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Qué son las tierras raras que se disputa Trump

¿Muchos se preguntan qué son exactamente y para que se utilizan las llamadas “tierras raras”? ¿Qué importancia tienen para que el presidente Trump tenga tanto interés en ellas, no solo en Ucrania sino en Groenlandia, en donde China tiene empresas de explotación? ¿Qué importancia geopolítica y estratégica ha llevado a Trump a priorizar su acceso […]
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¿Muchos se preguntan qué son exactamente y para que se utilizan las llamadas “tierras raras”? ¿Qué importancia tienen para que el presidente Trump tenga tanto interés en ellas, no solo en Ucrania sino en Groenlandia, en donde China tiene empresas de explotación? ¿Qué importancia geopolítica y estratégica ha llevado a Trump a priorizar su acceso y control?

Al parecer las denominadas "tierras raras", cuyo nombre proviene de la historia de la química, donde los "óxidos" eran conocidos como "tierras". Estas “tierras raras” comprenden un grupo específico de 17 minerales con propiedades químicas y físicas excepcionales que permiten, entre otras cosas, una conductividad acelerada. Estas características las convierten en un pilar fundamental para el desarrollo de tecnologías avanzadas, incluidas las relacionadas con la exploración espacial.

Podríamos describir a las “tierras raras” como las "vitaminas" de la era moderna, ya que son esenciales para la economía global. Su importancia radica en su amplia gama de aplicaciones industriales, como el almacenamiento de datos en dispositivos cada vez más compactos y de mayor capacidad, gracias a los avances en las extraordinarias propiedades magnéticas de elementos como el iterbio y el terbio. Además, son fundamentales en la fabricación de pantallas, drones, turbinas eólicas, motores eléctricos, armamento, entre otros.

Debido a su papel indispensable en estas y muchas otras industrias, las tierras raras son consideradas minerales críticos para la economía mundial. Una interrupción en su cadena de suministro podría tener consecuencias graves a nivel global, lo que subraya la necesidad de asegurar su disponibilidad y gestión sostenible.

Es importante destacar no solo el inmenso valor industrial, militar y estratégico de las denominadas “tierras raras” en el desarrollo moderno, sino también la situación actual de su mercado global. En la actualidad, China controla aproximadamente 70% de la producción mundial y 90% del refinado de estos minerales esenciales. Además, cuenta con reservas suficientes para abastecer la demanda durante los próximos 625 años.

Esta posición dominante coloca a Estados Unidos en una situación de alta dependencia hacia China para su abastecimiento, lo que representa un desafío estratégico considerable. Como resultado, Estados Unidos está intensificando esfuerzos para reducir esta dependencia del gigante asiático y diversificar sus fuentes de suministro.

Hay que subrayar algunos puntos clave sobre la relevancia geoestratégica de los recursos minerales en el panorama global. Si bien países como Australia, India, Canadá, Brasil y Rusia cuentan con importantes yacimientos, China mantiene una posición claramente ventajosa tanto económica como estratégica, al exportar la mayor parte de estos materiales esenciales. Cabe mencionar que Ucrania posee 5% de las reservas mundiales de tierras raras, mientras que China concentra un tercio de estas reservas a nivel global.

Este contexto nos ayuda a explicar el interés de Donald Trump en Groenlandia (además del canal antártico) y en Ucrania. Los recursos de tierras raras ucranianas, que incluyen elementos como titanio y litio, están valorados en aproximadamente 350.000 millones de dólares, según declaraciones de la viceprimera ministra de Ucrania. Sin embargo, hay que señalar que estos yacimientos se encuentran en la región minera del Donbass, una zona que, gran parte está actualmente bajo ocupación rusa. Este hecho subraya la relevancia de las dinámicas entre Trump y Putin en este contexto.

Entre otras, la postura de Trump es el buscar compensar el apoyo americano militar y financiero a Ucrania desde el comienzo de la guerra con Rusia a cambio de la explotación de las tierras raras sin explotar de Ucrania. Son los costos que pagan los países pequeños por la defensa frente a las agresiones de poderosos. Sin embargo, esta guerra ha expuesto las debilidades de la autodenominada "Rusia Potencia", que se ha visto obligada a depender de mercenarios y soldados extranjeros, como los norcoreanos, para enfrentar la resistencia del valiente pueblo ucraniano. Esta guerra ha demostrado, tal como señaló el senador John McCain, "Rusia es una gasolinera disfrazada de país", una afirmación que hoy cobra aún más relevancia.

Estados Unidos ha forzado a Ucrania a un acuerdo por las “tierras raras”, el cual a fin de cuentas derivará en estrechar relaciones a largo plazo y aliviar las fuertes diferencias como consecuencia a las exigencias por parte de Ucrania de garantías de seguridad y defensa militar que Trump ha estado reacio a aceptar. Sin embargo, este acuerdo podría marcar un punto de inflexión en sus relaciones bilaterales.

La guerra de Ucrania y las tierras raras han sido piezas de un tablero global en un juego geopolítico y estratégico que no solo influirá en el desarrollo económico y tecnológico global, sino que también ha desatado una carrera por la supremacía mundial. En este sentido, China emerge como un competidor formidable, con el potencial de consolidarse como superpotencia si Estados Unidos no recupera su liderazgo tecnológico y redefine sus políticas de cooperación. Mientras Washington ha optado en ocasiones por la imposición, Pekín ha avanzado significativamente mediante la cooperación financiera, ganándose el apoyo de países occidentales que Estados Unidos ha descuidado.

La lucha entre Estados Unidos y China por controlar la tecnología del futuro ha convertido a las tierras raras en unos de los recursos más preciados para las dos potencias. Es esencial, que Estados Unidos ajuste su estrategia, fortaleciendo alianzas a través de la colaboración, la cooperación y no de la coerción, para enfrentar los desafíos de un mundo en constante cambio y competitividad.

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