rol de “Alfa 11”, un puesto que implica proteger al presidente en situaciones de alto riesgo, como atentados o ataques. “Hablábamos bastante, todo el tiempo”, dice Graterol. “Él tenía pensamientos muy diferentes a lo que estaba ocurriendo en Venezuela. Me preguntaba: ‘¿Qué te parece esto? ¿Cómo ves estas situaciones?’. Pero siempre con mucho miedo, porque sabía que en Venezuela no se respetaba la Constitución”.

Un plan de resistencia y una traición fatal
El punto de inflexión en la historia de Hurtado llega con su conexión con Óscar Pérez. Graterol revela que el teniente coronel tenía un plan: suministrar armas del Parque de Miraflores a Pérez para apoyar un levantamiento contra el régimen. “Él me lo dijo a mí y a otro compañero, pero con mucho cuidado, porque sabía lo que estaba en juego”, cuenta Graterol. Sin embargo, este plan fue descubierto por el régimen, y la traición vino de alguien en quien Hurtado confiaba: el primer teniente José David Coronado, de la unidad Plaza de la Huésped de la Guardia de Honor en Fuerte Tiuna.
“Coronado era el enlace entre Hurtado y Óscar Pérez”, afirma Graterol. “Tanto Hurtado como Óscar Pérez confiaban en él, pero fue quien los delató”. La delación llevó a una operación rápida y brutal. En 2018, mientras Graterol estaba de servicio en Miraflores, presenció cómo una comisión mixta de la Dirección de Contrainteligencia Militar, liderada por el teniente coronel Granko Arteaga, irrumpió en el palacio. “Llegaron de repente, lo agarraron, lo apresaron y lo desaparecieron”, relata Graterol con voz temblorosa. “Hasta el sol de hoy, siete años después, no se sabe nada de él”.
La cadena de mando: ¿quiénes sabían?
El caso de Hurtado no ocurrió en un vacío. En 2018, la cadena de mando dentro de Miraflores estaba claramente definida. El jefe de la Casa Militar era el mayor general Iván Hernández Dala, una figura clave en la estructura de seguridad del régimen. El jefe inmediato de Hurtado, por su parte, era el coronel Jesús Villamizar, quien hoy ostenta el rango de mayor general y es comandante de la REDI Central. No hay duda de que Maduro estaba al tanto de este crimen. Un crimen dentro de Miraflores, en el entorno más controlado y restringido del poder, no puede ocurrir sin su conocimiento o, al menos, sin la aprobación de su estructura de mando. La desaparición forzada del teniente coronel Juan Hurtado Campos no fue un acto aislado, sino parte de la maquinaria represiva del régimen, que ha demostrado operar con impunidad absoluta.
Un crimen de lesa humanidad
El abogado William Jiménez, con su experiencia en investigación criminal, no duda en calificar la desaparición de Hurtado como un crimen de lesa humanidad. “Legalmente, lo que debía proceder en su caso es una detención, una investigación, una indagatoria donde se respeten las garantías del debido proceso, especialmente el derecho a la defensa”, indica. “Pero aquí no hubo nada de eso. Hurtado fue detenido, aislado, separado arbitrariamente de sus funciones, y ni sus familiares ni sus abogados saben dónde está. No hay osamenta, no hay restos, no hay nada. Técnicamente, es una desaparición forzada”. Jiménez va más allá y describe estas prácticas como propias de “una élite oscura, diabólica, que ha asaltado el poder y no tiene escrúpulos”.
El régimen opera como una máquina de paranoia, viendo enemigos en cada rincón y actuando de forma sumaria, sin respetar el debido proceso ni llevar a los detenidos a tribunales. Esto es lo que hemos denunciado William y yo ante organismos internacionales, para que actúen y protejan la vida de los ciudadanos que estamos a merced de un Estado criminal.
