El 25 de febrero de 2025, Chile experimentó uno de los apagones eléctricos más significativos de su historia. 100% de su sociedad quedó sin servicio eléctrico.
20 millones de personas quedaron, sin previo aviso, sin el principal servicio que hace la vida cotidiana: la electricidad.
Bancos, estaciones de combustibles, domicilios, industrias, quedaron sin el flujo eléctrico. El Metro de Santiago suspendió operaciones, evacuando a miles de pasajeros y recurriendo a buses de emergencia. Los semáforos dejaron de funcionar, generando caos vehicular, mientras que los servicios de telefonía e internet sufrieron interrupciones, afectando la comunicación.
En el sector minero, esencial para la economía chilena, Codelco reportó afectaciones en todas sus divisiones, con suspensiones parciales que podrían impactar la producción de cobre, un pilar de las exportaciones nacionales (Euronews, 2025).
Además, quedó suspendida una jornada del Festival de Viña del Mar de tanto simbolismo para ese país.
Ese corte mostró -y enrostró a los chilenos- las falencias y vulnerabilidad del sistema eléctrico que necesita mayores inversiones privadas para su upgrade tecnológico tanto en generación, como principalmente en transmisión y distribución. Quizá el socialismo de Boric impide a nuevos inversionistas llegar a Chile.
Hay un organización estatal, denominada Coordinador Eléctrico Nacional (CEN), entidad encargada de supervisar el sistema eléctrico, que identificó como causa principal por "una desconexión del sistema de transmisión de 500 kV en el Norte Chico".
Esta falla técnica, aparentemente, desencadenó una reacción en cadena que afectó al Sistema Eléctrico Nacional (SEN), colapsando la generación y distribución eléctrica a nivel nacional.
Autoridades del país descartaron toda forma de sabotaje o ataques externos a la red: "No hay ninguna razón para suponer que detrás de esto hay un ataque. Sería una falla propia del funcionamiento del sistema" (Infobae, 2025).
Expertos de varias partes de Chile y de Latinoamérica fueron contundentes en esgrimir un argumento del que suscribo: el apagón expuso problemas estructurales como la falta de inversión privada en infraestructura de transmisión y la fragilidad de un sistema eléctrico altamente interconectado pero con insuficientes mecanismos de respaldo (Emol, 2025), todo por ausencia de mayores estímulos desde el estado a que lleguen inversiones específicas en esa industria.
Otro factor subyacente es la dependencia de Chile de una matriz energética centralizada y vulnerable.
El apagón destacó la urgencia de modernizar y ampliar inversiones privadas en:
a) Líneas de transmisión y modernizar existentes, especialmente en regiones que no necesariamente sean del área metropolitana de Santiago,
b) Nuevos sistemas tecnológicos de protección que podrían haber contenido la falla.
c) Inversiones para consolidar la diversificación y descentralización energética. Vale decir, la dependencia de un sistema interconectado centralizado amplifica los riesgos. Por ejemplo, mayor autonomía energética para el norte del país, aprovechando su potencial solar y eólico,
d) Inversiones en microrredes y generadoras locales con almacenamiento de energía (baterías) que reduciría la vulnerabilidad ante cortes masivos, permitiendo respuestas locales rápidas.
e) Tener protocolos estatales más eficientes, de manera que se debe mejorar y modernizar instituciones estatales y planes de emergencia para capacitar a las distribuidoras para actuar con mayor agilidad,
f) Y además, inversiones en generadores de emergencia en hospitales y servicios críticos, junto con campañas de eficiencia energética para reducir picos de demanda, complementarán estas medidas.
El apagón del 25 de febrero de 2025 fue un llamado de atención para Chile que necesita además de regulación y normas para promover renovables (que están en el camino correcto), regulación y normas para estimular nuevas inversiones en su actual sistema.
El mix de generación eléctrica de Chile en 2024 refleja el avance constante del país hacia una matriz energética más sostenible.
La generación renovable representa récord del 68% de la generación eléctrica total del país. Su mix está así: Hidroelectricidad: 27% del total de la generación. Solar: 25%. Eólica: 12%. Biomasa, Geotermia, Biogás 4%. Fósiles (Carbón, Gas Natural, Diésel): 32%.
Bueno, Chile fue siempre -hasta que volvió el socialismo- un respetado referente internacional en economía e industria. Esperemos que vuelvan a ese sitial que alguna vez ocuparon en Latinoamérica. La industria eléctrica es vital para la economía y la prosperidad. No puede haber economía, vale decir desarrollo, sin energía constante, confiable y a costo razonable.
Con datos de:
1. Ministerio de Energía (2024). "ERNC y otro récord: generación eléctrica en base a este tipo de energía llegó al 41% en lo que va de 2024".
2. Coordinador Eléctrico Nacional (2024). "Informe de Novedades".
o Link: https://www.coordinador.cl/
3. InvestChile (2025). "Generación eléctrica Chile 2024: 68% provino de energías renovables".
o Link: https://blog.investchile.gob.cl/generacion-electrica-chile-2024-el-68-provino-de-energias-renovables
4. Revista Electricidad (2025). "El camino de Chile hacia la transición energética: Perspectivas del mercado eléctrico para 2025".
X: @BorisSGomezU
