“La propia vida es un engaño”, dice José Manuel Villarejo. El más famoso agente español, quien ha vigilado al chavismo desde dentro. Bien sabe que todo espía es un mentiroso profesional, pues se ve obligado a jamás decir todo lo que sabe, aunque sobre la conexión del gobierno español con la dictadura venezolana conoce todo
Villarejo se ha pasado la vida recogiendo información sobre todo lo que se movía en España y Venezuela. Estuvo husmeando las pistas de las relaciones comerciales ocultas entre los dos países. No se le escapó nada: empresas hispanas aquí, apaños políticos entre socialistas españoles y los del siglo XXI de Chávez; paraísos fiscales dentro y fuera de Estados Unidos, donde los bolivarianos resguardan sus narcodólares; comisionistas de ida y vuelta de plena actualidad (Aldama/Ábalos).
Su investigación más sonada, que le costó el escarnio público, fue la que tejió sobre las amantes del rey Juan Carlos I. Lo alejaron del servicio, pero no entregó sus fuentes. Como para un periodista, las fuentes son el tesoro de un espía. Villarejo estuvo detrás de esas relaciones ocultas del Borbón, desde la famosa vedete española hasta la que culminó con su abdicación, la princesa alemana Corinna Larsen. Los detalles de los ocho años de esa relación íntima, sobornos de ella al rey, documentos al parecer en manos de un gobierno extranjero, presumiblemente Marruecos. “La libido del rey se convirtió en un problema de Estado”, afirma Villarejo.
Sus investigaciones le aseguraron pronto la cercana relación política entre el ministro Ábalos (ex capitoste del PSOE de Sánchez) con la vicepresidenta venezolana Delcy Rodríguez. Una amistad que saltó a la prensa tras la famosa noche en el aeropuerto de Madrid y la ristra de maletas que pasaron sin aduana. Sobre la pista definitiva de la financiación venezolana a Podemos la dio en España en 2019, el exagente Hugo Carvajal (el Pollo), pero Villarejo había estado sobre esa pista desde antes. El Pollo sabía mucho más: sobre ETA, Venezuela-FARC, Podemos y los dineros para financiar a esos entornos.
Y sigue Villarejo, un espía inabarcable. “Venezuela vendía y vende petróleo en el mercado negro, concretamente a Cuba, que lo procesa en su refinería de Cienfuegos. El pago se recoge en la embajada cubana en Caracas, trasladado a PDVSA. De allí, bajo orden de Chávez y, después, Maduro parte iba a España, para dárselo a los de Podemos. Camuflado por la valija diplomática, el dinero no dejaba rastro”. Esos dineros, eran entregados a Monedero, según indican sus investigaciones. Monedero jamás asesoró a Chávez, sino él a éste y demás fundadores de Podemos. Es paradojo que Monedero sea ahora juzgado por ser un acosador sexual, olvidando su papel en la financiación ilegal de Podemos. La Sala de lo Penal de España archivó esa investigación en 2022.
Este super espía fue contratado por Air Europa y Telefónica para el asunto de repatriar beneficios desde Venezuela. Él afirma que los engañaron, pagaron 200 millones de dólares en sobornos y perdieron el dinero a repatriar. Esos dineros beneficiaron a los hermanos Rodríguez (Delcy y Jorge) y a la familia de Chávez, con negocios en Florida y depósitos en Delaware, un paraíso fiscal doméstico de Estados Unidos, además de Andorra e Islas Vírgenes. Air Europa desistió de la investigación que había encargado a Villarejo. Ahora sabemos que encontró otra vía de recuperar sus ganancias. El gobierno de Sánchez aprobó una ayuda de 475 millones de euros para Air Europa, y todo vinculado al caso Aldama y sus enlaces a Begoña y Ábalos. “España es un país que todo lo entierra y cuando coge la pala ya sólo quedan huesos”, sentencia Villarejo. Suele suceder.
Un periodista español, especializado en el seguimiento de los casos del espionaje, Vicente Almenara, ha desplegado la extensa actividad de Villarejo, en un libro titulado: La sombra del comisario (www.edicionesalgorfa.es). Allí da cuenta exhaustivamente del espía en sus pesquisas dentro y fuera de España. Abajo el enlace con la entrevista a Villarejo, publicada aquí el pasado domingo, firmada por David Placer.
Carlos Pérez-Ariza es doctor en Periodismo por la Universidad de Málaga.