La educación superior tiene un papel crucial en el desarrollo de cualquier país, y la Universidad Central de Venezuela (UCV), la principal casa de estudios del país, debe asumir ese desafío como una actividad permanente que atiende las transformaciones del entorno político, económico, social y cultural y los desafíos que emergen de cada cambio.
El equipo rectoral de la Universidad Central de Venezuela (UCV) ha asumido la tarea de llevar a cabo una reforma curricular en las 68 carreras de pregrado. Esta reforma tiene como objetivo implementar un modelo de enseñanza-aprendizaje basado en competencias. En efecto, el currículo de la UCV requiere atención inmediata, pues es una necesidad urgente.
La desactualización de los programas académicos, la rigidez en las estrategias de aprendizaje y los abordajes exclusivamente focalizados en la teoría limitan la formación del estudiantado para el desarrollo de habilidades y destrezas verdaderamente efectivas en medio de dinámicas signadas por el vertiginoso e indetenible desarrollo de las tecnologías de información y comunicación.
Es imperativo que desde la UCV sea posible hacer aportes útiles a la sociedad en general y a las comunidades en particular, para que la producción del conocimiento sea palpable por la gente, esté legitimada por una auténtica conexión con necesidades reales y no quede enfrascado en ejercicios meramente académicos y crípticos.
Además de herramientas para insertarse en el mercado laboral y desarrollar un proyecto profesional individual, quienes egresan de la UCV deben preservar su compromiso con el desarrollo del país.
El currículum debe ser mucho más que un listado de cursos y asignaturas, sino, más bien, una hoja de ruta que guíe el aprendizaje construido colectivamente y que admita eventuales ajustes durante el recorrido.
Una de las estrategias a considerar para transformar los procesos educativos que tienen lugar en la UCV es la educación abierta y a distancia. Esta modalidad no solo amplía el acceso a la educación, sino que también ofrece flexibilidad a aquellos estudiantes que no pueden asistir a clases presenciales. Integrar plataformas digitales y recursos educativos abiertos facilita el aprendizaje y atendería a una mayor diversidad de estudiantes. Sin embargo, ello requiere una sustancial inversión para disponer de una estructura informática eficiente y segura, que incluya previsiones de sostenibilidad económica, lo cual incluye mantenimiento y actualización permanentes.
Además, es esencial que la UCV implemente un aprendizaje basado en proyectos. Este enfoque permite que los estudiantes apliquen lo que han aprendido en situaciones reales, fomentando el pensamiento crítico y la colaboración. La creación de proyectos interdisciplinarios puede enriquecer la experiencia educativa, preparando a los estudiantes para los retos del mundo laboral.
La internacionalización del currículo también es una necesidad urgente. En un mundo globalizado, los estudiantes deben estar conectados con otras experiencias de aprendizaje. Establecer convenios con universidades extranjeras promovería el intercambio académico, enriqueciendo la formación del estudiantado.
Además de necesaria, la reforma curricular en la Universidad Central de Venezuela es una oportunidad para revitalizar la institución y garantizar que sus egresados estén bien preparados para enfrentar los desafíos del siglo XXI.
La UCV tiene el potencial de convertirse en un referente en la educación superior en América Latina, pero esto solo será posible si se toma en serio la tarea de transformar su currículo en uno que responda a las necesidades actuales y futuras de la sociedad.
El desarrollo de competencias en la educación busca preparar a los estudiantes para aplicar sus conocimientos en situaciones reales. Claude Lévi-Strauss, reconocido por su enfoque en la antropología, es uno de los autores más influyentes en la integración de la teoría y la práctica en este ámbito. Su propuesta destaca la importancia de conectar el aprendizaje teórico con experiencias prácticas, lo que permite a los estudiantes comprender mejor los conceptos y utilizarlos de manera efectiva en su vida diaria y profesional.
Varias universidades de renombre han implementado con éxito el método de enseñanza por competencias, mejorando la calidad educativa y formando más integralmente al estudiantado para el mundo laboral. Por ejemplo, Stanford utiliza el d.school para fomentar la innovación a través del diseño centrado en el usuario, mientras que Harvard aplica un enfoque basado en casos que permite a los estudiantes analizar problemas empresariales reales.
Asimismo, Wageningen integra proyectos comunitarios relacionados con la sostenibilidad, la Universidad de Queensland promueve el aprendizaje activo mediante simulaciones y estudios de caso, y el Tecnológico de Monterrey se enfoca en la colaboración con la industria a través de prácticas y proyectos reales. Estos enfoques no sólo desarrollan habilidades técnicas y blandas, sino que también empoderan a los estudiantes para ser agentes de cambio en sus comunidades.