El silencio de las víctimas y la necesidad de hablar
El miedo ha silenciado a muchas víctimas. Hemos tenido que desmenuzar la verdad ante el silencio de las propias víctimas. La forma en que el Estado actuó para neutralizar cualquier lazo con Óscar Pérez es horrible. Graterol, por su parte, siente una mezcla de impotencia y deber. “Sé cómo trabaja este sistema, cómo actúa”, afirma. “Por eso hay que levantar la voz por el teniente coronel Hurtado, hacer una campaña. Lamentablemente, creo que ya no está en este mundo. Esa gente lo asesinó”.
Una persecución más amplia: masones en la mira del régimen
La historia de Juan Hurtado Campos no comienza con el testimonio de Graterol, sino cuatro años antes, cuando un detective miembro de la masonería, hoy en el exilio, me informó de su desaparición. Este hermano, encargado de investigar el caso, me reveló que Hurtado había sido asesinado por el régimen de Maduro tras ser vinculado con Óscar Pérez. Según él, intentó profundizar en la investigación, pero un general de alto rango le impidió continuar. El detective también había recibido la encomienda de investigar otra desaparición: la del comisario jefe del SEBIN, Wilmer Muñoz. Ambos, Hurtado y Muñoz, eran masones, ambos habían sido declarados desaparecidos, y ambos estaban en la lista de contactos de Óscar Pérez.
Hablé por teléfono con las esposas de ambos hermanos. La esposa de Muñoz conversó conmigo en dos ocasiones antes de salir de Venezuela, y luego perdí contacto con ella. La esposa de Hurtado, tras ver un artículo mío publicado en El Nacional sobre su esposo, me llamó para decirme que no estaba autorizado a hablar de él. Sin embargo, el caso de Hurtado salió a la luz pública en el informe de Michelle Bachelet, donde está mencionado, y gracias a nuestra solicitud de investigación, se convirtió en un caso de interés para la CPI. Ahora, el testimonio de Graterol abre una denuncia aún más fuerte y nos lleva a pedir protección a las autoridades norteamericanas para este valiente testigo.
La gran pregunta: ¿hasta dónde llegará la CPI?
La gran pregunta es: ¿hasta dónde llegará la Corte Penal Internacional con este caso? Si bien las pruebas y testimonios son contundentes, la CPI suele moverse con lentitud, y el régimen apuesta a que el tiempo juegue a su favor. Sin embargo, la presión internacional y la exposición de estas atrocidades pueden acelerar el proceso. La clave está en seguir denunciando y no permitir que estas historias sean sepultadas en el olvido.
El sargento Graterol: un hombre valiente en peligro
Este sargento está siendo buscado activamente por Maduro; tiene una orden de captura en su contra. Está dando esta información a las autoridades, misma que estoy desplegando por este canal y por las vías que tengo a la mano, él es un testigo clave de un crimen contra alguien a quien tenemos mucho aprecio y admiración, como lo es el teniente coronel Juan Hurtado Campos, de quien la masonería venezolana se siente orgullosa.
Es muy preocupante cómo nuestra gente está desatendida, y esto no debe seguir sucediendo. Por eso, mi petición directa es al presidente Trump: le ruego que observe este caso y el de otros opositores en peligro y los proteja. Graterol no merece ser abandonado; su vida está en riesgo, y su testimonio es una luz en medio de la oscuridad que envuelve a Venezuela.
Un llamado a la justicia
Las declaraciones del exsargento Graterol no solo arrojan luz sobre la desaparición del teniente coronel Juan Hurtado Campos, sino que también exponen un patrón de represión que ha sido denunciado ante la CPI. Mientras el régimen de Maduro continúa operando en las sombras, las víctimas y sus familias siguen esperando justicia. ¿Qué más oculta este sistema que Graterol describe como una “tiranía sin escrúpulos”? En las próximas entregas, seguiremos explorando las revelaciones de este valiente testigo, cuya voz podría ser un faro para quienes aún buscan a sus seres queridos. Te sorprenderás de lo que hace Nicolás Maduro. Graterol lo revela todo.
Están invitados a ver a continuación esta conversación, que además se encuentra en mi canal de YouTube.
@estebanoria