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¿Se acerca el final de la guerra en Ucrania?

Los eventos que están ocurriendo en Arabia Saudita, específicamente las negociaciones entre los gobiernos de la Federación Rusa y los Estados Unidos de América, parecen tener el objetivo final de no solamente recomponer las relaciones, diplomáticas, políticas y económicas entre ambas potencias,   sino también la necesidad de recrear las históricas reuniones internacionales de Teherán, Yalta, […]
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Ucrania misiles
Foto: EFE

Los eventos que están ocurriendo en Arabia Saudita, específicamente las negociaciones entre los gobiernos de la Federación Rusa y los Estados Unidos de América, parecen tener el objetivo final de no solamente recomponer las relaciones, diplomáticas, políticas y económicas entre ambas potencias,   sino también la necesidad de recrear las históricas reuniones internacionales de Teherán, Yalta, Potsdam y San Francisco, que definieron el mundo después de la finalización de la Segunda Guerra Mundial.

Los presidentes de ambos gobiernos, necesitan claramente dejar establecido un legado de autoridad histórico, político y legal que dejen sus nombres grabados en la historia de sus respectivos países, dada la avanzada edad de ambos presidentes y dejar un “Nuevo Orden Mundial” que en verdad sustituya al desaparecido después de la desaparición de la Unión Soviética el 25 de diciembre de 1991, abriendo una etapa conflictiva en las relaciones internacionales, cuyo análisis,  corresponden a otros artículos futuros.

En este nuevo cuadro internacional, el problema más urgente del presidente Putin es ponerle fin a la guerra de Ucrania, denominada por dicho gobierno como Operación Militar Especial, debido al enorme costo financiero anual que implica para el presupuesto federal ruso, restándole recursos esenciales para otras partidas urgentes (el impacto en la inversión social y las transferencias financieras a las 83 entidades federales rusas, ha sido enorme para sus cuentas fiscales) y a su vez, está generando una distorsión muy peligrosa de la economía rusa, al punto de llevar a la industria militar a un pico de 4,5 millones de empleados, que no están produciendo para la economía civil (hay que sumarles 1 millón de emigrados para evitar servicio militar) y consumen un porcentaje muy elevado del Producto Interno Bruto, en bienes que no generan multiplicación de capital, tales como misiles y municiones de artillería, afectando a la industria civil con enormes tasas de interés de más de 20% para sus proyectos de inversión o costos de funcionamiento, sin mencionar el impacto en la devaluación del Rublo, que afecta al ciudadano común.

Desde el punto de vista humano, también deja el peso de centenares de miles de difuntos, que generan compensaciones monetarias a sus familiares por años, así como centenares de miles de heridos, cuyo tratamiento médico y psicológico, también va a pesar en las finanzas gubernamentales, durante años. Para quienes hemos estudiado el costo de las guerras de Afganistán e Irak para las finanzas estadounidenses, no cabe duda de que esta situación será una dura carga para los próximos años en Rusia.

En este punto, el gobierno de Rusia tiene un objetivo político muy concreto como es detener la guerra en Ucrania, en términos relativamente favorables, para justificar una colosal campaña propagandística, que haga parecer que ganaron de nuevo una Segunda Gran Guerra Patria, como ocurriese en la Segunda Guerra mundial con la Alemania Nazi.

Esta puesta en escena necesita, por razones obvias, la ausencia del presidente de Ucrania (Zelenski) y de los líderes europeos de los países que firmaron el Acuerdo de Minks, cuya falta de implementación según la versión oficial rusa ocasionó la guerra en cuestión.

Este final de guerra es indispensable para el levantamiento de las sanciones comerciales y con ello, la recuperación de sus mercados naturales de exportación de sus recursos energéticos, como gas y petróleo, así como la recuperación judicial de las inversiones inmuebles y financieras de los casi mil oligarcas rusos, prácticamente todos agentes colaboradores o testaferros del actual gobierno ruso.

Estos objetivos económicos, son realmente vitales para asegurar la estabilidad a corto y mediano plazo del gobierno ruso, conformado por una nomenclatura élite conocida como “los siloviky”¹

Estos objetivos extremadamente urgentes de concretar antes de que se disparen los costos militares de la guerra (humanos y materiales), hasta el nivel de llegar a producir protestas populares y una crisis económica profunda por la inflación y las sanciones, son el aliciente que obliga a la negociación rápida con el gobierno estadounidense, puesto que no pueden seguir durante más años, sin ganar la guerra y sufriendo costes, que pueden llegar a ser inaceptables para la opinión pública, por muy controlada que este por las fuerzas de seguridad.

En el caso de Ucrania, la necesidad de negociar el fin de la guerra es mucho mayor, puesto que el financiamiento estadounidense en armas, municiones y materiales para sostener la infraestructura de su país está llegando a su fin y sin ello, es cuestión de tiempo para que las tropas rusas superen materialmente a las tropas ucranianas y en vez del Este de Ucrania, terminen perdiendo hasta la independencia y terminen bajo un régimen de vasallaje como Bielorrusia, tal como puede terminar Georgia bajo su nuevo gobierno prorruso.

