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La era Trump, el cierre de USAID, el desplome "Woke" y la izquierda caviar

La primera bofetada a la izquierda regional por parte de la nueva era Trump fue el rechazo reciente en Costa Rica de parte del secretario de Estado, Marco Rubio, a no reunirse con sandinistas disidentes del orteguismo y otros quienes, proviniendo de sectores democráticos, torpemente se han aliado con estos, sobre todo en la agrupación […]
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La primera bofetada a la izquierda regional por parte de la nueva era Trump fue el rechazo reciente en Costa Rica de parte del secretario de Estado, Marco Rubio, a no reunirse con sandinistas disidentes del orteguismo y otros quienes, proviniendo de sectores democráticos, torpemente se han aliado con estos, sobre todo en la agrupación Monteverde, quienes le pidieron a dicho funcionario una reunión en la reciente gira por Centroamérica que no incluía a Nicaragua. Pero este hecho es apenas la punta de lanza para una disposición ejecutiva con un efecto mundial, —que evidentemente deja en el aire a miles de fastidiosos de las izquierdas, de la deforme sociedad civil y hasta de aprovechados de la mala derecha y de la derecha misma, vividores de los impuestos de los estadounidenses—, beneficiados sobre todo por la administración demócrata pero también republicana, hasta este fin.

Pero este recorte de la Agencia Federal Independiente de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID por sus siglas en inglés), que por décadas se ha encargado de suministrar fondos económicos y humanitarios a centenares de grupos beneficiados por la cooperación gringa, esta vez va más allá de lo imaginado, pues hasta sectores estadounidenses antisociales como el movimiento “Woke” (cuyo significado literal es "desperté") sufrirán estas medidas.

Ya en América Latina las listas de beneficiarios empiezan a salir publicados por todos lados, generando incertidumbre y descalabros vergonzosos  por parte de los beneficiarios, de entre los cuales muchos de estos han encontrado un cómodo “modus vivendi” desde sus “plataformas” sociales o mediáticas. A vuelo de pájaro basta echar una mirada a los informes de prensa de la región y los resultados son asombrosos. Devastadores, y esto que faltan los informes oficiales de los fondos recibidos.

En Perú hay una fundación, la Gustavo Momeh, que acapara redes y subredes de medios en línea y en otros programas, monstruosamente decepcionante, pues demuestran una debilidad del sistema institucional democrático, viciado y corrupto, en donde queda demostrado que los depredadores del erario público no solo provienen de segmentos de los estratos políticos que buscan el poder, sino de la misma sociedad civil y de la sociedad en general, del periodismo, de los gestores de la cultura, la economía, las famosas agendas sociales y todo aquello que la gestión pública y hasta privada abarca. Algo más apabullante se dice de los cubanos que se supone, combaten a la tiranía desde el exilio en Miami, pero quienes a decir verdad, en casi 70 años, no han logrado hacer nada relevante para salir del injerencista y promotor de guerrillas latinoamericanas: el castro comunismo cubano.

Quienes se han enriquecido o beneficiado con la ayuda exterior, en este caso de la de USAID, son lacras que merecen ser tratadas como se trata a un alcalde, diputado o presidente quien, llegando con una mano adelante y otra por detrás, sin un centavo en la bolsa, desvalijan al Estado y enriquecen la planilla del llamado “Estado Botín”.

De México a Chile los cayos que se machucan son demasiados, y esto tiene que tener un final. La danza de dólares ha sido más que fastuosa, y chorrea sangre en casos como el de Nicaragua, donde desde una aparente lucha contra la dictadura de Daniel Ortega, son muchos los millones de dólares que se han invertido en manos de facinerosos turistas políticos, activistas de redes, movimientos y plataformas, viajeros de primera clase, depredadores de la cooperación internacional, holgazanes sociales quienes, hablando sin pelos en la lengua y a calzón quitado, no han hecho nada visible, oportuno y meritorio que merezca el reconocimiento público de sus actividades, mientras muchos sufren cárcel, pobreza y miseria social.

No podemos aspirar a vivir en democracia  arrastrando vicios milenarios como la corrupción, venga de donde venga.  La nueva administración Trump ha venido con muchas agendas, unas criticadas y otras meritoriamente celebradas. Es aún muy reciente juzgar, pero si por la víspera se saca el día acciones como estas merecen ser aplaudidas. Es obvio que nadie está en contra de la cooperación internacional, pero sí en contra del mal uso de los fondos concedidos por esta. ¿Tomará la Unión Europea las mismas medidas? Por ahora, bien por la Era Trump, bien por Marco Rubio en su gira exitosa por Centroamérica.  No son estos momentos de perder el tiempo con enjambres  como el movimiento  "woke", que manipulan el sentido de la empatía y el bien social.  Ni de agendar a  oportunistas y vividores de los impuestos internacionales. Tampoco de amamantar a la izquierda caviar.


El autor es escritor y periodista nicaragüense exiliado en Estados Unidos. Columnista Internacional

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