
Más son los que le temen. Y no es exageración. Es feroz e implacable, casi imposible. Casi. El público del Festival de Viña del Mar se ha hecho conocido por ser excesivamente crítico con los artistas que pasan por su escenario. Por eso fue bautizado con el curioso apodo de “el Monstruo".

El nombre, según medios especializados chilenos, se debe a la gran influencia que ejerce el público en el desarrollo del festival. Su capacidad para expresar aprobación o descontento de manera ruidosa y masiva, con abucheos y gritos, es única.
Dicha ferocidad viene acompañada, a su vez, de algunas características geográficas de la Quinta Vergara, como la ubicación de los asientos en graderías y el escenario pequeño y centrado. Al pisarlo, da la impresión de una gran boca, lo que le confiere ese aspecto pantagruélico.
No basta con ser famoso
El primer registro que se tiene del "Monstruo" de Viña es de 1968. Los asistentes, sin piedad, pifiaron a la cantante Gloria Simonetti en la competencia folclórica. Sin embargo, ella no se desanimó y ganó la misma competencia al año siguiente.
La cantante solo sería la primera víctima. De ahí en adelante, tanto cantantes, humoristas, bailarines y todo aquel que se subiese al escenario podía desencadenar la furia del exigente público. Dicho y hecho, el grupo de espectadores del festival le rindió honor al nombre a la posteridad.
Así, pues, no basta con ser famoso o tener una trayectoria exitosa para ganarse su aprobación.
Durante los últimos años el público se ha vuelto más duro, en particular con los humoristas, que deben tener una muy buena rutina para no ser abucheados. En este aspecto destaca Ricardo Meruane, quien estuvo no más de 20 minutos en el escenario contando chistes repetidos y diciendo cada cierto tiempo “Gracias, gracias, no se molesten”. El "Monstruo" se lo comió.
Pasó lo mismo este 2025 con el comediante venezolano George Harris.
Este domingo, subió al escenario de la edición 64 del festival chileno. Al poco tiempo de comenzar su rutina, no obstante, parte del público comenzó a sabotear su presentación con abucheos y gritos.
Y es que el anuncio de su participación en Viña del Mar, en noviembre pasado, desató una ola de críticas en redes sociales que se remontan a unos post antiguos en su cuenta de X sobre Salvador Allende. Tras los comentarios, varios usuarios en redes sociales pidieron que la organización lo sacara del evento porque —consideraron— el "Monstruo" no tendría piedad con él.
Sin embargo, Harris respondió a estos cuestionamientos: “Esa gente que escribe ‘no te presentes’: deja la droga que está afectando tu cerebro. Relax, que todo va a estar bien, ¡Gaviota!”, continuó.
“Un consejo que les doy a mis haters, a la gente a la que no le gusta el trabajo del otro: amigo, pase. No se amarguen la vida, eso trae enfermedad, depresión (…) Vivan la vida. Traten de hacer una receta de esas que ustedes escriben. Monten un arroz bueno, monten pollo, inviten a alguien a comer a su casa, ocúpense de ustedes mismos”.
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Vale acotar que el público también —en algunas ocasiones— "ataca" a los presentadores del evento.
Sucedió en 2007: abuchearon a Tonka Tomicic y Sergio Lagos cuando estos bajaron a Ana Torroja y el público deseaba que ella siguiera actuando.
Y es que el poder de los asistentes sobre los artistas que pisan la Quinta es inconmensurable, algunas veces se los comen y otras, pocas en comparación, los aclaman.
El "¡Buuu!" del "Monstruo" de Viña
El "Monstruo" es políglota. Además del español, que es su idioma materno, sabe italiano, inglés, sueco y hasta noruego. Gusta de enviar mensajes a sus seres queridos y al mundo entero a través de grandes carteles que levanta con sus manos frente a las cámaras del gran anfiteatro que lo conforma.
Cada noche, durante una semana, se levanta de su hibernación, alza sus manos y crea el símbolo de su más preciado trofeo: la Gaviota, que entrega a los cantantes que consiguen su amistad.
A pesar de su reputación, dicen, es honesto y frentero. Cuando no se encuentra de acuerdo con algo lo hace saber sin titubear así esté en contra de los jurados que juzgan con él a los participantes de su festival. Los artistas lo adoran. Incluso si no es recíproco. Saben que dependen de su aprobación para salir de allí con la Gaviota de oro y no con un fuerte ¡buuuuu! Y trabajan por ello.
Tiene la fuerza de 15.000 personas, la visión de 30.000 ojos y el sabor latino para bailar desde una balada hasta reguetón, como hicieron con Wisin y Don Omar en 2016.
Alejandro Sanz, Eros Ramazzotti, Marco Antonio Solís, Ricardo Montaner, Backstreet Boys y Ana Torroja han estado entre sus grandes favoritos. Tanto que hasta han repetido.
Así es el "Monstruo" de la Quinta Vergara.