Es más que obvio, que los países de Europa no pueden sustituir la asistencia financiera, material y militar (especialmente comunicaciones satelitales en manos de Interlink de Elon Musk y datos de inteligencia estratégica del Pentágono y la CIA), que recibe Ucrania desde Estados Unidos, para sostener la guerra contra Rusia y por ello, sus presidentes y primeros ministros son víctimas en primera fila del desprecio público, notorio y comunicacional de la Administración Trump, como lo fueron en la época de Biden durante la desastrosa evacuación de Afganistán que dejó dicho país en manos de los Talibanes, sin que los movimientos sociales feministas o de Derechos Humanos pudiesen hacer algo más que protestar por los medios de comunicación.

Para Estados Unidos, el finiquito de la guerra de Ucrania, es muy importante por varias razones de diverso tipo, como por ejemplo:

1. Desde el punto de vista financiero, necesita poner fin a los desembolsos multimillonarios que se cargan anualmente desde hace 3 años para financiar la supervivencia política y militar de Ucrania, que generan una enorme indignación entre los contribuyentes estadounidenses, que reclaman que necesitan dicho dinero para gastos sociales o de infraestructura dentro de Estados Unidos, como denunció el mismo Trump, acerca de las deficiencias materiales y financieras de los Bomberos de California para combatir los megaincendios de Los Angeles. Es el mismo razonamiento que ha llevado a la destrucción de la USAID, que atendía emergencias humanitarias y proyectos sociales, culturales y sanitarios en 130 paises, mientras existen casi 50 millones de estadounidenses en situación de pobreza, según datos estadounidenses.

2. Desde el punto de vista económico, se presenta la oportunidad de “cobrar” la ayuda realizada, incluso obteniendo beneficios muy superiores a los fondos invertidos, como se aprecia del siguiente texto:

“La exigencia de Donald Trump de que Ucrania pague 500.000 millones de dólares (400.000 millones de libras esterlinas) va mucho más allá del control estadounidense sobre los minerales críticos del país. Abarca todo, desde los puertos y la infraestructura hasta el petróleo y el gas, y la base de recursos más amplia del país. Los términos del contrato que llegó a la oficina de Volodymyr Zelensky hace una semana suponen la colonización económica estadounidense de Ucrania, a perpetuidad legal. Implica una carga de reparaciones que es imposible cumplir. El documento ha causado consternación y pánico en Kiev. El Telegraph ha obtenido un borrador del contrato previo a la decisión, marcado como “Privilegiado y Confidencial” y fechado el 7 de febrero de 2025. En él se establece que Estados Unidos y Ucrania deben formar un fondo de inversión conjunto para garantizar que “las partes hostiles al conflicto no se beneficien de la reconstrucción de Ucrania”. El acuerdo cubre el “valor económico asociado a los recursos de Ucrania”, incluidos “recursos minerales, recursos de petróleo y gas, puertos y otras infraestructuras (según lo acordado)”, sin dejar claro qué más podría incluirse. “Este acuerdo se regirá por la ley de Nueva York, sin tener en cuenta los principios de conflicto de leyes”, afirma. Estados Unidos se quedará con 50% de los ingresos recurrentes que reciba Ucrania por la extracción de recursos y con 50% del valor financiero de “todas las nuevas licencias emitidas a terceros” para la futura monetización de los recursos. Habrá “un derecho de retención sobre dichos ingresos” a favor de Estados Unidos. “Esa cláusula significa ‘páganos primero y luego alimente a sus hijos”, dijo una fuente cercana a las negociaciones. En el documento se establece que “en todas las licencias futuras, Estados Unidos tendrá derecho de preferencia para la compra de minerales exportables”. Washington tendrá inmunidad soberana y adquirirá un control casi total sobre la mayor parte de la economía de materias primas y recursos de Ucrania. El fondo “tendrá el derecho exclusivo de establecer el método, los criterios de selección, los términos y las condiciones” de todas las licencias y proyectos futuros. Y así sucesivamente. Parece haber sido escrito por abogados privados, no por los departamentos de Estado o de Comercio de Estados Unidos”.²

3. Desde el punto de vista militar, quedo demostrada la superioridad de los equipos bélicos estadounidenses y con ello, su posición en las ventas militares anuales, ante la evidente demostración de la incapacidad rusa para derrotar a Ucrania. Igualmente en este sentido, demostrado en forma obvia que sin armas atómicas, la amenaza militar convencional rusa, sobre otros países mucho mejor equipados dejó de ser una amenaza creíble, a pesar de la enorme experiencia adquirida por sus Fuerzas Armadas en esta guerra.

4. Desde el punto de vista político, se puede especular o calcular cambios importantes en la escena internacional a nivel global, después de concretarse los acuerdos finales de Paz para Ucrania.

En definitiva, el agotamiento y la posibilidad de una catástrofe nacional, obliga a los contendientes a una negociación que puede llegar a tener muchos más críticos intelectuales y políticos que el recordado Tratado de Versalles que se le aplico a la Alemania imperial después de la Primera Guerra Mundial.


¹ Willerton, John (2005). "Putin and the Hegemonic Presidency". In White, Gitelman; Sakwa (eds.). Developments in Russian Politics. Vol. 6. Duke University Press. ISBN 978-0-8223-3522-1.

² https://www.telegraph.co.uk/business/2025/02/17/revealed-trump-confidential-plan-ukraine-stranglehold/

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