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Intento de autogolpe militar de Maduro es una ofensa a los venezolanos y al liderazgo de EE UU

Venezuela no está en guerra ni sufre una catástrofe natural; la militarización de la capital es producto del miedo de Maduro y su intento de juramentación forzada, un autogolpe de Estado; el propio gobierno busca afianzarse por la vía militar en el poder y eliminar por la fuerza a la oposición política. El tema de […]
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Nicolás Maduro calificó de progresista la Ley Simón Bolívar
Foto: EFE

Venezuela no está en guerra ni sufre una catástrofe natural; la militarización de la capital es producto del miedo de Maduro y su intento de juramentación forzada, un autogolpe de Estado; el propio gobierno busca afianzarse por la vía militar en el poder y eliminar por la fuerza a la oposición política.

El tema de Venezuela es tan sencillo como que un grupo con características violentas no quiere abandonar el poder y no aceptan que quien les ganó las elecciones sea un político con tendencia liberal de derecha.

Un Maduro rodeado de aduladores pretende sin votos ni apoyo popular conducir sin resistencia los destinos del país; con un Estado gigante burocrático cuya misión es de mantener oprimido a la ciudadanía a disposición del dictador.

El 9 de enero es la convocatoria a la lucha por la democracia, hacer respetar el mandato de la mayoría del pueblo venezolano.

Es falso que el liderazgo político opositor vende falsa expectativa, son las condiciones propias del momento y tiempo político que generan en cada ciudadano dentro y fuera del país la esperanza legítima que este régimen opresor y corrupto llegue a su fin.

La alta expectativa es intrínseco a las condiciones que existen; es una realidad que seamos mayoría y que el descontento militar-policial existe, evidenciado por las deserciones, bajas y murmuraciones de sus miembros que demuestran querer un cambio; dudo que el régimen pueda someter a 50 mil profesionales militares y policiales que están en condiciones de pobreza y con armamento igual que ellos.

La Fuerza Armada solo tendrá futuro con otro gobierno, existe unas garantías generales para todo el que actúe en recuperar la democracia.

Edmundo y María Corina han hecho lo que políticamente corresponde, en un momento como estos, permitir que el pueblo con su lucha decida su propio destino y apoyarlos con todos los medios.

El país está actuando, el venezolano es muy creativo y sabe como golpear a esta tiranía donde les duele; con un factor a favor, que el régimen solo sabe que somos mayoría, pero no quienes son ni donde están.

Aquel padre, madre o abuelo civil o militar que dude en salir a luchar, sabe que está condenando su vida y la de sus hijos, que vivan con más miseria e igualmente serán ellos dentro de algunos años los que arriesgaran sus vidas por salir del mismo régimen que pretenderá mantenerse siempre.

Maduro se está sentenciando a vivir escondido, con miedo a su seguridad y rodeado de escoltas; Venezuela no es una isla como cuba y Petro ni Lula le duraran por siempre, tendrá que seguir viviendo entre Miraflores y Fuerte Tiuna con el temor latente de quienes quieren cambio y conocen que las posibilidades políticas fueron eliminadas.

El tema de Estados Unidos es relevante siendo la potencia militar del continente; su misión diplomática para Venezuela no está dentro de Venezuela sino en Colombia, viendo los toros desde la barrera dijeran en mi pueblo, mientras el apoyo militar de Rusia a Nicolás Maduro es grande, directo y tangible con flotillas y naves que llegan.

Maduro es el único sujeto en el continente americano, que se atreve y es capaz de organizar grupos delincuenciales y usar el territorio para enviar droga a Estados Unidos sin consecuencia por esto; tal vez comencemos a ver a nicaragua, Honduras, México copiando este tipo de agresiones contra Estados Unidos.

A quienes retan realmente estas dictaduras es a Estados Unidos, la imagen para quienes vivimos en América es de anarquía, desesperación, inestabilidad y angustia; millones de ciudadanos salen forzados de sus países buscando oportunidad de vivir en libertad.

En el caso de Venezuela, nos encontramos con una cúpula que enfrenta cargos de corrupción, droga y violaciones de los derechos humanos acusados en el propio Estados Unidos.

No queremos guerras en nuestro continente, pero el peso político, militar y tecnológico de los Estados Unidos, permite que se respete los pactos sociales que garantizan la estabilidad en cada país y la región.

Son 12 años de negociaciones y sanciones económicas impulsadas por Estados Unidos, para intentar que un violento Maduro regrese a la democracia, fue un fracaso, este tipo de sujeto con sus trastornos psicológicos ven la realidad de modo distinto al de una persona normal.

 

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