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Sviatlana, la presidenta electa de Bielorrusia

No hay la menor duda y así lo confirman todos los observadores electorales de que Sviatlana Tsikhanouskaya ganó las elecciones presidenciales del 9 de agosto del 2020 en Bielorrusia y que el régimen del dictador Lukashenko la desconoció convirtiéndose ella, en el símbolo de la resistencia pacífica y de un liderazgo femenino fuerte. Según el […]
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No hay la menor duda y así lo confirman todos los observadores electorales de que Sviatlana Tsikhanouskaya ganó las elecciones presidenciales del 9 de agosto del 2020 en Bielorrusia y que el régimen del dictador Lukashenko la desconoció convirtiéndose ella, en el símbolo de la resistencia pacífica y de un liderazgo femenino fuerte. Según el ente electoral, Lukashenko había ganado con 80,23% de los votos, mientras Sviatlana anunciaba que había ganado entre 60 y 70% de los votos.

El líder opositor Siarhei Tsikhanouski aspiró a la presidencia en ese 2020 y fue arrestado como la mayoría de los candidatos que aspiraron cuando no, fueron perseguidos, por lo que ella siendo esposa del líder opositor decidió entonces ser candidata y enfrentar al gobernante Lukashenko que por ser mujer, la desestimo como una ama de casa, declarando que Bielorrusia no estaba preparada para que una mujer fuera presidente, sin imaginar, que ella lideraría una poderosa coalición democrática que amenazaría sus 30 años de gobierno férreo.

Consumado el fraude se realizaron múltiples manifestaciones populares que no se habían visto desde que el país consiguió la independencia de la Unión Soviética en 1991, que fueron duramente reprimidas por las fuerzas armadas donde hubo muertos y más de 4.000 manifestantes presos incluidos líderes opositores obligando la intervenir la Oficina de Derechos Humanos de la ONU. La candidata Sviatlana fue forzada a exilarse, convirtiéndose en inspiración para las protestas pacíficas y sin precedentes en Bielorrusia.

El día de las elecciones después de ser retenida momentáneamente en el ente electoral se refugió en Letonia donde comenzó una larga lucha política en el exilio conformando un Consejo de Coordinación de Bielorrusia, órgano político y social para la transición a la democracia en Bielorrusia que tiene como objetivo, entre otros, la liberación de los presos políticos. Su propuesta política es la celebración de nuevas elecciones según las normas internacionales y en materia internacional quiere mantener relaciones amistosas y profundas con Rusia, buena relación de trabajo con la Unión Europea y actuar como puente entre Oriente y Occidente. En 2023 el régimen de Lukashenko la juzgó en ausencia y la condenó a 15 años de cárcel.

Es importante destacar que el Consejo de Coordinación esta integrados por personalidades política, económicas, sociales y culturales opositoras, incluido, personalidades que “alguno de ellos estuvieron una vez en el poder o cerca de él y otros que fueron expulsados y guardan rencor”, como señalará Lukashenko. Es un órgano político de unidad nacional.

Desde entonces, Sviantla Tsikhanouskayaha ha vivido en un periplo internacional en donde la han recibido como la líder electa de Bielorrusia en las Naciones Unidas, el Parlamento Europeo, los distintos países de la Unión Europea, Estados Unidos, etc. Ha sido distinguida como una de la 100 Mujeres de la BBC, las 50 The Bloomberg, fue candidata al Premio Nobel de la Paz y el Parlamento Europeo le otorgó el Premio Sajarov.

En este contexto, el 25 de enero del presente año se realizaron las elecciones presidenciales en las que el ente electoral rechazó las inscripciones de los candidatos opositores, en muchos casos persiguiéndolos y solo permitiendo la participación de los “opositores” aceptados por el gobierno y en donde terminó Lukashenko ganando por séptima vez la presidencia de Bielorrusia con 87,48% de los votos.

La preocupación de la crisis política de Bielorrusia es que el Estado está pasando de la autocracia al totalitarismo en un esfuerzo por controlar a la sociedad y al sector económico privado. El sector opositor está cada vez más fragmentado y antagónicos, poco dispuesto a hacer concesiones a Lukashenko, sobre todo Sviatlana, que es la gran electora, mientras que para otros sectores del Gabinete de Transición y los familiares de los presos políticos plantean todas las opciones, incluida la negociación con Lukashenko.

El esfuerzo que hace el régimen bielorruso para romper el aislamiento internacional y lograr el levantamiento de las sanciones no solo bastará con la liberación de presos, sino poner fin a la represión, convocar elecciones libres con observación internacional independiente y dejar de apoyar la invasión rusa en Ucrania. La crisis política de Bielorrusia desafortunadamente para la transición democrática obedecerá en gran medida a la estrategia que desarrolle el Occidente en el transcurso de la guerra de Ucrania, la decisión de Trump de negociar la paz y los intrincados eventos políticos que acontezcan en estos países del Occidente.

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